25 Aug Jaque al mail: en algunas oficinas y entre adolescentes casi no se usa
Por Marcelo Bellucci
De a poco, el uso del correo electrónico se fue desvirtuando y en los últimos años, otras herramientas de comunicación más ágiles pusieron en entredicho sus servicios. WhatsApp le gana en el terreno de las charlas informales entre amigos y familiares, y Slack, en las comunicaciones internas del ámbito laboral.
Si bien hoy todos tienen una cuenta de mail, algunos estudios señalan que hasta el 70% de los mensajes que se reciben son de máquinas que acometen con publicidad, avisos de nuevos seguidores en redes sociales, suscripciones y registros varios.
El mail fue uno de los símbolos del desembarco de Internet en la cultura moderna. Y si bien el programador estadounidense Ray Tomlisnon diseñó su estructura en 1971, no fue hasta 1996, con la llegada de Hotmail, que alcanzó su apogeo. Sin embargo, en la actualidad, quedó asociado con un bajo margen de productividad y altos niveles de estrés.
“Uso el mail sólo para iniciar sesión en algún sitio o registrame El último que mandé fue hace un mes. En cambio, todos los días uso WhatsApp y Snapchat”. Lucas Lupo, 17 años.
Muchas empresas ya comenzaron a gestionar su baja. En Argentina, Snoop Consulting anunció que en los próximos meses dejará de usar mail. “A casi 50 años del primer correo electrónico, su existencia en las empresas nunca se cuestionó, hasta ahora. Problemas como el spam corporativo, la aparición de canales de comunicación más poderosos y plataformas sobre redes sociales, resultan más atractivos y eficientes para la colaboración entre las personas dentro de las empresas”, señala Gustavo Guaragna, CEO de esta firma.
En la actualidad hay 4.920 millones de cuentas de correo electrónico en actividad, según los cálculos del sitio Statista. Y aunque todos los sitios web solicitan una dirección de correo, a modo de verificación o como centro de notificaciones que no requiere respuesta, los jóvenes lo consideran un engranaje obsoleto.
La generación Z -nacidos entre mediados de los ‘90 y los 2000- desafía las leyes del correo electrónico, lo que supone un problema de comunicación entre oficinas. Estos adolescentes que comienzan a ocupar puestos de trabajo y que para 2020 representarán el 20% de la fuerza laboral, prefieren comunicarse a través de plataformas inmediatas como WhatsApp, Snaptchat o Instagram.
Un estudio difundido por Pew Internet sobre el comportamiento de la Generación Z, sobre una base de 2 mil adolescentes, indicó que sólo el 6% dijo mandar al menos un mail diario, mientras que el 39% reconoció nunca haber enviado uno. En contraste, un 92% de estos adolescentes chatean a diario con sus contactos.
A esto se le suman las grandes dificultades que acarrea desde sus años jóvenes: el spam, que obstaculiza el ingreso a la casilla con millones de solicitudes, promociones o descuentos que nadie revisa. La compañía de telecomunicaciones AT&T reveló recientemente que el 75% del tráfico de correo electrónico es “sospechoso”, lo que implica que 400 millones de mensajes llegan a las bandejas de entrada sin ser solicitados.
Otra zona endémica es su vulnerabilidad. Los piratas informáticos y los virus explotan las flaquezas del e-mail para propagarse a otros rincones del sistema operativo. A diario, en Gmail ingresan unos mil millones de usuarios por lo que Google se enfrenta a serios obstáculos para proteger ataques. El 70% de los mensajes en sus bandejas de entrada son spam, según la propia compañía. Para frenar esta invasión está usando inteligencia artificial, sobre todo para rastrear donde los humanos fallan.
El salto al vacío del coreo electrónico se produjo al avanzar desde las computadoras al celular, un entorno donde nunca logró mantener el equilibrio. Ya que en forma simultánea, aparecieron apps que lograron optimar sus funciones. Así, para la vida social, WhatsApp demostró ser más cómodo y directo, mientras que en el ámbito corporativo, Slack comienza a recortarle terreno.
Para chatear con amigos y familiares, WhatsApp es irreprochable, ya que otorga una comunicación más fluida e instantánea y permite adjuntar archivos con facilidad, realizar videollamadas en grupo, establecer un streaming y más. Aunque en una empresa con un amplio número de trabajadores pierde efectividad debido a que este sistema no suele ser considerado un canal formal.
Así, entra en juego la plataforma Slack, con más de 5 millones de usuarios activos al día, de los que 1,5 millones están adheridos al servicio pago y genera unos 150 millones de dólares por año. Su gran virtud es que, sin resignar diseño, se diferencia de las redes sociales. El detalle más evidente es que los contactos están agrupados en canales. Por ejemplo, uno para hablar con los proveedores, otro para realizar pedidos y un tercero para impartir directivas a otros compañeros.
CLARIN