23 Aug 7 noticias sobre el VIH para prestar atención en los próximos años
Por Nicolás de la Barrera
Cada año, especialistas en VIH de todo el mundo se reúnen para intercambiar las últimas novedades sobre la infección, los avances y las nuevas estrategias de tratamiento. Este año, la IX Conferencia de VIH de la Sociedad Internacional de Sida (IAS), también conocida como la conferencia de la ciencia del VIH, tuvo lugar en París.
Y si bien es cierto que todavía no hay noticias de la tan esperada vacuna o de una cura definitiva, cada vez empieza a hablarse con más fuerza de la remisión de la infección, del uso de la inmunoterapia para frenar al virus y de tratamientos con antirretrovirales de larga duración. La resistencia del virus a algunas drogas sería la contracara de los pasos dados hacia adelante para mejorar la calidad de vida de las personas con VIH y detener la epidemia. A continuación, las últimas novedades en el tema, que pueden ayudar a los 120.000 argentinos que conviven con el VIH en nuestro país:
De qué hablamos cuando hablamos de remisión
En el mundo, solo una persona logró la cura de la infección por VIH. Su nombre: Timothy Ray Brown, el “paciente de Berlín”, quien no volvió a presentar la infección tras un trasplante de médula ósea de un donante con una rara mutación genética. Nadie más salvo él alcanzó la cura.
Sin embargo, un grupo de personas con VIH se destaca entre los 34 millones de infectados en el mundo: se trata de un puñado de no más de 50 personas que lograron la remisión del virus, o sea, pueden mantener una carga viral indetectable sin tomar antirretrovirales. “Lo que tienen en común es que son personas que se trataron cuando apenas se infectaron de VIH -en las primeras dos semanas-, o que fueron tratadas desde el nacimiento (en casos de transmisión vertical). Como en ese momento el organismo no está todo colonizado por el VIH, empezar el tratamiento de inmediato ayudaría a que mejoren las propias defensas, que se pueda controlar el virus y luego, en algún momento, suspender y estar varios meses sin tomar antirretroviales”, explica Omar Sued, director de investigaciones en la Fundación Huésped.
Si bien no hay una definición establecida del estado de remisión, Sued explica que dos puntos importantes son que durante un año el paciente haya interrumpido el tratamiento y que durante ese tiempo la carga viral se haya mantenido en niveles indetectables. Entender los mecanismos que hicieron que este grupo, conocido como “elite controllers”, pueda mantener su carga viral suprimida sin utilizar fármacos podría conducir a beneficios para otras personas con el virus.
Los médicos advierten, por supuesto, que nadie debe suspender su tratamiento sin la orden de un especialista.
La importancia de los reservorios
Los antirretrovirales logran controlar la carga del VIH en la sangre y otros fluidos corporales. Sin embargo, una de las ventajas del virus tiene que ver con su “escondite”, que no es otro que el genoma en las células. Si bien allí el VIH no se replica, sí permanece en un estado de latencia y no puede ser atacado por los fármacos.
“La idea de los reservorios y el por qué hay tanto énfasis es porque sabemos que eso nos impide la cura de la infección”, explica la investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (INBIRS), Natalia Laufer.
En la última conferencia de la ciencia del VIH se presentaron numerosos estudios referidos a la medición de los reservorios, uno de los cuales fue realizado por el INBIRS. “Lo que se está viendo es que cuanto menor es el tamaño de los reservorios mayor es la posibilidad de llegar a la cura de la infección. Claramente cuanto más tempranamente se diagnostica la infección y se empieza el tratamiento, se evita que se establezca un mayor número de reservorios”, dice Laufer.
Para abordar el problema, las estrategias, aún en estudio, van desde la reactivación del virus “dormido” hasta la utilización de inmunoterapia para contener la replicación y favorecer la eliminación viral.
Medicamentos para el cáncer usados para tratar el VIH
Fármacos que suelen utilizarse para el tratamiento del cáncer también podrían servir para el tratamiento del VIH. “Favorecerían el estado de remisión”, explica Sued. Se trata de terapias inmunológicas que estimulan las defensas y que, a diferencia de los medicamentos citostáticos (utilizados en quimioterapia), tendrían efectos adversos menores.
Hasta el momento, solo hay estudios en primates y pequeñas investigaciones realizadas en humanos, aunque los primeros resultados abren la posibilidad de estar ante un nuevo camino de estrategias para estimular la respuesta inmune.
Tratamientos de larga duración
De forma oral o a través de inyectables, algunos tratamientos se encaminan a realizarse con drogas de larga duración en el organismo. Por ejemplo, se presentaron estudios sobre la aplicación de una inyección cada cuatro semanas o cada ocho semanas. “Esto favorece la adherencia y la comodidad de la persona, al no tener que estar pensando siempre en la pastilla”, explica Sued.
Otra estrategia presentada consistiría en la toma de los antirretrovirales durante cuatro o cinco días, hacer una pausa de dos o tres días, y luego repetir el proceso. “No es algo que se pueda hacer en la práctica clínica, pero se está evaluando. Hay gente que ya lo hacía en su vida diaria y a partir de eso se empezaron a plantear estos esquemas. Se utilizan drogas que tienen una vida media muy larga, como es el caso del Efavirenz. Es una estrategia que se plantea sobre todo para adolescentes y niños, en los que puede costar más la adherencia al tratamiento”, dice Laufer.
La resistencia a los ARV
Puede ocurrir que, ante un tratamiento interrumpido o mal llevado, el VIH genere resistencia a determinadas drogas. “El virus tiene la posibilidad de generar mutaciones, que son las que impiden que haya una vacuna efectiva porque va cambiando su conformación, entonces la vacuna no puede atacar lo que tiene que atacar”, señala Laufer. La especialista indica que si bien estos no son los virus que más se suelen transmitir, esto no quita que no pueda ocurrir.
Según un informe reciente presentado por la OMS, un diez por ciento de las nuevas infecciones en 11 países de África, Asia y América Latina corresponden a variantes del virus resistentes a algún fármaco.
Y agrega: “En el comunicado de la OMS se habla de lograr que no haya nuevos casos en el 2022, pero sabemos que estamos muy lejos de eso. Si se suma que hay personas que están tomando el tratamiento y no logran controlar la infección porque tienen el virus resistente, esto empeoraría la posibilidad eventualmente de controlar la epidemia”, argumenta Laufer.
Sued, por su parte, aclara que ante una complicación por una resistencia del virus, hay, no obstante, otras opciones. “Tenemos 30 medicamentos para VIH, o sea que si hay uno que no funciona siempre hay una alternativa. Con los medicamentos que hay prácticamente todos los pacientes tienen la opción del tratamiento.”
Menor número de drogas
Si el presente del tratamiento antirretroviral está planteado a partir de la utilización de tres drogas, cada día hay más indicios de que podría realizarse solo con dos. En este sentido, la Fundación Huésped ya presentó los estudios Gardel, Paddle y el último fue el Andes, en el que combinaron los fármacos 3TC con darunavir, en comparación a la terapia de estas dos drogas más tenofovir.
“Demostramos con 140 pacientes que sí, que no es necesario dar tenofovir, con lo que se ahorra en comprimidos, toxicidad y costo. La idea es empezar a coformular esa medicación y probarla en otros 190 pacientes para tener un tratamiento con darunavir que sea de una sola pastilla por día”, dice Sued.
Una nueva vacuna en estudio
Hace dos años se probó una vacuna preventiva en Tailandia, que exhibió una efectividad baja, de solo 30 por ciento. Tras analizar sus componentes activos y combinarlos con otros nuevos, una nueva versión de esta vacuna, que protegería contra diversas cepas del virus, comenzó a ser probada en África, en un estudio que incluye a 4500 personas en alto riesgo de contraer la infección. Se espera que alcance un piso de eficacia de al menos 60 por ciento. Sin embargo, habrá que esperar: los resultados se conocerán recién en dos o tres años.
LA NACION