17 Jul Hallazgo clave de un argentino para tratar trastornos neurológicos complejos
Los trastornos neurológicos no son causados por efectos de un gen, como se especulaba, sino por una colección de mutaciones denominadas factores de riesgo de enfermedad. En los últimos años, se produjo un gran avance en métodos de secuenciación de genomas que permitió asistir a pacientes con autismo, trastorno bipolar, esquizofrenia o retraso mental. Marcelo Coba, un bioquímico argentino radicado en Los Angeles, pretende establecer las bases genéticas de estos desórdenes y acaba de publicar junto a su equipo un estudio en la revista Nature Neuroscience en donde trazó el primer mapa de conexión de estas patologías. Esto permitirá desarrollar fármacos específicos para cada tipo de afección.
Las neuronas transmiten sus señales a través de la liberación de moléculas de señalización que son los neurotransmisores. “Logramos trazar el primer mapa que muestra cómo estos factores de riesgo estarían conectados en lo que se conoce como una red de interacción proteína-proteína. Este es un concepto que se aparta de la teoría clásica de vías de señalización, donde la transducción de señales se da en trayectos lineales. Acá la señalización ocurre en forma de redes biológicas que no son lineales. En el trabajo describimos miles de conexiones y por primera vez mostramos como esta interacción de genes (proteínas) cambian a través del desarrollo neuronal y como se modifican por mutaciones en los denominados factores de riesgo”, explica Coba, que se recibió de bioquímico en la UBA en 1997 y es líder investigador del Zilkha Neurogenetic Institute, del departamento de Ciencias de la Psiquiatría y la Conducta de la Universidad de Southern California.
Lo primordial en esta relación es determinar en qué medida estos factores afectan las propiedades de conexión entre las neuronas. “Estas proteínas son esenciales para el funcionamiento de la sinapsis y las mutaciones ocasionan una desregulación de las propiedades de la transducción de la señal. La diferencia entre autismo, esquizofrenia o retraso mental, no es por mutaciones en sus componentes, sino por el nivel de daño que provoca esta mutación. Por ejemplo, una mutación parcial en una proteína X, puede estar asociada a esquizofrenia y otra disruptiva en la misma proteína X puede estar ligada al retraso mental. Se trata de un problema más cuantitativo que cualitativo”, indica Coba.
En cuanto al tratamiento, desde el punto de vista farmacológico, hace casi 60 años que se emplean las mismas drogas. Se avanzó en otros campos terapéuticos como estimulación cerebral profunda, pero en los medicamentos permanecen estancados. Y, más allá del mayor entendimiento de la genética de estas enfermedades, esto abre las puertas al desarrollo de métodos que permitan una mejor evaluación de los pacientes.
“Una de las grandes falencias en este campo es considerar a todos los pacientes por igual, sin tener en cuenta la variedad de mutaciones que pueden afectar a cada patología, donde prevalece el concepto de magic bullet (bala milagrosa). Una concepción distinta sería tratar con medicina personalizada y tener un perfil más claro del tipo de mutación. Eso permitiría focalizar objetivos farmacológicos dirigidos contra las redes de señalización afectadas en forma individual y no en forma generalizada”, sintetiza Coba.
CLARIN