10 Jul De la experimentación a la adicción
Dos informes independientes publicados recientemente, uno del “Observatorio de la deuda social” y otro de la SEDRONAR, destacan que en Argentina la población más vulnerable al consumo de sustancias psicoactivas (como el alcohol, el tabaco y la marihuana) son los adolescentes. Pero además, nos encontramos con un dato de gravedad que es que los adolescentes se inician en el consumo de drogas a edades cada vez más bajas y persisten con el hábito hasta edades posteriores.
Quizás para muchos no sea un tema del que tengamos que preocuparnos, pero los estudios científicos en neurociencias y psicología cognitiva nos brindan algunas pistas para comprender la importancia de esta situación.
Durante la adolescencia el cerebro se encuentra en pleno proceso de desarrollo y maduración, produciéndose muchos e importantes cambios tanto en su estructura como en su función (particularmente en las áreas implicadas con el procesamiento de las recompensas). Como parte de este proceso aparece un conjunto de comportamientos entre los que se destacan la búsqueda de nuevas sensaciones (aventuras) y la toma de decisiones riesgosas e impulsivas.
Entonces, los adolescentes no solo son proclives a pasar de la simple experimentación a la adicción con mayor facilidad que los adultos, sino que también el inicio temprano y el consumo repetido de sustancias producen efectos importantes sobre la maduración de sus cerebros que, de no revertirse, tendrán un impacto negativo en etapas posteriores de su desarrollo.
Estos deberían ser motivos suficientes para prestarles atención y generar políticas públicas para protegerlos. En diferentes partes del mundo están comenzando a implementar iniciativas para la prevención del consumo de sustancias psicoactivas como la práctica de deportes, el entrenamiento musical, el uso de los videojuegos, intervenciones que busquen mejorar las “funciones ejecutivas” (como la toma de decisiones y el control de impulsos) durante la infancia y la adolescencia, y hasta algunas que mejoren la relación de los adolescentes con sus pares y sus padres.
Sin embargo, el consumo de drogas en los adolescentes jamás podrá ser resuelto si seguimos mirando al “problema de las drogas” como uno que debe ser abordado mediante la ilegalidad de las sustancias y el incremento de las fuerzas de seguridad. Más de 50 años de resultados desastrosos generados por estas medidas son un ejemplo de ello. Quizás sea momento de reflexionar la manera en la cual venimos haciendo las cosas, y tenemos muchos ejemplos para inspirarnos.
Portugal descriminalizó el consumo de drogas hace 17 años, y en lugar de provocar un aumento de consumo de sustancias psicoactivas en la población ocurrió todo lo contrario, especialmente en la población adolescente. Esto se debe a que el dinero que se gastaba en los procesos judiciales de los consumidores se reinvirtió en planes de educación y prevención de las adicciones en todas las edades.
Tal como mencionan numerosos instituciones a nivel mundial, como las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, debemos encararlo (al problema de las drogas) desde un enfoque de Salud Pública que contemple los Derechos Humanos con el objetivo de resolver, no solo el consumo en los adolescentes, sino también todos los efectos negativos asociados a las políticas públicas sobre drogas actuales basadas en el prohibicionismo.
CLARIN