Fabricio Oberto: “Con Manu hemos hablado de todo, desde matemáticas a ovnis”

Fabricio Oberto: “Con Manu hemos hablado de todo, desde matemáticas a ovnis”

Por Sebastián Fest
Fabricio Oberto tiene una cualidad extraña: el deporte se esfuma apenas uno se sienta a hablar con él y la conversación fluye rápidamente en múltiples direcciones. En cierto modo es él el que lo promueve (involuntariamente), y también el que lo disfruta. Emblema del basquet, vivió en Estados Unidos, y en España, también brevemente en Grecia. Y se le nota. Las respuestas llegan con la marca de haber mamado esa vida en otros lugares, de haber tenido la capacidad de verse a sí mismo, y también a la Argentina, desde otra perspectiva.

-Viviste en Estados Unidos, viviste en España, viviste con los yanquis, con los gallegos. ¿Tenemos algo para aprender de ellos?
-Cuando uno va conociendo diferentes culturas o idiosincrasias se va adaptando y nunca va perdiendo la esencia de donde viene. Por ahí me decían “tenés que hablar con las palabras que usabas en Córdoba” y bueno, a veces se te pega un “vale”, se te van pegando los códigos para que te entiendan un poquito mejor. Entender un poco la vida, cómo es la forma de hacer las cosas, creo que eso me fue dando otras herramientas para sumarlas. Estados Unidos, que es una sociedad más de consumo, me llevó a tener un balance y buscar ese centro.

-O sea que ahí hay también cosas buenas, se aprende…
-Sí, en las cosas buenas y las cosas malas muchas veces uno tiene que ponerse en la mentalidad de decir “esto va a ser bueno para mí” lo mismo del vaso medio lleno, medio vacío, depende de uno como lo tome y la mentalidad que tenga, lo abierto que esté uno de mente.

-Ahora me imagino que cuando volvés al país tenés otra cercanía con la Argentina, tenés otra mirada ¿qué ves hoy que no veías antes?
-Lo que más me sorprende es que te encontrás a un argentino en otra parte del mundo y no hace las cosas que hace acá, ya sea como maneja o como tira la basura. Y vos lo ves cuando pasa la línea del aeropuerto y comienza a actuar como actuamos acá y eso es una forma, es un código “genético”.

-Pero quizá no sea “genético”, si el argentino es capaz de hacer las cosas bien afuera entonces quizá tenga que ver con el condicionamiento de su ambiente habitual.
-Exactamente, esa es una capacidad que tenemos los argentinos para bien y para mal podernos adaptar a situaciones. Yo creo que el jugador argentino de todos los deportes cuando va afuera o acá, lo viví en deporte grupal, siempre suma, siempre tiene la buena onda, no podemos tener tal cosa, lo suplimos, no tenemos la pelota nueva, nos entrenamos con la vieja, no están las luces justas o se quemaron los focos, lo hacemos igual y creo que esas son las cosas que suman en todos los equipos y es por eso que los argentinos son queridos.

-Alguna vez tuviste un programa de radio que se llama “De todo menos básquet”, ¿necesitabas pensar en de todo menos básquet para paradójicamente funcionar bien en el básquet?
-En ese momento fue porque el programa lo hacía activo en el deporte, los lunes a la noche, después de que jugábamos los sábados o domingos, generalmente nos llamaban y nos decían “Fabricio, tiraste 5 de 10 de tiro libre” entonces ahí cortábamos. Después he tenido un stream que se llamaba también De todo menos básquet donde se hablaba de comics, películas, libros,… Teníamos charlas con Manu (Ginóbili) desde matemáticas a sacar temas y hablar con investigadores de ovnis. Me siento muy cómodo haciendo ese tipo de cosas que tienen cultura general donde aprender, charlar y mantener mucho diálogo.

-Hay mucho de eso en el básquet, mucha personalidad con intereses diversos y que saben salirse del deporte, que no se obsesionan.
-Sí, si bien la pasión te hace llevar a que te guste siempre el básquet o que lo vea, que lo analice y a medida que pasan los años te pones un poco más crítico y creo que esa es la clase para seguir buscando información y seguir creciendo como persona, uno no termina nunca de aprender, por suerte es así, siempre digo que en el básquet me faltaron aprender cosas.

-¿Qué fue lo último que aprendiste?
-Me gusta mucho la música así que siempre estoy aprendiendo algo, algún músico nuevo o, estoy viendo una película, escucho dos acordes y pienso “uh, quién es” o ya sabés de quién, pero si no tenés que buscar la banda de sonido.

-¿Eras de joven de ir a las disquerías y tararear la canción para conseguir la canción o el disco?
-Me ha pasado, de silbarlas, venir de una época en la que uno grababa casettes de los temas y que el locutor te hablaba en el medio y vos pedías que no hable, o no te ponía el tema y esas cosas son los que te dan una variedad en el gusto, creo que uno puede aprender lo que se propone.

-Alguna vez dijiste que en la cancha salía tu lado oculto, la agresividad necesaria para imponerte en el juego, ¿era así?
-Sí, la verdad es que en la cancha me ha costado mucho jugar siempre los partidos amistosos o de exhibición, el lado lúdico de jugar “de joda” no me sale mucho. Incluso hoy voy a jugar y termino enojándome con alguien. Creo que eso es la pasión que uno lleva. Me ha pasado con Luis Scola de enfrentarnos y defender como si fuera el peor enemigo en esa competencia y él también para el lado mío, esas cosas uno las disfruta.

-Otra frase tuya es “cuando ya aprendiste que no te gusta perder, cuando descubriste ese dato, vas más fuerte y chocás”.
-Es un juego muy físico, siempre está, hay una diferencia en el juego físico a hacer trampas o ser desleal, creo que hay un límite, pero nunca hice una jugada o un bloqueo desleal, pero si uno para que mi compañero tire sólo.

-El fino límite antes de la deslealtad.
-Generalmente con los que he defendido o he tenido cruces son con los que tengo una relación fuera de la cancha porque después de la cancha se acabó.

-Hablabas de que jugar por jugar no era lo tuyo, que jugar y ganar es la mejor de las combinaciones, pero probablemente hubo un momento en tu vida en el que sentiste que hasta eso sobraba, aquella arritmia, esa situación donde te “desconectaron”. ¿Cómo fue aquello?
-Comencé con un electrocardiograma después de sentirme mal una mañana en una práctica bastante tranquila con San Antonio. Les pido la cinta para que me tomen, tenía 2,14 de pulsaciones, ahí me llevan con un cardiólogo, después llegan dos más, traen un electrocardiógrafo chiquito, después trajeron uno más grande y ahí dije “acá debe haber algo raro”. Y bueno, me dijeron que tenía una arritmia auricular, aurícula izquierda, te tenemos que resetear, media hora después estaba en el hospital firmando todos los papeles, me preguntaron todo, si tenía testamento, todo en un ratito y bueno, ahí entrás y ves, yo lo tomé todo para el mejor lado, incluso hasta cantando alguna canción cuando entraba Break on through, de The Doors. Esa fue la primera vez, después hubo una segunda y una tercera, después, el 5 de junio de 2009 tuve la ablación y ahí me fui a jugar a Washington.

-¿Qué cambió en tu vida desde entonces? ¿Qué viste que antes no veías?
-Sin dudas que seguía entrenando, y es algo que si mañana tenemos que jugar un dos contra dos es muy probable que entrene dos o tres días antes para ir a jugar, porque creo que uno tiene que tener esa sensación de tener que jugar bien. No importa el rival, si es amistoso, lo que sea. uno tiene que estar siempre preparado. Después de eso entró en juego el momento de mi carrera, el tema de las prioridades, el básquet, la familia, una vez que pasás los 30 vas cambiando y priorizás otras cosas y yo tomé eso en ese momento. Creo que el básquet me dio la oportunidad de jugar tres años más después de la primera arritmia y después sentí que tuve está chance y más no le puedo pedir al básquet.

-O sea no te amargó esa posibilidad de decir “si no me hubiera pasado esto, hubiera jugado más tiempo en la NBA.
-Y, capaz que hubiera jugado unos años más, pero bueno, es lo que se dio.

-Tampoco te fue tan mal en la NBA mientras estuviste.
-No, siempre lo que uno hace queda en el libro, en el recuerdo, uno siempre tiene que vivir para adelante. Es muy lindo que te digan que sos campeón olímpico, campeón de la NBA y el cariño de la gente todo este tiempo que he estado sin actividad, no creo que sea ex basquetbolista nunca.

-No se puede ser ex basquetbolista, esto lo dice mucha gente, se es para siempre.
-Se es para siempre, somos sin actividad, incluso a veces parece que venís de otro planeta, como que te sacaron de uno y te pusieron en otro y es con lo que tenés que vivir, que es desde el básquet, pero del lado de afuera.

-¿Cuánto medís?
-2,08 oficial descalzo, 2,10 con las zapatillas.

-Alguna vez tuviste que dormir en el piso de un avión porque era la posibilidad más cómoda.
-Sí, dormí ahí, también en el asiento de las azafatas que es uno duro, pero podes estirar las patas.

-Durante muchos años clase turista y en un momento pudiste dar el salto, ese es otro mundo.
-Es otro mundo, después viajo donde entro y voy cómodo.

-Después, siendo más alto para viajar tendrías otros privilegios en los aviones.
-Lo que pasa es que al principio tenés a los más veteranos que viajan en las puertas de emergencia y si vos no lo sos te la tenés que aguantar. Después los pívots tenemos la suerte de que los jefes de equipo nos acomodan, no pasa mucho, pero por ahí tenemos suerte y vamos cómodos.

-Antes hablamos de música, ¿qué significa para vos haber trabado la relación que trabaste con Pearl Jam?
-Es de estás cosas que vos decís “Wow!”, tuve la posibilidad de vivir dos o tres veces una semana como si fuera un integrante de esa banda, que es una banda con la que me crié escuchando, de conocer a sus integrantes, de poder charlar con ellos, de que te pregunten por tu familia, de hablar de la vida, que ellos me pregunten de básquet y yo de música, y eso es un gran cambio de información.

-Y esos dos o tres días que viviste con ellos ¿llegaste a la conclusión de que puede llegar a ser más interesante que la vida del básquet?
-Y, capaz que cambiaría, pero por qué hubiera cambiado ser lo que pasó en el básquet por ser músico de ese nivel es tremendo, pero cada uno tiene su camino.

-Tocaste con Illia kuriaky, no te guardaste nada.
-Trato de vivir experiencias, creo que es la forma de que uno va tachando cosas de una lista, pero siempre trato de ser muy activo y generalmente lo que me proponen lo pienso un poco y lo hago, la verdad es que soy pro aprender.

-Aquel “En la cama” con Eva Longoria ¿te lo propusieron o salió?
-Medio que salió, entre charlas y charlas, es una persona muy humilde, la conocía de ahí de San Antonio.

-Para algunos es tu mayor hazaña extradeportiva.
-Yo de poder tocar con los Illia, creo que es una de las cosas que he disfrutado mucho, ahí te das cuenta la calidad de los músicos que cuando tocan y vos te equivocás, ellos acomodan para que suenes mejor.

-No todo es fácil en el deporte, alguna vez te involucraste de lleno para tratar de enderezar a la dirigencia argentina, incluso llegaste a pagar tu seguro, el que te exigía la NBA para jugar con la selección, ¿esto es así?
-Así fue, no es de las historias que más me gusta contar porque realmente si no está a la altura la dirigencia y tres días antes sabes que no tenés el seguro, ponés otras cosas en la mesa. Y bueno, por suerte lo solucioné, pero cuando uno quiere jugar hace el esfuerzo para jugar.

-Cuando se vive mucho tiempo afuera como es tu caso, volvés al país en cierto modo lo seguís viendo como desde afuera, tenés otra mirada, otra distancia, ¿cómo ves el país hoy que se está cumpliendo un año de la presidencia de Mauricio Macri?
-Creo que muchas veces, demasiadas palabras no avanzan nada y prefiero ver hechos y cosas que se hacen, incluso por ahí cosas que uno no sabe que se hacen, que no se publicitan, no salen todos los días, creo que eso es muy importante. Creo que en todos los gobiernos se hacen cosas, el tema es que hay que ver la prioridad o qué se hace bien, no hay que pensar en el partido que uno seguiría, sino en el bienestar de la gente, lo que es la política, generar ideas para mejorar el bienestar de la gente, para que mejore la vida de todos los que vivimos en este país.

-Pero la política te interesa, sos apartidario, pero no apolítico, ¿me equivoco?
-Sí, creo que me falta aprender, si tenés la gente adecuada alrededor las ideas de uno pueden llegar a ser buenas, tuve una vez un interés, un acercamiento para integrar, pero la verdad que no era ni el momento, ni mi momento.

-¿Fue una propuesta para que fueras candidato del espacio de Macri?
-Hubo un interés, no fue algo que me llegó firmado o de diálogo directo, fue una tentativa que llegó por otros caminos, pero yo en ese momento estaba con otras cosas, lo mismo cuando le pude dar una mano a la confederación y creo que uno tiene que sumarse, hay que ocupar lugares para que las cosas funcionen, pero uno tiene que tener tiempo para tomar ese lugar.

-Si hoy te lo ofrecen ¿lo pensás distinto?
-Lo he analizado todas las veces, desde el básquet, política, creo que todas las veces lo analicé, no sólo el espacio político.

-Un punteo breve, ¿cómo es un día de Oberto? Porque estás muy ocupado.
-Ver bastante básquet, soy integrante de una comisión de jugadores de FIBA, ayudo en algunas cosas con la NBA, tengo emprendimientos personales, más todo lo que es de periodismo que hay que aprender, radio en su momento que también estaba, siempre entreno, una vez al día, creo que eso es lo que me mantiene tranquilo.

-¿Qué te parece el nuevo modelo de la liga nacional, donde se tiende a jugar todos los días, diferente a la anterior, más parecido a la NBA y no tan europeo?
-En principio me costó un poco adaptarme o seguir porque antes Liga Nacional, en toda la historia se jugaba viernes y domingos, un televisado el martes y otro el jueves, eso fue históricamente. Las cosas hay que probarlas y si no funcionan tener la suficiente valentía de volver a lo otro, o no. Los jugadores se están adaptando, los entrenadores también, a preparar los partidos no hay más una rutina. Lo veo bien.

-El hecho de que Laprovittola y Brussino estén en la NBA y tan jóvenes, es una buena noticia, pero al mismo tiempo no están jugando muchos minutos, quizá no están jugando los minutos más importantes, ¿no debería haber habido una estación intermedia o está bien que sea así?
-Yo creo que es el camino de ellos, y si han decidido apostar en grande, está bien. Ya sea lo de Nico Laprovittola hacer el training camp sin firmar un contrato, sin cobrar y apostar o lo de Nico Brussino que a lo mejor iba a la D League y termina quedando en el equipo. La NBA ve su potencial.
LA NACION