16 Jun Desarrollan métodos para hacer cultivos en futuras colonias de Marte y la Luna
Por Marcelo Belucci
Las limitaciones para un viaje tripulado a Marte no son sólo los efectos de la exposición a radiación cósmica, la baja gravedad, o el desarrollo de una nave con la autonomía suficiente para dejar un grupo de colonos y volver a la Tierra. Uno de los principales obstáculos tecnológicos es cómo garantizar una producción de alimentos en un entorno hostil para la vida. A tal efecto, se están realizando pruebas con diferentes cultivos y nuevas técnicas de sembrado.
Durante un período corto, los astronautas podrán sobrevivir con las provisiones almacenadas en la bodega. Pero no será por siempre. Un estudio de la Universidad de Wageningen, en Holanda, demostró en una versión simulada por computadora que en la superficie marciana podrían crecer algunos cultivos. El ensayo dio positivo con porotos, rábanos, tomates y centeno, sin indicios de niveles altos de metales pesados que resulten perjudiciales para la salud humana.
“Existen varios proyectos destinados a la generación de alimentos y estudiar las condiciones que permitan crear un entorno favorable para misiones espaciales humanas de largo plazo. Ya que no sólo es requerida la producción de comida sino también agua potable y oxígeno. Lo interesante de todas estas nuevas tecnologías, más allá de su posible función espacial, es que podrían tener potenciales aplicaciones aquí en la Tierra”, explica la doctora Ximena Abrevaya, astrobióloga, investigadora de CONICET en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE).
En lo que respecta a la tierra de cultivo, el suelo de Marte está básicamente compuesto de arena procedente de restos rocosos, por lo que carece de los nutrientes necesarios para el crecimiento de vegetales. Sin embargo, la NASA, junto con el Centro Internacional de la Papa (CIP), en Perú, están realizando experimentos para sembrar variedades de tubérculos en condiciones marcianas.
Los científicos recogieron muestras de sedimentos del desierto de las Pampas de la Joya, en Arequipa, uno de los lugares más áridos de la Tierra y le agregaron suelo fertilizado. Los agrónomos reprodujeron la temperatura, presión atmosférica, así como los niveles adecuados de oxígeno y dióxido de carbono de la atmósfera marciana dentro de una estructura hermética de un satélite CubeSat. Y al cabo de un tiempo, se obtuvieron brotes de papa.
Varios centros académicos, entre los que se cuenta la División de Ciencia Planetaria de la Universidad de California, en Berkeley, analizaron transformar el clima y la superficie del planeta rojo. Y concluyeron que para alcanzar los niveles de oxígeno deseado se necesitarían unos 170 mil años. Para acelerar este procedimiento Space Biosphere Ventures creó Biosfera 2, una estructura de 1,27 hectáreas ideada para formar un ecosistema artificial cerrado en Oracle, en pleno desierto de Arizona.
En uno de los domos experimentales se descargaron varias toneladas de suelo volcánico, similar al de la superficie de Marte. A través de 1.800 sensores diferentes con los que se miden la incidencia del sol, su intensidad, el calor, los gases y el viento sobre la superficie y su alteración según se le añade agua. El objetivo final es convertir una tierra yerma, muerta, en tierra fértil. Si se consigue el cultivo indicado, habrá un suelo en el cual podrán crecer alimentos.
“Uno de los proyectos más ambiciosos a nivel mundial es MELiSSA (Micro-Ecological Life Support System Alternative), una iniciativa de la Agencia Espacial Europea vigente desde 1989. Su objetivo es crear un ecosistema artificial cerrado que permita el reciclaje de residuos para su conversión en oxígeno y para producción de agua y comida. En una escala mucho menor está CyBLiSS (Cyanobacterium-Based Life Support Systems), un sistema desarrollado en base a bacterias fotosintéticas, denominadas cianobacterias, para la producción de alimento, combustible y oxígeno” resume Abrevaya.
Con la idea de fortalecer los conocimientos técnicos y ayudar a los científicos chinos a comprender que se precisa para que los seres humanos permanezcan en la Luna en el mediano y largo plazos, ocho voluntarios se recluyeron durante un año en una “cabaña” espacial simulada ubicada en Beijing. El experimento llamado Yuegong-365 tiene dos invernaderos con diferentes plantas y los residentes deberán buscar métodos de cultivo en ambientes herméticos.
CLARIN