Tras la masacre, Londres teme otro atentado y despliega el ejército en todo el país

Tras la masacre, Londres teme otro atentado y despliega el ejército en todo el país

La matanza del lunes a la noche en el estadio Manchester Arena, que dejó 22 muertos y 59 heridos, conmocionó a Gran Bretaña y llevó al gobierno de Theresa May a elevar su nivel de alerta a “crítico”, el máximo en una escala de cinco, y a desplegar tropas del ejército para prevenir otro ataque terrorista.
El protocolo de seguridad contempla esta medida extrema ante la sospecha de que sería “inmimente” un nuevo atentado. A partir de ayer los militares patrullan junto a la policía las zonas más sensibles de las principales ciudades del Reino Unido, informó la primera ministra británica, Theresa May. Según la policía, un británico de 22 años, hijo de padres libios que escaparon del régimen de Muhammar Kadafi, fue el autor del sangriento atentado terrorista cometido este lunes a la noche al final del concierto de la cantante pop Ariana Grande, en el Manchester Arena. El atacante, identificado como Salman Abeidi, utilizó un explosivo casero para inmolarse en el vestíbulo del estadio, en momentos en que chicos y adolescentes, muchos acompañados por sus padres, salían del recital.
Fue un acto suicida individual, pero no descartan que sea parte de una red terrorista más vasta. “La prioridad es establecer si estaba actuando solo o como parte de una red”, dijo el jefe de la policía de Manchester, Ian Hopkins. De hecho, ayer se realizaron varios operativos con eje en el entorno del atacante, y en uno de ellos fue detenido un hombre de 23 años en conexión con el hecho investigado. El ISIS reivindicó el ataque, pero las autoridades aún tienen dudas sobre su autoría. Lo que se sabe hasta ahora, en base a las grabaciones de distintas cámaras, es que Abedi efectuó al menos un reconocimiento del estadio para elegir el mejor lugar donde hacerse detonar. Este lunes esperó el final del concierto y la salida de los espectadores en las cercanías de la boletería, donde muchos padres esperaban a sus hijos, para cometer la masacre.
Salman, nacido en Manchester, era el segundo de cuatro hijos. Vivía en Elsmore Road, en el barrio de Fallowfield, a pocos kilómetros del centro. “Hace un par de meses comenzó a rezar oraciones islámicas en voz alta por la calle y a hablar en árabe, se comportaba muy extrañamente”, contó una vecina. El joven suicida era conocido por los servicios de seguridad. La inteligencia del Reino Unido tiene cerca de 3.000 sospechosos de extremismo en el país, pero sólo 40 están bajo vigilancia las 24 horas, ya que no se cuenta con la cantidad necesaria de fuerzas para seguir a todos.
Además de este elenco de sospechosos, hay 800 “foreign fighters” (combatientes extranjeros) que estuvieron luchando en las filas del ISIS en Siria e Irak. Se considera que al menos 400 regresaron a Gran Bretaña. Birmingham es considerada la “capital del yihadismo”, pero también Manchester es una de las ciudades con mayor número de ex combatientes extremistas. Los expertos parecen privilegiar la hipótesis de que no se trataría de un lobo solitario porque sostienen que la dinámica del atentado fue atípica respecto a otros. En particular se considera que el artefacto explosivo -lleno de objetos metálicos, bolitas o clavos- pudo haber sido ensamblado por un experto.
Si bien es cierto que organizaciones terroristas, desde el ISIS a Al Qaeda, pusieron en la Web durante años manuales que explican cómo fabri- car una bomba, los especialistas sostienen que no es tan fácil armarlas y hacerlas detonar en el momento en que uno quiere. Por eso ven poco probable que Salman, quien trabajaba en seguridad, haya actuado solo.
La bomba en sí tiene “cierto nivel de preparación”, por lo que no habría sido ensamblada por un principiante.
El primer objetivo es desentrañar la vida de Salman. Sus padres, Samia Tabal y Ramadan al Abeidi, se trasladaron al Reino Unido huyendo de la represión y la dictadura de Kadafi. Primero se establecieron en Londres, y luego en el sur de Manchester, en el barrio de Fallowfield, donde llevan viviendo diez años. Allí creció el joven atacante. Pero poco se sabe de la vida que llevó en los últimos años.
La matanza del lunes conmovió a todo el país, especialmente porque el blanco elegido fue un estadio repleto de adolescentes. Al concierto asistieron miles de jóvenes del norte de Inglaterra. Entre los muertos y los heridos hay chicos de sólo 8, 10 ó 15 años. El atentado desencadenó una búsqueda frenética de seres queridos durante toda la noche, con padres intentando localizar a sus hijos adolescentes y grupos de amigos separados tras la explosión que intentaban reencontrarse. Twitter, Instagram y Facebook se llenaron de peticiones de información sobre gente desaparecida. “Rota. Desde el fondo de mi corazón, lo siento tanto, tanto. No tengo palabras”, tuiteó la cantante, Ariana Grande, quien no salía de su asombro por la masacre
CLARIN