Westbrook transformó la tristeza en un huracán arrollador en la NBA

Westbrook transformó la tristeza en un huracán arrollador en la NBA

Por Mauricio Codocea
A nadie le sorprende ver hoy a Lionel Messi rompiendo algún récord. La facilidad del mejor futbolista del mundo para destruir marcas hizo que, poco a poco, se fuera perdiendo el asombro. No fue siempre así, claro. Alguna vez, quizás cuando se convirtió en el jugador más joven en alcanzar los 100 goles con la camiseta blaugrana, el “10” de Barcelona empezó a lograr cifras históricas, números más de otra época que de la actual. Quizás para Russell Westbrook éste haya sido ese primer paso. Con los 42 triples-dobles que consiguió en esta temporada, superó el récord que había obtenido Oscar Robertson (41), al que nadie siquiera se había acercado durante los 55 años que permaneció intacto. El líder de Oklahoma City, sin embargo, es mucho más que eso, aunque el logro ayude a dimensionar su figura.
Muchos podrán pensar que la motivación del base tuvo su razón de ser en la partida de Kevin Durant, aquel ladero que dejó al Thunder a cambio de Golden State, en busca del título que nunca consiguió. Pero a Russell lo moviliza algo mucho más profundo que una mera separación deportiva. Aquello que toca sus fibras más íntimas y lo convierte en ese camión arrollador cada vez que sale al parquet también tiene que ver con un colega que ya no está, pero por las más tristes razones.
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Khelcey Barrs III no sólo era el mejor amigo de los Westbrook (Russell y su hermano Raynard), sino también el mejor basquetbolista que la estrella de Oklahoma había visto. Su opinión no estaba cegada por la amistad: las principales universidades del país ya habían posado sus ojos en el pibe de 15 años y tenían un interés por incorporarlo a sus filas mucho mayor del que podían tener por el hoy hombre récord. Pero la tragedia impidió comprobar qué tanto podría haber logrado: Khelcey encontró la muerte en 2004, por culpa de una hipertrofia ventricular, en un torneíto barrial en el que se jugaban varios partidos el mismo día. Russell vio a su amigo morir delante de él. “Es como que juego por los dos”, dijo alguna vez quien usa la camiseta “0” de OKC y una pulsera con las iniciales KB3 en memoria de su compinche.
En su carrera universitaria creció de a poco, desde que arrancó como suplente de Darren Collison (hoy en Sacramento) hasta ganarse la titularidad y la consideración en el draft de 2008, en el que Oklahoma lo eligió en el cuarto lugar. Una vez en la NBA, Westbrook logró impactar de inmediato. Armó una dupla formidable con Durant, aunque se quedó a las puertas del título al perder 4-1 con Miami en la final de 2012.
La salida del alero, hoy candidatazo a campeón con Golden State, rompió una gran relación entre ambas estrellas, pero también catapultó a Westbrook a una Vía Láctea basquetbolística en términos de números y rendimiento: su planilla tuvo al menos 10 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias en 42 juegos, más de la mitad de los 82 partidos de la temporada regular, que termina mañana. El resto de los jugadores de la liga estadounidense, hasta anoche, sumaba 38. Muchos aseguran que llega a tales cifras basando su juego en el egoísmo y algunos incluso predican que le importa más su propia luz que la del equipo. ¿Cómo no esperar que se cargara en sus hombros al plantel más flojo que tuvo el Thunder en años?
Si se lo compara con los otros candidatos a Jugador Más Valioso, Westbrook es el que menos compañía tiene a la hora de intentar conformar un equipo potente. James Harden tiene en Houston un plantel de jerarquía y con una profundidad de la que no goza Oklahoma, mientras que LeBron James está acompañado por dos súperestrellas como Kevin Love y Kyrie Irving. Incluso así, Russell condujo a OKC al sexto puesto, ocho partidos por detrás que los Rockets de Harden (4°).
Aunque la mayoría de los especialistas indica que la pelea por el premio será reñida, los colegas parecen haber dado su veredicto. “Denle a ese hombre el MVP”, escribió Blake Griffin (Los Angeles Clippers) en su cuenta de Twitter. Jamal Crawford, compañero del ala pivote, dijo: “Nunca creí que vería a alguien promediar un triple-doble y liderar la liga en puntos”. En la misma red social también se expresaron Damian Lillard (“Es el MVP, hermano”) y C.J. McCollum (“Gracias Russ, sos el verdadero MVP”), dupla líder de Portland.
Oscar Robertson, cuya marca se vio pulverizada, escribió su reflexión en el sitio The Undefeated: “¿Cuántas veces ves que se haga historia siendo parte de ella? No podría estar más feliz por él. Y no veo razones para pensar que no pueda romper mi récord de 181 triple-dobles en total (tiene 79)”.
CLARIN