Salón de Detroit 2017: los mejores concept cars de la megamuestra norteamericana

Salón de Detroit 2017: los mejores concept cars de la megamuestra norteamericana

Por Renato Tarditti
Mientras el mundo se debatia acerca del efecto Trump sobre la industria automotriz, el diseño sigió su curso e hizo escala en el gélido Salón de Detroit. Lo de gélido es fundamentalmente por el clima exterior (11° bajo cero a la sombra), aunque en cuanto a primicias y novedades la temperatura no fue demasiado diferente. Varias ausencias de peso (de las que suelen mover la aguja, como Aston Martin, MINI, Land Rover y Tesla) y nula actividad conceptual por parte de las marcas locales, que prefirieron poner el acento en productos de serie y futuras soluciones de movilidad. Por otra parte, apenas unos días antes fue el CES, la exposición de tecnología que se realizó en Las Vegas, que capta cada vez más atención de las automotrices para presentar sus visiones del futuro. De todas maneras, el espacio del diseño no quedó vacante en el Cobo Center y fue llenado por unas cuantas novedades bien interesantes. Veamos.

Angry cars
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En cualquier salón del automóvil es fácil darse cuenta cuál es el auto más admirado por la prensa, simplemente porque es imposible sacarle una foto limpia, es decir, sin veinte periodistas alrededor. En Detroit ese rol le tocó al Audi Q8 Concept, una verdadera primicia mundial que anticipa la inevitable respuesta de la marca de los cuatro anillos al tándem BMW X6/Mercedes-Benz GLE Coupé, en esa controversial categoría que mezcla SUV con auto deportivo. Las sensaciones que genera el Q8 Concept son un poco contradictorias. Por un lado hay que destacar que logra meterse en ese particular nicho con un diseño mucho más personal, a diferencia de lo que hizo Mercedes, que prácticamente calcó las formas de la X6. Por ejemplo, Audi mantiene en el Q8 Concept una silueta más recta, con un remate de techo quebrado a la altura del portón trasero, en lugar de la transición más fluida (fastback) de sus archirrivales. Todo esto sin perder deportividad, gracias a una postura bien plantada en el piso. La superficie de la carrocería es bastante limpia, apenas cortada por unas pocas líneas que están dibujadas con precisión. El otro punto destacado del Q8 es su parte frontal, que vuelve a incorporar barras verticales en la (enorme) parrilla, lo que le da un cierto toque retro. Este detalle, combinado con unos faros hiper-tecnológicos le dan al auto una expresión que lleva la agresividad al límite. Sí señor, es el Audi más enojado que se ha visto hasta ahora (y eso que los de Ingolstad vienen por ese camino desde hace tiempo). Pareciera que los diseñadores mezclaron a Hannibal Lecter y Darth Vader para dibujar la cara del auto. Así y todo, el Q8 Concept anticipa un modelo de serie que, con muy pocos cambios, va a ser de lo mejor que la marca de los anillos ha hecho en los últimos tiempos.
Hablando de agresividad, Nissan eligió ese camino para su nuevo Vmotion 2.0 Concept (foto de tapa), que vendría a ser un anticipo del sedán Máxima. La marca japonesa viene trabajando desde hace tiempo un lenguaje formal de bordes filosos y gráficas con quiebres y ángulos agudos, y en el caso del Vmotion lleva ese tema a un extremo que haría sentir orgulloso a Hatori Hanzo, legendario creador de katanas de la película Kill Bill. A pesar de que es un estilo provocador y radical, el equipo de diseño de Shiro Nakamura logró ejecutarlo con mucha elegancia. Claro que para eso ayudan bastante las proporciones estilizadas del auto, muy bajo y con casi 5 metros de largo. Un detalle a tener en cuenta: la mayor parte de los pliegues de la carrocería del Vmotion -de radios de curvatura ínfimos- son imposibles de estampar en metal con la tecnología actual. Esa es una de las grandes diferencias que se pueden observar cuando se pasa del prototipo conceptual (generalmente realizado en fibra de carbono) al auto de serie: esos detalles que lucían fantásticos, se vuelven terrenales y mucho menos impactantes.

Para salvar el presente
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¿Qué mejor que apelar a las glorias del pasado para olvidar las penurias del presente? Algo así deben haber pensado los directivos de Volkswagen al planificar la presentación del I.D. Buzz Concept en Detroit. Y sí, la legendaria VW Kombi está muy arraigada en sectores de la cultura estadounidense, y es casi imposible no recordarla con una sonrisa (si será suficiente para borrar el enojo por el Dieselgate es otro tema). Lo cierto es que el I.D. Buzz es una especie de recreación del icónico microbus, esta vez en clave limpia y tecnológica, que traducido significa: propulsión 100% eléctrica y capacidades de manejo autónomo de grado 4. Hay que decir que esto de homenajear a la Kombi es un recurso que VW usa seguido (este es el cuarto concept car en 16 años), pero con el I.D. Buzz lograron un vehículo destacable. Mantiene una continuidad estilística con el I.D. Concept presentado en París: líneas y formas muy claras, con las redondeces justas para ser amigable y divertido, y la tensión adecuada para lucir moderno y actual. El interior es una especie de living que aprovecha la arquitectura de piso plano que permite la propulsión eléctrica (las baterías van debajo). VW promete seguir con su serie de concepts eléctricos que son un giro de 180° hacia una propulsión limpia. Con el I.D. Buzz tienen un vehículo que puede conectar tres generaciones a fuerza de ecología, simplicidad, practicidad. y mucha onda.

Los de verdad
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Por el lado de los productos que sí van a llegar a las concesionarias americanas, la estrella a nivel diseño fue sin dudas el Kia Stinger. El grado de madurez estilística de la marca coreana es impactante y ahora finalmente lo puede demostrar con una coupé de 4 puertas de tracción trasera que le apunta directo a los premium alemanes como el Audi A7 y el Mercedes-Benz CLS. Bellamente proporcionado y exquisito a nivel detalles, el Stinger es una de las obras maestras del gran diseñador Peter Schreyer, el hombre que puso a las marcas coreanas Kia y Hyundai en el centro de las miradas. El nuevo Toyota Camry fue el lanzamiento de producto más importante del Salón y es un salto gigantesco en el diseño de este sedán amado por las familias estadounidenses. Con pretensiones deportivas, más bajo, ancho y largo, está atléticamente proporcionado, aunque con el frontal barredora de nieve de Detroit exageraron un poco. La Chevrolet Traverse (la primicia de la marca del moño) no va a hacer que la gente se desnuque para mirarla, pero luce muy atractiva y cierra un ciclo que volvió a darle coherencia (y consistencia) estilística a todos los productos de la marca.

La tendencia
Por lo visto en Detroit, en la lucha entre el diseño simple, claro y amigable contra el estridente, ornamental y agresivo, las superficies de chapa macheteadas vienen ganando por goleada. Hoy parece reinar entre las automotrices una especie de horror vacui -miedo al vacío- que hace que cada espacio debe ser llenado con una línea, un pliegue de chapa, un pedazo de cromo o una tira de LED, a riesgo de ser percibido como aburrido. No es algo que esté mal, es simplemente la tendencia del momento, y tiene su correlato en los gustos de los consumidores. Dice un viejo axioma de la física que a cada acción se opone una reacción. No tan lejos en el horizonte se vislumbra una vuelta a las formas más netas y despojadas, de la mano de la propulsión eléctrica.
LA NACION