Tras una disputa con el Papa, renunció el Gran Maestre de la Orden de Malta

Tras una disputa con el Papa, renunció el Gran Maestre de la Orden de Malta

El papa Francisco aceptó el 25 de enero la renuncia del Gran Maestre de la Orden de Malta, Matthew Festing, en un alarde extraordinario de poder pontificio que puso fin a un insólito conflicto entre la milenaria congregación y el Vaticano.
“Durante la audiencia con el Santo Padre su alteza Matthew Festing entregó su renuncia como Gran Maestre de la Soberana Orden de Malta. El Papa la aceptó hoy (miércoles) y le expresó su aprecio y reconocimiento por los sentimientos de lealtad y devoción”, informó el Vaticano en un comunicado.
“El gobierno de la orden fue asumido en forma interina por el Gran Comendador (el alemán Ludwig Hoffmann von Rumerstein) hasta que sea designado un delegado pontificio”, precisó la nota.
Es una medida notable y polémica porque significa la intervención de un Estado soberano, la Santa Sede, en los asuntos internos de gobierno de otro, la Soberana Orden Militar de Malta, una antigua orden aristocrática que regenta una enorme obra de bien público global. Fuentes religiosas explicaron que el delegado pontificio es una suerte de interventor y su figura ha sido utilizada en pocos casos, entre ellos por el papa Benedicto XVI en 2010 para la renovación de los Legionarios de Cristo tras el escándalo de su fundador, Marcial Maciel, condenado por abusos sexuales contra seminaristas, haber tenido hijos con diferentes mujeres y ser consumidor de drogas.
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La Orden de Malta, cuyos orígenes remontan a las Cruzadas, está presente en más de 120 países y administra hospitales y dispensarios, con 12.500 miembros y 100.000 empleados y voluntarios.
La salida de Festing, británico de 67 años, quien estaba al frente de la Orden desde 2008, es un gesto muy inusual ya que el cargo es vitalicio.
“El martes por la tarde el papa recibió al gran maestre y le pidió que dimitiera. Él aceptó”, había anunciado pocas horas antes la orden en un comunicado. La renuncia ocurre luego de un mes de forcejeo, considerado como una prueba a la autoridad del Papa Francisco, cuyas reformas son contrastadas por el ala más conservadora de la Iglesia.
El conflicto comenzó con la salida forzada, el 6 de diciembre, del número tres de la Orden, el alemán Albrecht von Boeselager.
Según medios católicos, Festing y el cardenal Patrono de la Orden, Raymond Burke, conocido por sus críticas al Papa argentino, acusaron a von Boeselager de haber no haber impedido la distribución de preservativos en diferentes zonas del mundo donde se encuentran las estructuras médicas gestionadas por los voluntarios de la Orden de Malta.
Von Boeselager rechazó las acusaciones y considera que se trata de un montaje de Festing y Burke para perjudicarlo.
Ante la poca transparencia en la decisión de hacer dimitir al Gran Canciller, denunciada también por algunos de sus miembros a la Santa Sede, Francisco decidió nombrar una comisión investigadora formada por el arzobispo Silvano Tomasi, el ex rector de la Universidad Pontifica de Roma Gianfranco Ghirlanda y Jacques de Liedekerke, Marc Odendall y Marwan Sehnaoui.
El portavoz del vaticano, Greg Burke, explicó en su momento que el nombramiento de este grupo se explica con “la voluntad de resolver el asunto de manera pacífica”.
Festing rechazó colaborar con esta comisión denunciando una injerencia por parte del Vaticano en la soberanía de la Orden”, según un comunicado publicado en su sitio web.
Pese a que la entidad es considerada como un Estado y cuenta con sus propios pasaportes y cuerpo diplomático, para la Santa Sede es una organización religiosa que debe de alguna manera obediencia y respeto al Papa.
En un desafío inédito a la autoridad del Papa, Festing tildó de ilegítima la comisión y pidió a los miembros de la congregación que no colaboraran.
Más que una pelea por el reparto de profilácticos, algo prohibido por la iglesia católica pero que tolera en algunos países se Africa azotados por el sida, se trataría de un paso más de la guerra abierta lanzada por el cardenal ultraconservador estadounidense Raymond Burke contra Francisco.
Burke es considerado entre los mayores críticos del papa argentino y fue alejado elegantemente de la Curia Romana al ser nombrado como representante del papa en la Orden deMalta. El purpurado forma parte del grupo de cuatro cardenales que le pidieron a Francisco que corrija sus “errores doctrinales”.
El purpurado estadounidense mantiene una posición estricta sobre las enseñanzas de la Iglesia en moral sexual. Así, la disputa que envuelve a la orden es un reflejo de las profundas divisiones ideológicas en la Iglesia Católica, que se han intensificado durante el papado de Jorge Bergoglio, quien ha dado mayor relevancia al aspecto misericordioso de la iglesia sobre su lado doctrinario.
Burke firmó junto con otros tres purpurados una carta dirigida al pontífice argentino, que después se filtró a la prensa, en la que le pedían aclaraciones y se exigía su revisión del capítulo octavo de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, redactado tras el Sínodo de la familia, y en la que se conceden aperturas para poder recibir la Comunión a los divorciados vueltos a casar.
CLARIN