Más que anuncio, adivinanza

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Los afiches minimalistas son ejemplos perfectos de lo que hablaba el diseñador modernista y creador de logos Paul Rand cuando dijo: “La simplicidad no es la meta. Es el derivado de una buena idea y expectativas modestas”.
Entre los diseñadores gráficos creció la tendencia de crear pósteres minimalistas para películas ya estrenadas, algunas hace décadas, al margen de los requerimientos de la industria del cine. Así, dibujantes, estudiantes y profesionales se dedican a resumir una trama en un símbolo que la hace inconfundible para quienes vieron el film. Así como un conductor entiende que un cartel de una flecha torcida indica una curva, cualquiera que haya visto la primera película de la saga de The Godfather (El Padrino) sabe lo que significa el dibujo de un caballo sin cabeza.
Aunque algunos diseños se venden como pósteres o para estampados de remeras, la mayoría de los que deciden incluir afiches minimalistas en sus porfolios lo hace por puro amor al arte. El diseñador gráfico británico Christopher Conner ( www.christopherconner.co.uk ) vende a 12 libras lo que él llama The Remakes, nuevas versiones de clásicos, pero dice que lo que más le gusta es poder conectarse con algo que lo apasiona: sus películas preferidas. Entre sus dibujos se destaca el de Jaws (Tiburón), donde el título de la película nada como un tiburón entre dos piernas que flotan sobre un fondo celeste.
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Al punto
Para lograr una conexión instantánea entre el dibujo y los amantes de la película es importante que se respeten los colores y la sensación visual que transmite, según explica el dibujante estadounidense Jordan Anderson ( www.flickr.com/photos/jordan_a ). Para él no hay mejor inspiración que la nostalgia, por eso eligió rehacer los afiches de las películas adolescentes de John Hughes, como The Breakfast Club (El Club de los Cinco), de 1985, simbolizada por un puño cerrado sobre un fondo negro, gesto del rebelde depresivo John Bender. Anderson agrega: “El movimiento minimalista demuestra que no hacen falta fotos de actores frente a una explosión para promover un producto y conectarse con la audiencia”.
En tanto, Sergio Camalich, de México ( www.esecamalich.com ), llevó el minimalismo al extremo en su afiche de Eternal Sunshine of the Spotless Mind (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos), donde la imagen de Jim Carrey y Kate Winslet en la nieve es reemplazada por cuatro círculos de distintos colores, y cada uno representa un cambio de tintura de la protagonista que, para el diseñador, es la clave para entender la trama.
Y en Irlanda nació un nuevo póster de Juno (La joven vida de Juno) que, en vez de poner en el centro a una embarazada de perfil, destaca una caja de los caramelos de naranja, que son el vicio del personaje de Michael Cera. Su diseñador, Paul Rice ( www.paulricedesign.com ), explica: “Juno se los regala para demostrarle cuánto lo quiere, es un gran gesto romántico. Estos son los detalles que hacen a las películas, y mi objetivo es rendirles tributo”.
Otros inconfundibles son el de la mano que se desliza sobre el vidrio, haciendo alusión a la escena del auto entre Rose y Jack en Titanic; el sable hecho de letras representando el arma de Uma Thurman en Kill Bill, y un fondo gris con una curita en el centro que encierra el daño no intencional provocado por Edward Scissorhands, El joven manos de tijera.
Con un diseño fácil de procesar, alguien puede entender de qué película se trata sin siquiera leer el título. Mejor que juzgar a un libro por su portada, una película es lo que su afiche minimalista dice de ella.
LA NACION