10 Mar Duran Duran y el secreto de una reinvención pop que lleva tres décadas de vigencia
Por Joaquín Vismara
Con un recorrido que comenzó en 1981 y sigue hasta hoy, la historia de Duran Duran se caracteriza por resignificarse de una década a la otra. El grupo de Birmingham, liderado por el vocalista Simon Le Bon y el tecladista Nick Rhodes, fue una pieza clave en el engranaje de la new wave, una lectura del pop en la que eran tan válidos los bríos de modernidad que brindaba la por entonces incipiente música electrónica de masas como también retroceder los relojes y agregar aires de soul y R&B a la fórmula.
Con amplias dosis de hedonismo y provocación, Duran Duran tuvo su mayor época de gloria durante los 80, con una seguidilla de hits acompañados por clips de altísimo presupuesto. “Planet Earth”, “Girls on Film”, “Hungry Like the Wolf”, “Save a Prayer”, “Rio”, “Notorious” y “The Reflex” son sólo algunas muestras del poder imbatible del grupo. Pero sobre el final de la década los constantes cambios de formación comenzaron a hacer tambalear las cosas.
Duran Duran comenzó los años 90 con el pie derecho de la mano de The Wedding Album y otro hit global, “Ordinary World”, pero la tranquilidad duró poco. Un disco de covers poco inspirado y un intento de adaptarse a los tiempos modernos (Thank You y Medazzaland, respectivamente) llevaron a poner las cosas en stand by. Tras otro intento fallido con Pop Trash, en 2000, la banda se tomó cuatro años para reflotar su formación original y volver a poner las cosas en su lugar con Astronaut, una vuelta a su sonido clásico. Y aunque en Red Carpet Massacre volvieron a caer en la tentación de sonar modernos para el público joven, sus dos últimos trabajos (All You Need is Now, de 2012, y Paper Gods, de 2015) encontraron el balance correcto entre el legado y la vigencia.
Y ese presente venturoso de Duran Duran se traduce en que en el último tiempo la banda estuvo en actividad constante. “Ahora estoy en mi casa en Londres, pero el fin de año fue agotador -explica Le Bon al otro lado del teléfono-. Me tuve que ir inmediatamente después de Navidad a México, porque teníamos un show el 29 de diciembre y de ahí a Washington, donde tocamos en la víspera de Año Nuevo. Hicimos un par de cosas más y de ahí volé de nuevo a Londres para participar en un homenaje a David Bowie el mismo día que llegué”, detalla. Después de recuperar el aliento, Le Bon tendrá que volver a armar las valijas, esta vez para viajar a Buenos Aires por sexta vez, para ser parte de la cuarta edición de Lollapalooza, en marzo, junto a The Strokes, Metallica y The Weeknd, entre otros.
-Duran Duran tiene casi cuatro décadas de carrera. ¿Qué los atrae de tocar en un festival?
-Es algo distinto a tu propio show. Para empezar, tenés menos tiempo. No estoy seguro de cuánto tendremos, pero supongo que será alrededor de una hora, la mitad de lo que solemos usar para nuestros recitales. Tenés que concentrarte en tu actuación y darte cuenta de que no estás tocando para tu público, sino para todos los demás, y de hecho eso es lo mejor que tiene. Podés tocar tu música para gente que no necesariamente la haya escuchado antes. Estamos acostumbrados a esto, sabemos cómo es y lo aceptamos.
-A diferencia de muchos grupos de su camada, ustedes no quedaron atrapados en una suerte de nostalgia de época. ¿Cómo creés que lo lograron?
-Creo que lo principal es haber seguido sacando música nueva y poner nuestra energía en componer cosas que sean buenas y no cosas que dependan de los hitos de nuestro propio pasado. Nunca tomamos el camino fácil para cobrar el cheque a fin de mes, siempre intentamos escribir algo que sea relevante en el tiempo en el que se publica, que sea moderno en su propio momento.
-¿Influye que en el medio hayan surgido nuevas generaciones de grupos que tomaron a Duran Duran como referencia?
-Un poco, sí. Tenés bandas del principio del nuevo milenio, como Franz Ferdinand, The Killers o Bloc Party, que tienen un sonido muy heredado de los ochenta, y claramente podemos reconocer nuestra influencia en ellos. Después tenés otros artistas que lo hacen menos aparente, pero de todos modos siguieron a la banda y llevaron esa influencia por otro lado, como PJ Harvey, que es un gran fan nuestra. Por eso en Paper Gods tenemos tantos invitados por primera vez. Yo en particular, con todas las colaboraciones de cantantes, tuve que hacer un proceso de enorme de soltar y dejar hacer. Una vez que me di cuenta de que eso estaba realmente mejorando el sonido de Duran Duran, no tuve demasiados problemas en hacerlo.
-Ustedes ayudaron a definir el sonido de los 80 y luego siguieron con su carrera. ¿Qué opinión te merece en lo que se convirtió el pop en este tiempo?
-Me gusta la música cuando está llena de variedad, cuando tiene muchas ideas nuevas y diferentes enfoques. Creo que hoy en día tenemos un montón de cosas que suenan iguales entre sí, y culpo por eso a la música de TV. Tenés a The X Factor, Pop Idol y ese tipo de programas que se dedican a que un montón de gente suene igual, y creo que estamos saliendo de eso de a poco. Creo que vamos a entrar en una etapa en la que la música va a sonar más inspirada y menos genérica. Eso es lo que me gustaría oír: no tenés que sonar como todos los demás, porque si tenés algo que suena distinto al resto ya con eso sos un ganador.
-También hoy los fenómenos pop son más masivos, pero también más efímeros.
-Sí, y creo que eso es porque hoy el éxito de un artista tiende a ser mucho más producto del marketing que del talento genuino y su música. Habiendo dicho eso, creo que Justin Bieber sacó uno de los mejores discos del año pasado, es realmente muy bueno. El problema es que cuando las compañías invierten un montón de plata, quieren impulsar a los artistas a ser más genéricos y más iguales, y se necesita de gente muy valiente que pueda pararse entre la multitud y sobresalir.
-¿Creés que tiene que ver con cómo los avances de la tecnología influyeron en el consumo de música?
-Eso me retrotrae un poco a cómo la gente escuchaba música en los 60, cuando compraban singles más que discos. No sé cuánto cambia el escenario, quizá signifique que la gente no esté tan interesada en todas las canciones de los discos, sino más en los singles. Entonces, si sos una banda que no tiene mucho éxito en la radio o en Internet, eso va a limitar el atractivo de tus canciones para el público, porque quieren conocer lo que vas a tocar, y la familiaridad es un gran factor para que una canción sea un éxito.
-Si bien Duran Duran siempre se mantuvo fiel a su historia, en Red Carpet Massacre coquetearon con el hip hop y no fue muy bien recibido ¿A qué se debió ese cambio?
-Hicimos lo que queríamos hacer, y ése es el espíritu de Duran Duran. Queríamos experimentar con la música y eso no siempre funciona con el público y tenés que aceptarlo. Eso es lo que nos pasó: nos fuimos demasiado lejos respecto de lo que se esperaba de Duran Duran. Dicho eso, me encanta ese álbum y para mí en particular es un éxito rotundo en términos musicales. No era un disco pop. Con Paper Gods tomamos el mismo grado de riesgo, pero en una dirección distinta, una más amable para los fans del Duran Duran tradicional. Suena más convencional, de manera que All You Need Is Now fue un regreso a ese sonido clásico, y tuvimos que irnos de lo que habíamos hecho antes. Si hacés un mal movimiento en un proyecto, tenés que volver y encontrar qué salió mal para el próximo paso. Pero lo que no podés hacer es rendirte. Nunca, de ningún modo.
LA NACION