18 Mar Cómo proteger a los chicos en un mundo de pantallas móviles y ubicuas
Por Débora Slotnisky
El 40% de chicos de entre 14 y 18 años está conectado hasta que se va a dormir, mientras que el 30% está online las 24 horas. Estos datos son algunos de los revelados en una encuesta nacional realizada sobre 1800 adolescentes de escuelas públicas y privadas de todo el país, y dirigida por la doctora en comunicación Roxana Morduchowicz, autora del libro Los chicos y las pantallas.
“En la habitación de mis hijos menores, que tienen 9 y 13 años, hay un televisor que programan para que se apague a las 22. Además, a Marcos, que es el más chico, le gusta acostarse con el iPod, pero cada noche paso por su cuarto y se lo retiro a las 21.30 para que descanse sin interrupciones”, cuenta Lula Morel Quirno, de 49 años, madre de otros dos varones, de 17 y 20 años. A todos les advirtió que no deben hablar en las redes sociales con personas que no conozcan de la vida real, porque podría ser peligroso. Además, siguiendo los consejos de los expertos, en su casa hay una sola computadora, que está en el living para que todos la utilicen desde un espacio compartido. Sin embargo, Morel Quirno admite que sus hijos mayores no la utilizan ya que su actividad online pasa por los smartphones.
A pesar de las advertencias que realizan los especialistas acerca de los peligros que corren los menores en Internet, la mitad de los adolescentes de entre 15 y 17 años se sintió incomodado o agredido por alguna foto, insulto o invitación grosera en Internet y, de este total, sólo el 30% pidió ayuda a los padres, lo compartió con amigos o se comunicó con el autor para que saque el contenido, según un informe sobre seguridad y confianza de los chicos en la Red realizado el año pasado en Argentina.
Estar, hablar, acompañar
¿Qué hacer, entonces, si los chicos utilizan Internet en sus smartphones y es imposible seguir el hilo de cada conversación? ¿Hay que aprender a gestionar cada Red social que nuestros hijos utilizan para seguir sus pasos? ¿Hay que instalar un software que envíe copia de las conversaciones y monitoree los sitios por donde navegan? Y si uno no tiene tiempo porque trabaja todo el día y tiene muchísimas obligaciones que atender, ¿qué hacer?
Según Andrea Urbas, directora de programas de la Asociación civil sin fines de lucro Chicos.net, “la recomendación de los expertos de que los chicos no tengan pantallas en sus cuartos, hoy es imposible de cumplir”.
“Aunque los progenitores estén cansados o no sepan cómo utilizar las nuevas tecnologías -continúa Urbas-, no pueden deslindarse de su responsabilidad de protección y acompañamiento cuando los chicos están en los entornos virtuales. Lejos de pensar que están seguros porque se encuentran entre cuatro paredes, deben comprender lo abierta que es Internet y las posibilidades de contacto que tienen los chicos: con contenidos no adecuados a la edad, que puede generar mucha perturbación y miedo; con desconocidos, y aquí hay situaciones que pueden ser muy graves, y, por último, la necesidad de estar atentos a los vínculos que se establecen con sus compañeros a través de las redes. Es importante como padres estar atentos a que el niño o niña no esté siendo objeto de burlas y, por eso, por ejemplo, esté desganado para ir a la escuela, o la reversa de esto, que se desempeñe agrediendo a otros en las redes, y en ese caso hay que trabajar para que pueda ubicarse en otro lugar, para ser reconocido y valorado por sus compañeros”.
A Agustín le gusta construir todo tipo de creaciones con bloques. Al cumplir 7 años, recibió de regalo su tan ansiada tablet. Durante los primeros días la usaba bastantes horas por día ya que se trataba del “chiche nuevo más esperado”. Sin embargo, con el paso de las semanas la situación no cambió, así que sus padres tomaron cartas en el asunto. Le explicaron que el dispositivo podía ser usado únicamente los fines de semana y con un límite de tiempo controlado ya que la exposición excesiva frente a la pantalla podía ser nociva.
“Si bien la primera reacción de Agustín fue de enojo, tras nuestra explicación comprendió que el consejo era para su bien, así que durante los días de semana utiliza los juguetes de siempre, y los fines de semana opta por la tablet”, cuenta Roberto, un abogado de 42 años. Además, el niño sólo puede descargar juegos sin costo y, como sabe leer, los padres le indicaron que se limite a instalar aquellos que no tengan restricciones por edad.
“No es necesario que los padres tengan perfil en una red social para orientar a sus hijos en el uso de las redes. Es suficiente con que dialoguen con ellos sobre las situaciones de riesgo que se puedan presentar. Explicarles que nunca estamos seguros sobre quién está detrás de la pantalla y por eso es necesario cuidarse en lo que se sube al perfil. También hay que decirles que nada es 100% privado en Internet, y que lo que se sube a la Red es difícil de borrar. Por otra parte, hay que explicar por qué no es conveniente contactarse con desconocidos y en ningún caso deben encontrarse personalmente con gente que hayan conocido en Internet”, detalla Morduchowicz.
Instagram es una red social que requiere que los usuarios tengan una edad mínima de 13 años para crear una cuenta, sin embargo, Morel Quirno autorizó a su hijo menor a que tenga su perfil. Antes de eso, le explicó que no debía publicar determinadas imágenes, y a diario ella se fija en la actividad que el pequeño tiene en esta aplicación. “Mis hijos mayores me dijeron que no era correcto que Marcos fuese usuario, sin embargo, creo que es más importante darle pautas sobre el buen uso que prohibirles el acceso, ya que es sabido que hay menores que abren sus cuentas a espalda de los padres, cuando están con sus amigos”, admite.
Morduchowicz aconseja: “Del mismo modo que uno les pregunta qué aprendieron en matemáticas o historia, ahora hay que agregar una pregunta más. ¿Qué hiciste hoy en Internet?
En tanto, Urbas recuerda: “Los padres tienen un rol fundamental al revisar con sus hijos la configuración de la privacidad, para maximizarla. También deben conversar con ellos sobre qué es publicable y qué no, qué es del orden de lo público y qué del orden de lo privado, y no permitir que un menor de 13 años esté activo en las redes”.
Los grupos de WhatsApp de madres del colegio también pueden ser una herramienta útil. “Si una mamá detecta que su hijo está viendo a un youtuber que habla con palabras subidas de tono, que los videojuegos son muy violentos, o cualquier otro indicio, avisa a través del mensajero instantáneo para que todas estemos atentas -ejemplifica Morel Quirno-. “Prohibir no es la solución, porque los chicos van a avanzar igual en el uso de Internet y los dispositivos tecnológicos”.
Su reflexión coincide con la de los especialistas. Lo fundamental es que los padres ayuden a sus hijos a que formen un criterio y utilicen el sentido común cuando usan Internet.
LA NACION