28 Mar Buceo libre. Azul profundo
Por Xing Yi
Esto simplemente va a quietarle el aliento: Póngase una máscara, un par de aletas y sumérjase en el azul profundo. Bienvenido al buceo libre, en el que no hay tanques de aire, ni equipo mecánico, sólo hay que sumergirse en el agua y quedarse bien abajo de la superficie con sólo una inhalación.
Es un deporte nuevo en China con un linaje antiguo: algunos de los primeros pescadores han buceado sin equipos respiratorios para ir en busca de esponjas, abulones, ostras y perlas. Sin embargo hoy en día, para muchos, un deporte en el que algunos impulsores compiten a una profundidad de más de 100 metros suena, como mínimo, bastante arriesgado, pero con el entrenamiento adecuado el deporte es seguro y agradable, y está llamando la atención en el país asiático.
Wang Aolin, uno de los ciudadanos chinos que cuenta con el récord nacional, conoció el buceo libre cuando estaba de vacaciones en Filipinas hace cuatro años. En ese entonces, era un buzo profesional, pero cuando vio a los buzos en el océano que no llevaban la carga de un equipo de respiración voluminoso decidió hacer el intento. Wang, quien nació en Kun- ming, provincia de Yunnan, en el suroeste montañoso de China, sostiene que solía tener miedo al agua porque cuando era niño casi se ahoga: “A medida que fui entrenan-do, fui venciendo el miedo. Hay una sensación de logro cuando se puede conseguir algo que al principio creías imposible”. Desde entonces, Wang se ha vuelto adicto al buceo libre y es implacable en su entrenamiento, dejó su trabajo de finanzas y en 2014, fundó uno de los pocos clubes nuevos de buceo libre en China, Freefall.
Como parece ser el caso de muchos buzos, Wang comentó que en un momento estaba demasiado preocupado por las cifras, y debido a eso no podía romper su récord personal de 80 metros.
“Afortunadamente, conocí a Aharon Solomons, un instructor conocido en todo el mundo, quien me dijo que debía olvidar los números y simplemente enfocarme en el proceso de buceo. Sus palabras me devolvieron el placer que había tenido cuando empecé buceo libre”. Así, en abril, durante una de las competencias más importantes del deporte, el Vertical Blue Freedive Challenge, celebrado en Dean’s Blue Hole en las Bahamas, uno de los estanques azules más profundos del mundo, Wang se sumergió a 85 metros en la sección de peso constante, registrando un récord chino. En otra competencia en Bali, Indonesia, en el mes de agosto, mejoró su récord, buceando a 96 metros. El récord mundial de la disciplina es de 128 metros, en manos de Alexey Molchanov de Rusia.
“A medida que fui entrenando, fui venciendo el miedo. Hay una sensación de logro cuando se puede conseguir algo que al principio creías imposible”.
En septiembre, Wang y tres buzos chinos participaron en el Campeonato Mundial de Equipos organizado por una asociación internacional de aficionados (AIDA) en el puerto de Kalamata al sur de Grecia. Era la primera vez que un equipo de China competía con otros países. Una de los competidores fue Lu Wenjie, de 31 años, una practicante de buceo libre que vive en Hawái. Lu, nacida en Changzhou, provincia de Zhejiang, fue admitida en la Universidad de Beijing. Después de graduarse, realizó un doctorado en medicina en Estados Unidos y durante un viaje a Hawái en 2010, obtuvo su título de buzo profesional. Enamorada del océano y del buceo, se trasladó a Hawái en 2012 y aprendió buceo libre en 2014. Tiene todos los récords de mujeres chinas en las seis disciplinas del deporte. “En comparación con el buceo tradicional, en el que se puede disfrutar del mundo submarino en una inmersión larga, el buceo libre se trata más sobre el mundo interior de uno”, señaló Lu. Wang y Lu calculan que hay unos 6.000 practicantes de buceo libre certificados en China, y dicen que el número crece rápidamente. “Cada vez más personas en China desean ir en busca de un sentido de individualidad, y ser diferentes a los demás”, afirmó Zhao Lei, uno de los primeros instructores de buceo libre en China, al referirse a la creciente popularidad del deporte. Zhao se convirtió en instructor en 2013, luego de inspirarse en la película Le Grand Bleu (Azul profundo) que trataba sobre la amistad y la rivalidad entre dos practicantes de buceo libre. Zhao comentó que entrenó a unas 800 personas y que fundó el club de buceo libre One Breathe el año pasado. “Mis estudiantes son activos en muchos deportes – esquían, corren maratones y hacen kite surf. El buceo libre se está volviendo popular entre los ciudadanos chinos que aman el deporte y la aventura. No lo considero un deporte extremo, sino un nuevo estilo de vida. La competencia es sólo una pequeña parte de ello”. Muchos practicantes de buceo libre atraídos por el estilo de vida lo han convertido en una carrera. Aparte de ser instructora, Li Da se ha vuelto lo que se conoce como una sirena. Se trata de modelos submarinas con aletas de sirena diseñadas especialmente, y Li es una de las más conocidas en China. En abril, fundó Dada Li Freedivíng y la Academia de Sirenas en Shenzhen, provincia de Guangdong. Al principio, este deporte era “sólo para divertirme”, señaló y agregó: “Ahora les enseño a otros a divertirse”.
CHINA WATCH/ LA NACIÓN