Pérez-Reverte defiende al Quijote como antídoto contra la estupidez

Pérez-Reverte defiende al Quijote como antídoto contra la estupidez

Por Laura Ventura
En su biblioteca hay un espacio reservado para su colección de Miguel de Cervantes, más precisamente de ediciones de Don Quijote de la Mancha. Arturo Pérez-Reverte acaba de sumar un nuevo premio a su trayectoria, un galardón que lleva el nombre de aquel personaje inmortal que tanto admira. El autor español recibió el Premio Don Quijote, una de las distinciones que reconoce el Premio Rey de España, por un artículo que fue publicado en la revista XL Semanal y en el diario LA NACION en septiembre de 2015.
En “Llegan los godos al imperio vencido” Pérez-Reverte analiza las olas migratorias actuales y la crisis de refugiados que se vive en Europa. Crítico mordaz de Occidente, y de España en particular, escribió con su florete punzante en un momento previo a que se aprobase el Brexit y cuando la posibilidad de que Donald Trump fuese el presidente de los Estados Unidos sonaba a disparate. “Obtener este premio tiene para mí una gran importancia, por muchas razones, pero hay una fundamental. En este mundo hay cada vez menos Quijotes y más Sanchos Panza y esa transformación que suele haber -Sancho Panza convirtiéndose a los ideales del Caballero- ahora no se da. En el mundo actual Sancho Panza termina siendo más Sancho Panza. Los Quijotes están sentenciados por el mundo moderno, por la historia actual y son los Sanchos Panza sin redención posible los que van a mandar en el futuro”, dijo a LA NACION.
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A fines de enero, en Madrid, Pérez-Reverte presentó la novela El Salvaje, de Guillermo Arriaga, la quinta en la carrera literaria del autor mexicano, en Casa de América. “Hoy no vamos a hablar de Trump porque todo el mundo, por el hecho de ser mexicano le pregunta lo mismo”, comenzó la entrevista pública Pérez-Reverte a su amigo, el guionista de Amores perros. “Tengo una sobredosis de Trump. Quiero seguir con la vida. La vida es tan rica e interesante… pero el enemigo requiere atención, y no hay que dársela”, acotó luego Arriaga. Ambos escritores evitaron hablar de política internacional y de algunos monstruos, pero no eludieron hablar de la violencia en todas sus manifestaciones. En el artículo premiado de Pérez-Reverte y en las opiniones vertidas de Arriaga el hilo en común a las complejas tramas -la de la crisis de refugiados y la de la novela- es la cultura y la educación como único modo de atenuar los estragos de la violencia.
Las ideas y opiniones del escritor pocas veces pasan inadvertidas, pero el artículo, recién en estos días, tras el fallo ganador, se ha convertido en motivo de controversia a partir de una lectura atolondrada realizada por la agrupación política gallega En Marea, aliada de Podemos. Su portavoz tildó de “xenófobo” a su autor quien desde su cuenta de Twitter respondió a la acusación: “Además de analfabetos y faltos de comprensión lectora, estúpidos”. Es decir, un auténtico “zasca”, un término bien español que podría definirse como dar un latigazo verbal. “¿A mayor inteligencia, mayor maldad?”, preguntó Pérez-Reverte por esta posible ecuación. Arriaga dudó unos segundos. “No. El inteligente tiene más recursos, puede buscar otros modos”, respondió el mexicano.
“¿Crees, como una parte de la humanidad, que es posible vivir sin enemigos?”, insistió el autor de Hombres buenos, quien viajará a Buenos Aires para presentarse en la Feria del Libro. “Sería ideal, pero eso es imposible. Y nosotros, los escritores, tenemos enemigos que ni siquiera sabemos de dónde salen”, dijo Arriaga.
LA NACION