08 Feb Misteriosa muerte del ex general de la KGB que filtró la trama de Trump
Por Luisa Corradini
Ex general de la KGB, Oleg Erovinkin, sospechado de haber sido la principal fuente de las revelaciones sobre la trama rusa de Donald Trump , fue hallado muerto dentro de un automóvil en un estacionamiento de Moscú.
Erovinkin, de 61 años, que trabajaba como jefe de gabinete de Igor Sechin, presidente del gigante petrolero Rosneft, era considerado uno de los principales hombres de confianza del líder ruso Vladimir Putin . El general había sido designado en ese cargo clave por el propio Putin en 2008, cuando Sechin se desempeñaba como primer viceprimer ministro del hombre fuerte del Kremlin.
Su cuerpo, descubierto por su chofer en el asiento trasero de su Lexus de lujo, fue trasladado a la morgue del servicio de inteligencia FSB (ex KGB) para ser examinado. La muerte se produjo al parecer como consecuencia de un ataque cardíaco y fue anunciada oficialmente el 26 de diciembre: “Erovinkin tenía problemas de orden cardiovascular”, se limitó a afirmar el vocero de Rosneft, Mikhail Leontiev, al confirmar la noticia.
La información recién saltó a las primeras planas de la prensa mundial a fines de enero, cuando se supo que Erovinkin era sospechado por los servicios de inteligencia de su país de haber sido la principal fuente del ex espía británico Christopher Steele. Su misteriosa muerte se produjo algunas semanas antes de que se conociera el informe de Steele, revelado inicialmente por el sitio BuzzFeed y reproducido luego por gran parte de la prensa mundial. En ese momento, numerosas personalidades políticas norteamericanas ya conocían la existencia de ese explosivo documento de 35 páginas sobre la trama rusa de Trump.
Una copia del informe había sido transmitida por el propio Steele al MI6 (servicio de inteligencia británico), para el cual trabajó durante años, incluso como agente en Moscú. Otros servicios secretos, incluyendo el FBI y la CIA, también habrían tenido acceso a esas revelaciones, que, según diversas fuentes, incluían un video con imágenes de una orgía en la que habría participado Trump en 2013 en el hotel Ritz Carlton de Moscú. La existencia de ese sex tape nunca pudo ser confirmada.
Varios congresistas norteamericanos recibieron igualmente copias de ese dossier que detalla cómo el “régimen ruso cultivó, apoyó y asistió a [Donald] Trump por lo menos desde hace cinco años”.
La eliminación de personajes comprometedores o incómodos es, en efecto, una técnica habitual de los servicios de inteligencia rusos desde la época soviética, que no fue abandonada en la Rusia de Putin.
LA NACION