05 Feb Marion Cotillard, la francesa que enamoró a los grandes directores de Hollywood
Por María Fernanda Mugica
A pesar de la difícil relación entre los franceses y los norteamericanos, una complicada mezcla de admiración y desprecio mutuos, Hollywood ha sido conquistado más de una vez por actrices francesas que impactan con su je ne sais quoi.
Una de ellas es Marion Cotillard, una intérprete que supo explotar su talento y fotogenia en películas industriales como El origen y El caballero de la noche asciende, ambas de Christopher Nolan, sin dejar de trabajar en proyectos de autores como Woody Allen, con quien filmó Medianoche en París, y films europeos independientes como Dos días, una noche, de los hermanos Dardenne.
Una muestra de la variedad de los trabajos que encara Cotillard estará a la vista en la cartelera argentina de los próximos días. Hoy se estrena Aliados, el drama romántico de espionaje durante la Segunda Guerra Mundial, dirigido por Robert Zemeckis, que coprotagoniza con Brad Pitt. La semana que viene llegarán Es sólo el fin del mundo, del joven maravilla del cine canadiense Xavier Dolan, y Assasin’s Creed, adaptación cinematográfica del famoso videojuego, en la que comparte elenco con Michael Fassbender y Jeremy Irons, bajo la dirección de Justin Kurzel.
“Me atraen muchas cosas -dijo la actriz en una entrevista con la revista The Atlantic-. Cuando era chica mi sueño era ser actriz y poder saltar de un mundo a otro, desaparecer dentro de los personajes, que la gente no me reconociera de una película a la otra. Así que me siento muy afortunada de tener la oportunidad de vivir ese sueño. Nunca esperé vivirlo de una manera aún más grande de la que había soñado. Nunca pensé que iba a tener la oportunidad de visitar otras culturas”.
La consagración internacional de esta parisiense nacida en 1975, fue con su interpretación de Edith Piaf en La vie en rose, de Olivier Dahan. Su actuación en el biopic de la legendaria cantante francesa le valió el Oscar a Mejor Actriz en 2008. A partir de entonces, Cotillard fue construyendo una carrera ecléctica, con papeles diversos en films de variados orígenes y presupuestos, que cuentan distintos tipos de historias.
En Aliados, homenaje del director de Forrest Gump al cine clásico de Hollywood, la actriz interpreta a Marianne Beauséjour, una espía francesa que debe simular estar casada con Max Vatan (Pitt), un oficial de inteligencia de la Royal Air Force canadiense, durante una misión para asesinar al embajador alemán en Casablanca. En medio de la preparación para el atentado, el falso matrimonio se convierte en un amor verdadero que deberá enfrentar los obstáculos impuestos por su profesión y por la guerra.
En septiembre del año pasado Pitt y Angelina Jolie anunciaron su separación y la prensa no tardó en señalar a Cotillard como la posible culpable, aunque la actriz lo negó rotundamente. Es que las circunstancias del divorcio de la pareja más famosa del mundo del cine parecían un espejo de la forma en la que se terminó el anterior matrimonio del actor con Jennifer Aniston y cómo comenzó la relación con Jolie: en el set de Sr y Sra Smith, una película sobre un matrimonio de espías. Para los medios era irresistible la comparación pero Cotillard afirmó estar muy feliz con su pareja, el director francés Gillaume Canet, que salió a defenderla públicamente de estos rumores y con quien espera su segundo hijo.
El estreno de Assassin’s Creed viene rodeado de otro tipo de expectativa, la de aquellos fanáticos del videojuego que esperan ver en la pantalla grande la historia de Callum Lynch (Fassbender), quien mediante una tecnología que libera sus recuerdos genéticos experimenta las aventuras de su ancestro, Aguilar, en la España del siglo XV, y descubre que es descendiente de la sociedad secreta de los Assassins, al mismo tiempo que adquiere habilidades para luchar contra la opresiva organización de los templarios del presente.
En esta película, Cotillard vuelve a trabajar con Fassbender y Kurzel, actor y director, respectivamente, de Macbeth, film en el que la actriz francesa interpretó al famoso personaje shakesperiano de Lady Macbeth. En esta ocasión, el rol que le toca es el de Sofia Rikkin, a quien definió en una entrevista con Entertainment Weekly como “una científica dedicada a la investigación para encontrar una cura contra la violencia”.
Además de estos dos films de Hollywood tan distintos entre sí, en estos días se la podrá ver en una película de menor presupuesto y diferentes intenciones artísticas como Es sólo el fin del mundo, última trabajo del aclamado y jovencísimo Xavier Dolan. Esta adaptación de una novela de Jean Luc Lagarce ganó el Gran Premio del Jurado en el festival de Cannes en 2016 y tiene a Cotillard como parte de un elenco de reconocidas figuras francesas entre las que se cuentan Nathalie Baye, Vincent Cassel y Léa Seydoux. Esta película y sus próximos proyectos anunciados, que incluyen los nuevos films de Canet y Arnaud Desplechin, demuestran que la actriz no tiene intenciones de cortar con sus raíces francesas, aún después de haber conquistado Hollywood.
LA NACION