Los pros de viajar sin compañía

Los pros de viajar sin compañía

Por Verónica Brollo
“Hice un viaje sola y fue el mejor. No tuve que acordar nada con nadie, ni del viaje en general ni momento a momento. Además, la gente te ve sola y te ayuda. Te volvés uno con el universo”, dice Adriana Regina (33 años, publicista), que viajó por el sur argentino. Y contagia el entusiasmo de lanzarse solo por los caminos del mundo. Aunque algo parece una constante: cada viaje solitario es una peregrinación interior. La libertad de decidir
Habiendo planificado y superado temores, muchos deciden vivir la experiencia de salir sin compañía de amigos, parientes o pareja. Disfrutan de una libertad particular: la de decidir sin consensuar con nadie.
“Una vez que vencés los miedos comienzan a pasarte cosas maravillosas”, cuenta Athos Vallejo (40 años, carpintero ), que se aventuró en bicicleta desde la Argentina hasta Brasil.
En el caso de Tati Curti (27 años, RR.PP.), que viajó a la isla Saint-Martin en el mar del Caribe, el miedo pasaba por ser mujer y andar sola, aunque esto no detiene a los espíritus libres: “Si, por ejemplo, viajás con tu pareja no te vinculás con desconocidos. Y al ir sola quería conocer gente, socializar, ver la cultura del trabajo del lugar que estaba descubriendo. Y así fue como una de las lindas experiencias fue subirme al auto de una chica que trabajaba en la isla y salir a recorrer”.
Además, los solitarios valoran que se abre un paréntesis en sus vidas en el que no tienen compromisos con nadie más que con ellos mismos :“Vas conectandocon gente y luego te desconectás sin ningún tipo de compromiso ni de culpa. Y las cosas las conciliás con vos mismo. Si querés te levantás a las 5 de la mañana para pedalear. Y eso también es una libertad mayor”.
los-mejores-beneficios-en-los-empleos-3
Aunque también suele pasar les que por la misma soledad hay un plus de placer que se les escapa: “Lo que más disfruto es la libertad de hacer lo que quiero y como quiero, y no forzar a alguien a hacer lo que no tenga ganas. La contracara es no poder compartir con alguien muchas cosas lindas que se disfrutan más si se las comparte”, comenta Andrés Prestileo (52 años, periodista), que viajó solo por Europa y el sur argentino. Mundos interiores
Los viajeros solitarios indefectiblemente se encuentran con ellos mismos, descubren de qué son capaces y de qué no, se sorprenden con reacciones audaces y superan su timidez.
Mariela Rosenberg (41 años, profesorade idiomas) re corrió muchos países europeos mientras vivió un año y medio en Milán, Italia. A clara que“para viajar solo te tiene que gustar estar solo. Y es así como vas a sentir realmente la adrenalina. Te da un placer adicional darte cuenta de que lográs hacer lo que te propusiste antes de salir. Viajando sin acompañante son más las ganas de conocer los lugares, entonces te movés”.
Son clave, entonces, el auto descubrimiento, el auto abastecimiento y la autosuperación. Pero es posible que flaqueen en el área emocional y los viajeros sufran algo su soledad.
La aventura ciclística de Athos le tomó seis meses y puede exponer larga mente lo que significan los altibajos. “La parte negativa de estar solo es que a veces se te hace cuesta arriba cuando te agarra un bajón anímico o cuando comenzás a extrañar. En un viaje en bicicleta dependés mucho de tu cabeza, que en un momento se cansa, y ahí estaría bueno estar con alguien que sea soporte. Más que físicamente, un viaje como el que yo hice te agota mentalmente”.
Por esto es que Mariela habla de un placer emocional y de un peligro emocional. El placer emocionales que “cada vez que llegás es un gran logro si es un lugar que soñabas visitar. ¡No lo podés creer!”. Y el peligro emocional es que“extrañás y además todo es cansador por el desconocimiento delos códigos locales. Hay algo que te estás perdiendo todo el tiempo, más aún si hay una barrera idiomática”. El camino de los mitos
Aunque a veces eso de la soledad al final no signifique viajar plenamente solo. El espíritu de aventura y la empatía con otros viajeros hace que terminen haciéndose amigos de desconocidos y, finalmente, viajando acompañados.
Kevin Traynor (25 años, ingeniero y emprendedor) viajó solo en algunos tramos de su recorrida por Europa. Pero en otro viaje a Bariloche fue dispuesto a estar francamente solo. “Iba a estar esquiando todo el día. O sea que iba a estar solo aunque fuera con amigos, porque la montaña es así”. Pero se hizo amigo de dos uruguayos y, salvo esquiar, terminó realizando el resto de las actividades con ellos. “Uno se puede hacer amigo de gente completamente diferente a uno. Pero desde un principio tenés un punto en común: ambos son viajeros solitarios”.
Ath os es contundente :“Que uno viaja solo ya es un mito ”. Y, tristemente, la aventura también estaría por pasar a la categoría mítica, porque “la sobredimensión de la comunicación no te permite ni siquiera perderte”.
No tan solos
Y sino se hacen amigos de desconocidos, al interiorizarse en la cultura que visitan, se acercan a los lugareños en plan amistoso. O bien, se les despierta la vocación por la comunicación masiva y crean un blog (al estilo de Jack Kerouac en Viajero solitario, amalgamando nomadismo y literatura). Kevin cuenta que sin darle difusión, en su blog había “relatos que tenían 300 entradas. La gente comentaba: ‘Estoy viviendo el viaje con vos’”.
Otros se dedican a registrar sus experiencias y mandan fotos y videos a sus familiares y amigos. Porque como dijo el poeta Gustavo Adolfo Becquer, “La soledad es muy hermosa … cuando se tiene alguien a quien decírselo”.
LA NACION