Ignacio Scocco: “No me gusta el ambiente del fútbol, por eso ni se me cruza ser técnico”

Ignacio Scocco: “No me gusta el ambiente del fútbol, por eso ni se me cruza ser técnico”

Por Cristian Grosso
Era N° 10 en las inferiores. No lo asume, pero suelta una carcajada aprobatoria cuando se lo acusa de enganche frustrado. Está a la vista que Ignacio Scocco no es un 9 convencional. Jamás utilizó la camiseta 9 en su carrera, por cierto. El Tolo Gallego le tiró la 32 cuando debutó en la primera de Newell’s y se encariñó hasta transformar ese número en un fetiche que se repite en su Twitter, su mail. y si no aparece en el celular y la patente del automóvil es sólo porque no pudo elegirlos. “¿A quién no le gusta hacer un gol? Te da tranquilidad y confianza. Pero yo no vivo del gol ni quiero estar encerrado en el área. Trato de salir a jugar y, a la vez, convertirme en extremo, enganche o segunda punta. Prefiero los falsos nueve. miro más a Dybala o al Kun que a Suárez -dentro del área nadie define como él- o a Lewandowski. Siempre me gustaron Totti, Diego, el Enzo, Zidane, Xavi, Del Piero, Iniesta. enganches, que hoy nos quieren hacer creer que no hay. ¡Mentira! Hay pocos, pero hay. Pero los técnicos los usan poco o los utilizan mal”. La sentencia en el final de su respuesta lo define. Nada de tibieza. Scocco no es un futbolista convencional. No disimula, no finge, no se perdonaría responder con política corrección.
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Huye a Hughes, a 115 kilómetros de Rosario, se escapa del ruido y la notoriedad. Su ciudad es su refugio, ahí donde nació hace 31 años y creció junto al póster de Francescoli y Hernán Crespo con la Copa Libertadores 1996. Aquella simpatía por River quedó en la niñez y hoy resalta una curiosidad: ya le convirtió siete goles a los millonarios, más que a nadie en su vida. Adora a Newell’s. “Cuando cruzás los 30, los últimos años se pasan volando. Una de las cosas que puede hacer estirar mi carrera es que Leo [Messi] venga a jugar a Newell’s., pero que tampoco se tome mucho tiempo porque no me voy a poder mover y lo tendré que disfrutar desde la tribuna. Me gustaría retirarme en Newell’s, pero en el fútbol uno puede programar poco., igual, estoy conforme con mi carrera, salvo que me hubiese gustado haber sido alguien en las ligas importantes”, asume. Se flagela.
-¿Por qué nunca te afirmaste en el exterior?
-En Grecia estuve tres años y salí campeón. Tuve muchas posibilidades de jugar en España, que era mi sueño, pero siempre le di prioridad a lo económico, y para poder jugar en España tenía que resignar plata, mucha plata, y nunca me la jugué, te soy sincero, preferí lo económico.
-Extraña confesión. ¿Preferiste la plata al desafío deportivo?
-Pero es la verdad. Sin desmerecer a la liga de Grecia, pero si te llega una propuesta de España, lo más probable es que te vayas para crecer futbolísticamente.., y si yo me quedé es porque no me cerraban los números. No me arrepiento, pero a veces pienso qué hubiese pasado. Me iba a jugar al Betis, que se yo, por ejemplo, por menos plata, sí, pero me mostraba y tal vez me compraba el Barcelona. Bueno, yo tomé otras decisiones.
-¿Por eso con 26 años te fuiste a jugar a los Emiratos, un destino que muchos eligen como jubilación?
-No lo tenía pensado, pero apareció la crisis económica en Grecia, el club estaba en problemas y tenía una deuda grande conmigo. Yo ya quería volver a la Argentina, llevaba 7 años afuera. y justo apareció la oferta de Emiratos. El club me dijo ‘te tenemos que vender’. Ok, voy, les dije, pero me tienen que pagar la deuda que arrastran conmigo con esa plata que les va a entrar. Cumplieron, me saldaron la deuda y pensé: voy un año a los Emiratos y desde ahí vuelvo a la Argentina. Hice un contrato por 3, pero puse una cláusula de la salida, a préstamo, al año. Y fue lo que pasó. Y lo que gané en Emiratos en un año, tal vez necesitaba dos o tres años en cualquier otro lugar. Ahorraba y me volvía antes a la Argentina, lo pensé así, te soy sincero. Y al año en Emiratos [en el club Al Ain], Martino se la jugó por mí, cuando ya nadie confiaba en mí, y hasta el día de hoy le estoy agradecido.
Gritos en rojo y negro. Los 69 tantos que anotó Scocco en Newell’s lo ubican octavo entre los goleadores históricos leprosos. Con una particularidad: es el único que estuvo en los dos últimos títulos: 2004 y 2013.
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-¿Y no te quedó la cuenta pendiente de jugar en un grande de la Argentina?
-No, porque tuve la oportunidad de irme a Buenos Aires. Estuve cerca de River, siempre me buscaron. También pudo ser Racing., y Boca en otro momento. Pero la gente de Newell’s siempre me cuidó y me quiso. La gran diferencia entre Newell’s y un equipo de Buenos Aires. es Buenos Aires. El rebote del lugar. Lo que generan River y Boca es un mundo aparte, es cierto, pero Newell’s está a la altura de los otros tres grandes. Sin dudas.
-¿Qué te parece el torneo argentino?
-Lamentablemente el fútbol argentino no es de los más lindos para ver. Los técnicos están obligados por los resultados, y eso les impide proyectar un estilo. La búsqueda del resultado es exclusiva. Es muy competitiva la liga argentina, al jugador que viene de afuera le cuesta readaptarse porque es un juego muy duro, friccionado y táctico. En el fútbol de afuera te dejan jugar más, te dan más espacios, por eso el fútbol inglés es tan lindo y en España se juega bien. La liga argentina se parece cada vez más a la italiana: táctica y resultados. Todos exigen más: los dirigentes, el hincha, el ambiente. Si no ganás dos partidos, estás en la cuerda floja.
-¿Te gusta que haya técnicos jóvenes?
-A mí me gusta que los técnicos se modernicen, y eso no quiere decir que un técnico joven sepa más que uno viejo. El mismo sistema del fútbol te va obligando a modernizarte, si no te deja de lado. Pero siempre tiene que haber un proyecto de sostén. Así y todo, igual perdés dos partidos y te pegan una patada en el culo. Y ahí no importa la edad que tenga ese técnico.
-¿Habrá un Scocco entrenador?
-Me encanta el fútbol y mirar partidos, pero hoy no tengo la idea de ser técnico. ¿Te soy sincero? No me gusta el ambiente del fútbol. No me gusta el entorno, todo lo que se genera. lo que llamamos ‘el puterío’. Que no valga un proyecto, sino el resultado; que venda más el ruido que el análisis, que cualquiera se sienta habilitado a destratar a los demás. Me gusta más la formación de jugadores. Quizás arranque por ahí. Por ejemplo, buscando talentos desde el club de mí pueblo, el Hughes Fútbol Club. Salir del ruido un poco. Quizá mañana me pique el bichito, pero no creo. Hoy veo que en la zona hay mucho talento y no se lo está aprovechando.
-¿Falla el rastrillaje?
-Yo voy a ver mucho la liga del pueblo, porque de ahí salen los jugadores de mañana. Y veo que hoy, a los chicos, les falta un apoyo psicológico para que entiendan qué condimentos son indispensables para en el futuro convertirse en un verdadero profesional. A los chicos les interesa el fútbol, pero no sé si están dispuestos a los sacrificios. Quisieran hacer el salto y casi de un día para el otro estar en primera. El tránsito les da pereza. Vos a un chico le explicás lo que tuvimos que pagar para llegar nosotros, los de nuestra generación, y te dicen ‘¡estás loco!’ Ahí hay que trabajar para qué valoren todo mucho más. Hoy están más cómodos… y eso tiene un costado negativo. Yo a los 14 años me sentaba en la puerta de la pensión para ver si pasaba alguien de mi pueblo, una cara conocida para enterarme de algo… ya sé que cambió el mundo, pero eso te va armando la personalidad, las inquietudes, el sentido del esfuerzo. Hoy los chicos son muy cómodos. Pibes sigue habiendo, pero en algo estamos fallando si en determinando momento no les aparece ese fuego interno, dejan de disfrutar lo que hacen y todo les da lo mismo.
-¿Saben menos del juego o faltan maestros?
-Los primeros que tienen que estar capacitados son los entrenadores. ¿Cómo puede enseñar alguien que no cuenta con condiciones para formar a los chicos?
-En muchos clubes, al ídolo retirado le asignan una divisional para darle algo o usarlo políticamente.
-A eso iba. Acá, en Rosario, ADIUR (Agrupación Deportiva Infantil Unión Rosario) es un club que empezó a trabajar hace 5 años en la formación de chicos. Yo estoy cerca de ellos porque me gusta lo que hacen. Ellos llevan a sus entrenadores una o dos veces por año a capacitarse al Villarreal, por ejemplo. Y si hay un congreso en algún lugar del mundo, van. En el congreso que dio Bielsa en el Ajax, estuvieron los entrenadores de Adiur y no los de Boca, River, Newell’s o Central. No me lo explico. Aprenden, se capacitan y traen todo ese conocimiento. Y ahora ves los resultados, que no es lo más importante, pero a la vez son un síntoma de que se están haciendo las cosas bien: no te digo que compiten mano a mano con Newell’s y Central, pero están pisándole los talones en 5 años. Trabajo, enseñanza y proyecto es difícil que no funcione.
-¿Ya no sale el jugador distinto?
-Ahora te lo llevan a los 12
-13 años, entonces ni te enterás de los pibes que se van. Con el tiempo, te cuentan que Fulano la rompe en Italia o en España. Pero, ¿cómo si no jugó en ningún lado? Claro, te lo llevaron desde que era un nene. Eso quiere decir que seguimos sacando jugadores, pero ahora lo forman otros. Bielsa siempre dice que la formación se da entre los 13 y los 18, que lo que no haces ahí. Bueno, ahora te los forman otros.
-¿Cómo le explicás a un amigo extranjero si te pregunta qué le pasó estructuralmente al fútbol argentino en los últimos años?
-Nadie te pregunta que pasó., ¡ya lo saben! Intereses, mezquindades. Ojalá te preguntaran que pasó, porque tal vez podrías dibujársela. Pero no, ya lo saben. Y esa es una pésima propaganda para nuestro fútbol.
-¿Cómo evalúas al Comité de Regularización?
-No sé si hay algo concreto para evaluar. Lo veo a Armando Pérez con muchas ganas de que esto cambie, pero mientras uno tire para un lado y otro para el otro, no vamos a solucionar nada. Habría que dejar de lado los intereses, los egoísmos y la política. Porque los que sufrimos somos los jugadores, especialmente los del ascenso, que están muy desprotegidos.

“Quiero que Bauza sea campeón y que Di María haga el gol en la final”
Lautaro es griego. Nació en Atenas cuando su papá jugaba en AEK. Juan Mateo, el benjamín de la familia, es bien rosarino y llegó junto con el título de Newell’s en junio de 2013. Todos leprosos y fanáticos de la selección argentina, ese lugar que es un recuerdo tan fugaz como maravilloso para Scocco. Apenas jugó 28 minutos el 19 de noviembre de 2012, con Sabella como DT., pero le hizo dos goles a Brasil en la Bombonera. “Soy consciente de la categoría y cantidad de delanteros que tiene la Argentina. Quizá, si me hubiese decidido por alguna propuesta del fútbol español, hubiese tenido más visibilidad hasta para llegar a la selección, a veces lo pienso. Pero disfruto de la selección viéndola desde afuera por la cantidad de monstruos que tiene. ¡Gracias a Dios que son argentinos…! Sufro por ellos cuando a la Argentina no le va bien”, cuenta.
Y lo rebela el destrato que sufre la ‘generación de perdedores’ para muchos hinchas. “Esto pasa sólo en la Argentina. Jugaron las tres finales de los últimos tres torneos oficiales y lamentablemente no se pudieron ganar, pero yo me diferencio de esa gente que no rescata nada, y sé que hay muchos que valoran lo que han hecho y piensan como yo”, subraya.
“A Marcelo Bielsa también lo maltrataron.”, lanza Scocco y se queda pensando. “Siempre estoy esperando que salga la noticia de que Bielsa esta por agarrar en algún lado. Él debe trabajar. Si él está al frente de un club, ahí hay garantía de buen fútbol”, se entusiasma. Y hace su podio de los mejores futbolistas argentinos por el mundo. A Messi no vale incluirlo. “El mejor es Di María., con Agüero e Higuaín; cuando ellos están bien se destacan, juegan a otra cosa”, detalla. ¿Scocco distinguió a Di María? ¿Al canalla Di María? En Rosario, ¿un leproso puede permitirse tamaña generosidad con el rival eterno? “El fanatismo no me tapa los ojos. Yo puedo elogiar a Di María como uno de los mejores jugadores argentinos en la elite mundial, pero en esta ciudad hubo mucha gente que alentó para que le fuera mal a Martino en la selección. Yo, gracias a Dios, no soy así, yo soy argentino. Amo a Newell’s, quiero a Newell’s y deseo que siempre le vaya bien, pero antes que nada soy argentino. Yo deseo que a Bauza le vaya bien. y Bauza es de Central. Yo quiero que salgamos campeones en Rusia y que Di María haga el gol en la final. Con los de Central jamás tuve un problema, ni en mi primera etapa ni ahora. Se debe a que siempre respeté al hincha de Central, nunca le falté el respeto”. ¿Y el tuit de hace unos días tras la caída de Central en la Copa Argentina? “Me gusta mucho el folklore de la ciudad, pero sutil, sin agresiones ni falta de respeto. Tengo amigos de Central, me gusta cargarlos, y por supuesto me la banco cuando me la devuelven”.
Precisamente la atmósfera futbolera en Rosario se vuelve irrespirable por momentos. Newell’s ahora vive en tensa calma después de asesinatos y atentados vinculados con la barra brava del club. “Tratamos de mantenernos al margen. Siempre supimos que había temas políticos, que la barra estaba quebrada y muchos querían tomar ese mando. Ya pasamos momentos difíciles, visitas en la concentración en el predio de Ricardone., visitas que son normales en el fútbol argentino. Trístemente normales”, confiesa.
Sabe de historias violentas Scocco…, en otras latitudes. Incluso, donde fue querido por muchos, hasta ser bautizado Mr. Fantastic. Pero… En marzo de 2011, tres bombas molotov explotaron frente a su domicilio en Atenas. Nunca se terminó de esclarecer el incidente, pero la policía le adjudicó el ataque a ultras extremistas de AEK, que días atrás había perdido 6-0 la final de la Copa de la liga de Grecia ante el archirrival Olympiacos.
En su avatar del whatsapp aparece Raúl Alfonsín y su relato del preámbulo de la Constitución. A Scocco no sólo lo atrapa el fútbol: también le encanta el tenis. En su cuenta en Twitter siguió con intensidad la definición de la Davis ante Croacia. Y cuando en Zagreb, en el quinto punto, Federico Delbonis selló un éxito que entró en la historia, tuiteó: Increíble, cuánto huevo… “traguen veneno, acepten la injusticia que todo se equilibra al final”. La frase se la tomó a Marcelo Bielsa…
-Descarto Grecia, México y los Emiratos Árabes. ¿Dónde te hicieron sentir más la rivalidad: en Brasil o en Inglaterra?
-Sin dudas, en Brasil. Cuando Brasil salió campeón de los Juegos Olímpicos de Río, escribí en mi Twitter [@nachoscocco32] que me dolía mucho verlos ganar, pero no era contra ellos, en realidad lo que quería decir es que ese título era culpa nuestra, de los dirigentes del fútbol argentino. En Brasil me han tratado 10 mil puntos, pero el folklore allá te lo hacen saber. ¿eh? En Inglaterra. no sé, no te digo que no nos registran, pero ellos no tienen esa pica que nosotros sí… Será por Malvinas. Culturalmente es otra cosa; Argentina le ganó por la Copa Davis a Gran Bretaña en Escocia y lo ovacionaron a Del Potro. Nosotros a Murray lo hubiésemos reputeado acá. A mí me trataron mil puntos en Southampton. La bronca es nuestra.
LA NACION