02 Jan Viggo Mortensen: el actor que elige andar por los márgenes de Hollywood
Por Natalia Trzenko
Es de los mejores guiones que he tenido la posibilidad de leer. Creo que como guión original debería haber recibido más premios de los que recibió. De todos modos lo interesante es que la película también ha ganado muchos premios del público. Eso lo he vivido en persona, he visto cómo los espectadores iban y votaban. Hemos hecho muchas proyecciones porque no es una película que tenga una compañía atrás que aporte millones de dólares para poner afiches por todos lados, pero es un film que funcionó mucho tiempo a base del habla. Del boca-oído, todo el rato”, dice Viggo Mortensen , de visita en Buenos Aires para presentar anoche en el marco de la Semana de Cine de Cannes Capitán fantástico, el film que protagoniza.
El actor, en un castellano que combina el refinado porteño aprendido en su infancia por aquí con unas pinceladas del Madrid donde suele residir, no parece notar la emoción que su presencia genera en quienes lo detectan. Tal vez esté acostumbrado. O quizás, con el tiempo justo, prefiera concentrarse en hablar del film al que acompaña desde hace meses. Una pequeña película independiente que comenzó su carrera en el festival de cine de Sundance en enero pasado y que, para sorpresa de todos, incluido su protagonista, se coló en la temporada de premios de la industria del cine.
Premios y estrategias
“Las compañías cinematográficas que tienen dinero para hacer buenos productos guardan las películas, no las estrenan hasta el momento justo, que es ahora. Nosotros, en cambio, en los Estados Unidos salimos en las primeras semanas de julio. Si la película funciona ahora es porque se ha probado que va en serio, que la reacción del público es honesta, que es buena de verdad, y eso es diferente a las que salen ahora, todas juntas, a fin de año, con una promoción brutal que te hace sentir que es una obligación verlas. Aunque tal vez un mes después de pasada toda la promoción te pongas a pensar y quizás encuentras que no era tan buena, pero te tragaste el cuento. Esto es diferente. Pero yo confío en la gente. Aunque a veces se distraiga”, se entusiasma Mortensen, un conocedor de los vericuetos de Hollywood, que de todos modos muchas veces elige trabajar al margen de ellos.
Aunque en su momento haya rechazado regresar al universo de El señor de los anillos con El Hobbit porque el guión no justificaba la presencia de su personaje en la nueva trilogía de Peter Jackson. Una postura que le ganó la fama de peculiar y exigente en Hollywood, pero que habría enorgullecido a Ben, su personaje en Capitán fantástico, el film que escribió y dirigió Matt Ross.
Es que Ben es un hombre que decide criar a sus seis hijos en medio de las montañas con el menor contacto con el mundo exterior posible aunque su objetivo sea prepararlos física e intelectualmente para destacarse en él. Casi atletas y librepensadores sin celulares o tabletas, los chicos viven de la tierra, los libros y el inmenso amor de su padre. Casi el reverso de un culto que de tanto empeñarse termina pareciéndosele bastante.
“Les ha enseñado a sus niños sobre todas las religiones del mundo, a que formen sus propias ideas y a que sepan defenderlas. Pero como también es un ser humano, es contradictorio. Eso me atrajo mucho como actor. Por momentos pensás que es el mejor padre del mundo y luego lo contrario, porque no sigue sus propias enseñanzas, es muy terco, un dictador benévolo. Pero después se baja de ese pedestal y escucha. Eso tiene gracia y es conmovedor. Es el último en enterarse de que va por mal camino. Y de que, en realidad, por mucho amor que sienta por sus hijos y por mucho esfuerzo brutal que le ponga a su crianza dedicando el ciento por ciento de su tiempo y energía a la enseñanza intelectual y física de ellos, está llevándolos a un lugar extremo. Los prepara para salir del nido, pero cuando el mayor le cuenta que está listo, que entró en las mejores universidades, en lugar de festejarlo y celebrarlo se ofende y se preocupa. Eso es muy de padre, muy de ser humano, porque al final no quiere que se vaya”, detalla el actor con una sonrisa, porque sabe que está describiendo unas de las escenas más profundas y conmovedoras del film. Ese que también llama “una road movie, una historia complicada, con muchos matices, muchas capas, un cuento de amor”. Todo eso, pero no la película de superhéroes que su título puede sugerir a algunos. Esa fantasía de algún espectador trasnochado delirando con ver a Aragorn de capa y calzas.
“La productora estaba preocupada de que el público pudiera pensar que se trataba de la adaptación de un cómic. Buscaron alternativas durante meses y ninguna era tan buena como ese título. Para mí era el mejor por lo que implica: la aspiración de este padre que quiere ser ese capitán fantástico, ese héroe para sus hijos, pero que es imposible. Este cuento no te dice lo que tenés que pensar, pero te muestra que por mucho que hagas, es imposible ser un padre perfecto, tener una familia perfecta, un matrimonio perfecto, una democracia perfecta”, dice Mortensen.
Aires de época
El actor está recién llegado de Nueva York, donde pudo experimentar las reacciones que generó el film en los Estados Unidos de Donald Trump. “Cuando presentamos la película las cosas que expresa la gente son distintas de lo usual. Fuera del cine, luego de la proyección, sucede lo mismo. En lugar de querer saludar, querer sacarse una foto o pedir un autógrafo, lo que hacen es hablar de sus familias, sus países, sus gobiernos, sus sociedades y sus políticos. Hay una reacción inusualmente apasionada con la película. En los Estados Unidos todo se intensificó después de las elecciones. Lo genial es que no se trata de un panfleto ideológico, es un film que habla de la falta de comunicación entre diferentes partes de la sociedad. Habla de la intolerancia y la polarización a base de religión, razas, regiones, diferencias socioeconómicas, miedo a todo lo desconocido”, se entusiasma el actor y, como buen ciudadano del mundo, aporta una clave más del film y de lo que puede generar.
“Creo que hay un chip que tenemos que cambiar. Cuando se dice «vivimos en la Argentina en democracia» o «vivimos en los Estados Unidos en democracia» se lo toma como una cosa fija, cuando en realidad es un proceso y un desafío continuo. Hay que hablar con la gente, sobre todo con la que no estás de acuerdo, escuchar; si hay un momento histórico en el mundo en el que es importante escuchar al otro, especialmente al que no te gusta, es éste. Aunque pienses que es una pérdida de tiempo escuchar tal radio o leer ese diario de mierda, lo mejor es mirar todo lo que te afecta y afecta tu comunidad”, afirma el actor, y está claro que su aporte ayuda a mantener viva la llama del film, aunque lleve meses saliendo por el mundo a hablar de él como si fuera la primera vez. Una gira que ahora lo acercó de nuevo al Buenos Aires de su infancia. Una estación más del recorrido de Capitán fantástico que en poco tiempo podría llevarlo hasta una o varias alfombras rojas.
Un director que también es un buen actor
Es posible que a la mayoría el nombre de Matt Ross no les suene. Algo lógico teniendo en cuenta que se trata de su segundo film como realizador. Sin embargo, si se lo ve en el recorrido del film del festival de Sundance al de Cannes, donde Ross se llevó el premio a mejor director de la sección Un Certain Regard, más de uno no dudará en reconocerlo. Es que también es actor y de los buenos. Uno de sus papeles recientes es en Silicon Valley, la comedia de HBO. Allí, el director de Capitán fantástico interpreta al ambicioso y egocéntrico Gavin Belson, un magnate de la informática que disfruta de poner piedras en el camino de los protagonistas. Y se roba casi todas las escenas en las que aparece su maquiavélico Gavin. Algo similar a lo que hacía cuando trabajaba en Big Love como el oscuro y complejo líder de una familia mormona.
LA NACION