Maradona volvió a Nápoles, llenó un teatro histórico y generó una nueva revolución

Maradona volvió a Nápoles, llenó un teatro histórico y generó una nueva revolución

En escena. Diego y la pelota, en plena representación de la obra. Detrás, una pantalla que refleja imágenes de su vida y de su inolvidable paso por el club del sur de Italia.
Maradona es una marca registrada. Un pasaporte a la sonrisa. Un boleto de ingreso al corazón de cualquier futbolero. Diego es Diego en Villa Fiorito o en cualquier porción del planeta en el que alguna vez haya rodado una pelota de fútbol.
Maradona inspira, emociona, genera admiración (también enojos y, sobre todo, polémica en muchos) porque desde su pie izquierdo se crearon las mejores obras de arte en una can- cha de fútbol. Y sin embargo, en Nápoles todo eso logra potenciarse hasta la figura de semidiós. Por eso en el Sur de Italia se vivió una revolución con el retorno de su máximo ídolo, quien regresó para presentarse en el mítico Teatro di San Carlo para representar un espectáculo títulado “Tres veces 10” (la iniciativa fue del actor italiano Alessandro Siani), que recuerda su paso por el Napoli, entre 1984 y 1991, el club humilde al que llevó a conquistar cinco títulos: 2 Scudettos, una Copa de Italia, una Supercopa italiana y una Copa de la UEFA (actual Europa League).
El 10 de mayo se cumplirán 30 años de la primera vuelta olímpica que generó un lazo inquebrantable entre los napolitanos que Diego, el “Pibe de Oro” al que ovacionaron los cientos de hinchas de distintas edades que se acercaron hasta la puerta del histó- rico teatro.
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La ebullición por el regreso del Rey de Nápoles tuvo impacto en una ciudad que se convulsionó y que hasta le dio la bienvenida desde los carteles electrónicos de las calles y de las paradas de los colectivos. Después de la cena de gala con más de 180 invitados, Diego tuvo su gran noche ante más de mil personas que asistieron a uno de los lugares más emblemáticos de la ópera europea, algo que también generó controversia porque para ver al jugador del pueblo de Nápoles hubo que pagar tickets que iban desde los 60 hasta los 300 euros. “Nos enteramos que el espectáculo de Pelé salía 200 y siempre tiene que quedar segundo”, bromeó Maradona cuando se refirió al tema en una jornada que lo mostró emocionado en más de un pasaje cuando le tocó recordar a sus padres (“Me hubiese gus- tado que vivieran para ver esto”, admitió entre lágrimas) y cuando tuvo que mencionar a su hijo, Diego Maradona Junior: “Quiero pedirte perdón después de treinta años. Perdóname. Nunca más te dejaré solo”. Las ovaciones se sucedieron en cada pasaje histórico que se recordó. “El que no salta es de Juventus” (para llevarlo a un cantito con tonada argenta) fue el hit cuando se proyectaron imágenes de sus goles a uno de los gigantes de Italia que cayeron ante el Napoli de Maradona.
Diego recibió elogios de Francesco Totti (luego agradeció el envío de un presente para él y su familia desde las redes sociales), Alessandro Del Piero y Roberto Baggio, entre otros grandes jugadores del Calcio; y tuvo la visita de ex compañeros (Alessandro Renica, Antonio Carannante, Raffaele Di Fusco y Andrea Carnevale) de aquel equipo campeón. También asistieron los futbolistas Pepe Reina, José María Callejón y Lorenzo Insigne (todos del plantel actual) y el presidente del club, Aurelio De Laurentiis, quien anunció que una vez que Diego resuelva su situación con el fisco italiano será nombrado embajador de honor de Napoli en el mundo.
También se contó que el 10 de mayo, la fecha en la que se celebrará los 30 años del primer título, quieren que Diego esté en el estadio San Paolo y se lo nombrará ciudadano ilustre. “Lo quería hacer en el San Paolo, pero el San Carlo es el San Carlo (por el teatro). Me gustaría de corazón que este Napoli logre ganar todo. Porque sé lo que siente y lo que está pasando el pueblo de Nápoles. Por eso vamos a ganar el scudetto”, fue uno de los grandes mensajes que envió Diego en la noche de gala.
Pero hubo espacio para todos los temas. Se burló y criticó a las siluetas que se mostraron de Michel Platini y de Joseph Blatter (“No los queremos, son ladrones”, gritó), se refirió a la mafia italiana (“Nápoles le ganará a la camorra”), bromeó en su relación con el Papa Francisco (“hay dos Papas argentinos: él y yo”), volvió a criticar a la Iglesia por sus ingresos y hasta se metió con el presidente de Estados Unidos: “Con Fidel (Castro) hablaba horas sin aburrirme. A Trump no lo entiendo ni lo quiero entender”. También envió un mensaje comprometido con la situación social que atraviesa Nápoles: “Quiero mandarle mi apoyo para los chicos que viven en los barrios pobres de Nápoles y les pido que traten de huir de la violencia siguiendo los valores de la amistad y el afecto”. En esa misma línea, Diego le regaló una camiseta de Los Cebollitas a un chico que lo interpretó en un documental.
El show duró más de dos horas y comenzó con un mensaje claro (“Nápoles, yo no te traiciono” que mucho se pareció a un tiro por elevación a lo que se vivió con Gonzalo Higuaín en su criticado paso a la Juventus) y cerró con un golpe al corazón: “Me siento como en casa, como siempre. No traicionaré nunca a esta ciudad. En Nápoles fui feliz, gracias”. Firma: Diego Armando Maradona.
CLARÍN