13 Jan John F. Kennedy en lo de Molina Campos
Por Roberto L. Elissalde
Don Florencio Molina Campos llevaba en sus venas por línea materna la sangre de los López Camelo, uno de ellos don Lorenzo que había quitado su segundo apellido, fue alcalde de Pilar, y sin duda el paisano era un eximio jinete. Fue quien en arriesgada embestida levantó en ancas de su montado a Juan Martín de Pueyrredón en la acción de Perdriel, salvándolo de una muerte segura; cuando Beresford intentaba clavarle su sable, aunque milagrosamente no salió de la vaina por estar oxidado.
Don Florencio hizo de su casa un rancho de puertas abiertas para cualquier caminante, así como las postas ofrecían el albergue en medio de la pampa.
En 1937 viajó por primera vez a los Estados Unidos, becado por la Comisión Nacional de Cultura, allí expuso sus obras y dejó sin duda muchos amigos y admiradores. Algunas de sus pinturas figuran en las pinacotecas de Franklin Delano Roosevelt, Nelson Rockefeller y Dwigth Eisenhower.
Trabajó con Walt Disney y trató a Charles Chaplin, Bob Hope, Fred Astaire, John Wayne y Rita Haywort, entre otros que consigna el historiador don Juan Carlos Ocampo, supo rescatar con erudición una magnífica biografía del artista.
Su nombre adquirió renombre y algunos de esos amigos sin duda lo recomendaron a quienes viajaban a nuestro país. Don Florencio con esa hospitalidad criolla tan característica, sin duda recibió muchas personas, con algunas mantuvo la relación y en otros casos sólo fue una visita.
Llamativamente nunca registró ni recordó el nombre de un joven abogado norteamericano que visitaba algunos países de América del Sur, al que el domingo 18 de mayo de 1941, recibió en su casa. Ese muchacho próximo a celebrar sus 24 años, de esa reunión guardó una foto, de la “barbacoa en el rancho de Molina Campos en Moreno”. Cuando murió don Florencio en noviembre de 1959 el nombre de ese huésped ya era reconocido en los Estados Unidos, y avanzaba en importante carrera.
Afortunadamente, en el archivo que guardan muchos documentos escritos y gráficos se lo ve de espaldas a ese joven John F. Kennedy. Dicha fotografía que se atesora como otros miles de testimonios con singular cuidado en la Kennedy Library en Boston, se reproduce en esta nota.
Don Florencio murió en noviembre de 1959, coincidentemente el mismo mes, pero cuatro años antes, del asesinato de Kennedy en Dallas.
LA NACION