11 Jan El populismo sigue al acecho: en 2017 puede sorprender en varias elecciones
Por Ramiro Pellet Lastra
Si las urnas hablaran, y no en un sentido figurado sino en el sentido más literal, seguramente harían bromas sin parar sobre los consultores de opinión pública, cuyas encuestas, antes veneradas como oráculos infalibles que anticipaban un domingo sin sobresaltos, no vieron venir los resultados de las votaciones que marcaron la agenda electoral y política internacional de 2016.
La votación que decretó la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea pasó de ser un mero trámite, como creyó en su momento el primer ministro David Cameron, a un terremoto continental que de movida le costó el cargo. El portazo británico, sobre todo, convirtió a la UE en un tembladeral que alentó a los movimientos más extremistas del bloque a soñar con sus propios Brexits, al que ven con cierta envidia y ansias de emulación. Su meta es trabajar por nuevos paraísos librados de los lastres (compromisos) internacionales que, a su criterio, ya son una carga sobre los hombros del pueblo.
Las encuestas también intuían que el referéndum por el acuerdo de paz con las guerrillas de las FARC, el 2 de octubre pasado, sería un paseo para el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, que esa noche no pudo celebrar con pasos de salsa, como sí sucedió días después.
Salvado del abismo por el Comité del Premio Nobel, que lo distinguió de todos modos a pesar de la derrota del acuerdo que negoció durante cuatro años con los mandos guerrilleros, Santos maquilló su proyecto original con algunos párrafos cosméticos y lo sacó directamente a través del Congreso, donde tenía cómoda mayoría en las dos cámaras.
Desde luego, la votación que rompió todos los pronósticos fue la de Donald Trump, el supuesto payaso que asomaba como una curiosidad antropológica entre los experimentados políticos republicanos. Pero el payaso rió último y rió mejor.
El calendario de 2017 viene con otra ronda de votaciones claves para el panorama internacional. ¿Serán Francia y Holanda las próximas en caer bajo el embrujo populista? ¿Podrá Angela Merkel mantenerse como timonel de la Unión Europea? En estos y otros países las urnas volverán a hacerse oír. Y los encuestadores redoblarán sus esfuerzos por calibrar sus métodos de trabajo, brindar mejores números y rescatar su maltrecha reputación.
Francia. Le Pen pide pista para aterrizar en el Elíseo
La candidata de la extrema derecha, Marine Le Pen, heredera del Frente Nacional que fundó su padre, fue una de las primeras dirigentes en aplaudir la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. Y tiene chances, también, de ser la primera candidata de estirpe populista en ganar la presidencia en el corazón europeo, una conquista que le fue esquiva al patriarca del movimiento.
Jean-Marie Le Pen fue derrotado en segunda vuelta en las elecciones de 2002, cuando la izquierda se volcó en masa por el conservador Jacques Chirac, a quien veían como el candidato menos malo comparado con su rival ultranacionalista.
Las encuestas indican que Marine pasaría la primera ronda del 23 de abril para pelearle la presidencia al conservador François Fillon en el ballottage del 7 de mayo. Marine llegaría con varios puntos de desventaja, como sucedió con su padre, si bien el clima político parece más favorable.
Le Pen podría convocar a un referéndum como el que sacó a Gran Bretaña de la UE. Pero el abandono de Francia sería un golpe mucho más duro todavía al sueño europeo, por ser uno de los fundadores y uno de sus miembros más poderosos.
Su rival no es precisamente una paloma. Si gana Fillon, admirador de Margaret Thatcher, buscará terminar con la semana de 35 horas, recortar el gasto público, abolir el impuesto a la riqueza, reducir la inmigración e invertir fuerte en seguridad, defensa y justicia.
Alemania. Merkel, el dique liberal de la UE
La canciller Angela Merkel, garante de la construcción europea, va por su cuarto mandato en las elecciones que tendrán lugar después de mitad de 2017, entre agosto y octubre. Y tiene posibilidades de triunfo, con lo que igualaría a los históricos Konrad Adenauer y Helmut Kohl.
También es cierto que Merkel está pasando por uno de los momentos de mayor fragilidad en sus más de diez años al frente del gobierno, lo cual se traducirá con seguridad en la pérdida de escaños de su Unión Demócrata Cristiana en el Parlamento.
Mucho está supeditado a los problemas -reales y supuestos- que sus rivales le acreditan a su política de puertas abiertas a la oleada migratoria de refugiados de Medio Oriente. Sobre todo de parte de la Alternativa para Alemania, el partido de extrema derecha que agita las típicas banderas antiliberales contra la inmigración y el islam, una actitud nada sorprendente en la actualidad política europea, que se alimenta con los temores al terrorismo. A sólo tres años de su fundación, la AfD cuenta con la adhesión del 10% al 14% del electorado nacional y entró en 10 de las 16 poderosas legislaturas regionales.
Cortada con la misma tijera de otros movimientos populistas, la AfD también es crítica de la Unión Europea. Un avance de esta agrupación, aunque sin chances de triunfo, pondría más presión sobre el proyecto que se erigió sobre los escombros de la Segunda Guerra, con Alemania como su socio más fuerte.
Holanda. Un extremista en el país de la tolerancia
El extremismo nacionalista gana terreno en Holanda, una contradicción para este país conocido por su tolerancia. El Partido por la Libertad (PVV), de Geert Wilders, de corte xenófobo, corre cabeza a cabeza para las elecciones del 17 de marzo con el primer ministro liberal Mark Rutte. Si los comicios fueran en este momento, la agrupación ultranacionalista que lidera el nada correcto Wilders podría ganar 41 de los 150 escaños del Parlamento.
En caso de terminar adelante, de todos modos, se estima que otros partidos le cortarán el paso con un gobierno de coalición que lo deje prudentemente fuera del poder, como a un sujeto inestable al que le quitan un arma cargada. Para Wilders, en sintonía con sus pares extremistas del resto del continente, los males de Europa tienen entre sus principales motivos el islam y sus practicantes, los musulmanes. Son ellos los que roban empleos a los esforzados trabajadores locales y los que cometen atentados atroces. En su manifiesto de campaña, el PVV promete prohibir la construcción de mezquitas, prohibir el Corán y crear impuestos al uso del velo en las mujeres. Wilders defiende además el cierre de las fronteras a los inmigrantes, la salida de Holanda de la UE y recuperar el florín como moneda.
A principios de diciembre, un tribunal lo declaró culpable de discriminación, después de que en un acto de campaña preguntara a voz en cuello a sus seguidores si querían “más o menos marroquíes en Holanda”.
Italia. Sin respiro ante un desfile de gobiernos
¿Cuántos gobiernos ha tenido Italia desde la Segunda Guerra Mundial? Ni siquiera los italianos más memoriosos podrían contestar esa pregunta sin la ayuda de un atlas histórico y de una calculadora para ir sumando. Y ni hablar de recordar el nombre de cada uno de los primeros ministros que desfilaron en esta larga procesión. Al tiempo de escribir estas líneas van 64 gobiernos.
La incógnita es qué pasará en 2017, ya que flota en el aire la posibilidad de convocar a elecciones anticipadas para suceder al primer ministro Paolo Gentiloni, que viene de reemplazar, a principios de diciembre, al renunciante Matteo Renzi, quien a su vez se hizo cargo en febrero de 2014 como sucesor de Enrico Letta, y así un larguísimo etcétera.
Italia está todavía mucho más cerca del centro político que de las veleidades antisistema del comediante Beppe Grillo. Pero su Movimiento Cinco Estrellas gana adherentes en el electorado, a expensas de la interminable calesita política y de una economía siempre en falta, sobre todo en relación al empleo en general y al empleo juvenil en particular.
Si bien es difícil que acceda al poder, el Movimiento Cinco Estrellas prometió que en caso de lograrlo convocará un referéndum sobre la permanencia en la eurozona -los países que utilizan la moneda común-. Es una opción más suave que la de otros partidos antisistema, pero otro factor de inestabilidad en un país que cultiva el desequilibrio como una de sus bellas artes.
Irán. Los ayatollahs apuestan a la moderación
Fuera del área europea, la atención electoral estará en lo que pueda suceder el 19 de mayo en Irán, cuyo particular sistema lleva a que la jerarquía clerical, con el ayatollah Ali Khamenei a la cabeza, tenga poder de veto para excluir a los candidatos que considere inconvenientes. En primera fila estará el presidente reformista Hassan Rohani, que buscará la reelección contra un conservador aún por designar.
Quien no podrá competir en su contra será el reaccionario Mahmoud Ahmadinejad, el recordado amigo de los populistas latinoamericanos, sobre todo de Hugo Chávez. El ex mandatario, que buscaba volver al ruedo en estos comicios, debió desensillar tras un veto de Khamenei, que al parecer ya no lo tiene en cuenta.
Siempre con el aval de la jerarquía religiosa, el gran logro de la actual gestión de Rohani fue cerrar el acuerdo nuclear con las grandes potencias para recortar el sospechoso programa que Teherán llevaba adelante, un proyecto mal disfrazado de supuestos objetivos civiles con el que a todas luces buscaba dotarse de un arsenal atómico propio.
Gracias a ese acuerdo, Teherán se libró de las pesadas sanciones internacionales que, según se decía, atenazaban su despegue económico. Pero la reactivación se hace esperar. El magro crecimiento del 1% y el desempleo del 11% le dará municiones al sector conservador en la recta final de la campaña, una amenaza contra la agenda reformista y contra el entendimiento con Occidente.
Chile. Viejas y nuevas caras para reanimar el proyecto
Una encuesta ubicaba como los políticos chilenos de “mejor futuro” al conservador Sebastián Piñera y el socialista Ricardo Lagos. Una definición a todas luces llamativa para dos dirigentes de 67 y 78 años, respectivamente. Llamativa, sí, pero quizás acertada. Los dos ex presidentes tienen el respaldo y la intención de volver a presentarse para las elecciones del próximo 19 de noviembre.
Eso en un contexto de falta de recambio en la política chilena, que por razones históricas y del sistema político no facilita necesariamente el ascenso de figuras emergentes. ¿Volverá alguno de ellos dos al Palacio de la Moneda, como volvió en su momento la actual presidenta Michelle Bachelet, que regresó del llano para arrasar en las urnas?
Las encuestas más recientes incorporaron de todos modos a un tercer jugador en una eventual campaña electoral, el senador independiente Alejandro Guillier, de 63 años, posible rival de Lagos en la interna de la coalición Nueva Mayoría, la vieja Concertación que ha gobernado durante 22 de los 26 años desde la vuelta de la democracia. Sólo Piñera interrumpió durante un período el largo monólogo de la centroizquierda chilena.
A cualquiera de los tres los espera un país distinto. Conocido por su solidez institucional, racionalidad económica y descenso de la pobreza, Chile está más vulnerable que nunca y la opinión pública se lo recuerda diariamente a Bachelet, en su punto más bajo de aprobación.
Ecuador. La incógnita por el sucesor de Correa
La novedad en las elecciones del 19 de febrero próximo en Ecuador es que Rafael Correa, en el poder desde 2006, dejará la presidencia. Será el adiós de uno de los líderes más emblemáticos del llamado socialismo del siglo XXI, casi un miembro fundador del club que creó el chavismo venezolano, y que tuvo esa misma voluntad de centralización del poder.
Correa dejará el gobierno a la medianoche del 23 de mayo y se instalará temporalmente en Europa, según dijo por razones familiares y académicas. Queda por ver cómo va a encarar el próximo presidente la situación económica del país, en problemas después de años de bonanza por la caída de los precios del petróleo.
La gestión de Correa fue más eficiente que la de su modelo original venezolano, con una comprensión más acabada de las variables de la economía, pero la nueva administración deberá afrontar el recorte del gasto público y la necesidad de conseguir financiamiento externo.
Quien competirá del lado oficialista será el ex vicepresidente Lenín Moreno, con una base mínima del 30% del electorado ecuatoriano. Las encuestas señalan sin embargo que le costará ganar en primera vuelta, como hizo Correa en 2009 y 2013, cuando arrasó con sus contendientes.
La oposición, más bien dispersa, centra su narrativa de campaña en el mal manejo económico, la corrupción y el derroche que se le atribuye al gobierno, y sus chances están en unir fuerzas para el ballottage.
Venezuela. Las urnas que guardó el chavismo
Nunca se sabe en Venezuela cuándo será la próxima votación. Todas las fechas terminan siendo provisorias. Las elecciones estatales fueron postergadas y el referéndum revocatorio contra la gestión de Nicolás Maduro fue puesto en el freezer cuando estaba a punto de entrar en el horno, las dos veces con excusas que enmascaraban la verdadera razón: el chavismo iba a perder.
La vida era distinta en el Palacio de Miraflores cuando cada elección era vivida como una fiesta en la que el champagne se descorchaba de antemano para celebrar la victoria del pueblo sobre la oligarquía opositora, según las expresiones chavistas. El referéndum todavía puede suceder, aunque ya no tendrá el efecto que buscaba la oposición de forzar un llamado a elecciones anticipadas. Lo más que puede lograr es que una derrota del oficialismo fuerce el reemplazo de Maduro por el de un sucesor también chavista, es decir, un cambio de nombre pero no un cambio de régimen.
No es nada seguro que quien lo reemplace sea una paloma en el trato con la oposición, sino que está la posibilidad de que se tensen todavía más las relaciones con los líderes opositores, uno de ellos encerrado en una cárcel militar desde hace casi tres años .
La oposición comenzará 2017 como terminó 2016, intentando presionar al gobierno para que libere a los presos políticos, permita el referéndum y abra un canal humanitario para aliviar la crónica escasez de alimentos básicos y medicinas.
LA NACION