06 Dec “Yo soy una vivienda leyente”
Por Hernán Firpo
Hay un hombre de 76 años que hace rock. Eso ya es toda una definición: pudiendo ser un jubilado de larga data, es el líder de una banda de rock pionera. En otras palabras, ¿cuánto tiempo más resistirá el discurso del rock añadido a lo de contracultura? ¿Cuánto más sin seguir dándole de comer a Peter Capusotto? En ese sillón está sentado una piedra angular, un indudable punto de partida, una pieza de estudio que es como los dinosaurios de Susana: ¡vive! Todo esto es Willy Quiroga.
Vos sos una leyenda viviente.
No, yo soy una vivienda leyente, jajá. Me lo dijo un pibe al que me crucé por la calle. Me encantó.
Setenta y seis años. No hay rockero más grande que vos. ¿Te cuidás mucho?
Sí claro, nada de bebidas heladas.
¿Bebidas heladas?
Hace hace rato que me empecé a cuidar. Yo no soy inocente. En los lugares que frecuentaba de joven venía gente y te ofrecía un porro.Así de corta, estabas lo más tranquilo y venía un boludo para darte un porro. Este movimiento, el rock, se hizo con gente curiosa que no le tenía miedo a ir más allá. Un día me dije: si quiero seguir cantando tengo que dejarme de joder, de chupar y de tomar bebidas heladas. Hay que cuidarse la garganta. Eso es fundamental. Tengo mi botellita de Jack Daniel’s y tomo un poquito porque me gusta el sabor. Mi mujer antes me compraba damajuanas de vino… Imaginate, nunca más. Cada tanto un sorbo. Tengo una conducta y estoy muy pendiente de todo eso.
Los años no te pasaron ninguna factura…
La pasé bien. Mi infancia no fue linda, porque soy hijo de padres separados, pero mi adultez viene siendo linda y eso que con Ciro Fogliatta (ex Los Gatos) soy el tipo más grande un movimiento que, claramente, ya no es vanguardia ni nada por el estilo. El rock es cultura. Es tradición. Es música que le pertenece a la familia argentina.
Ahora se anuncia el regreso de B.A.Rock y sus organizadores dicen que será la primera vez que se habrá una edición en democracia…
Es verdad, siempre se hizo durante las dictaduras. ¡Qué cosa! Y pensar que yo pude haber sido suboficial mayor en la peor época de este país. Hubiera tenido que cumplir órdenes…
¿Por?
Estuve en la Escuela de Suboficiales de la Fuerza Aérea. Era pibe y mi mamá quería que yo sea milico. Empecé a sacar cuentas, soy del ‘40, y en la época de la represión (hace un silencio largo)… Menos mal que no estuvo en mí ser militar. Duré dos años y medio porque me agarré a trompadas con un milico, un amigo. Bah, supuestamente éramos amigos. Nos peleamos por una mina que era mi mina.
¿Está bueno haber sido pionero?
Ser pionero está bueno, lo que es una cagada es que por ser socio-fundador te pregunten cómo ves el rock. Eso me molesta, me pone en un compromiso grande. El movimiento de hoy en día no tiene nada que ver con los comienzos. Ahora hay muchos rolingas y hay muchos cantantes que parecen de la hinchada de Cambaceres. Pensá que las bandas del principio eran muy originales y que ninguna se parecía a la otra. Los Gatos, Almendra, Manal, Vox Dei, Moris, Tanguito, Miguel Abuelo. Ninguno sonaba como el otro (…) Cuando escuché Manal por primera vez, me morí. Pensé que era una pintura de Quinquela Martín.
Te hubiera gustado tocar en Manal.
¿En Manal? No, no, no, no. Los adoraba, los iba a ver a todos lados, pero me encantó ser Vox Dei. Yo soy esto que soy, toco el bajo y canto gracias a Paul McCartney. Mi influencia definitiva fueron Los Beatles. Hasta ahí yo había hecho folclore y hasta cumbia.
Hablabas de Manal y ahora vas a tocar con Javier Martínez. Un resentido hermoso Javier, ¿no es cierto?
Já, cierto. Este es un país donde nadie se acuerda de nadie. Ya nadie se acuerda de Julio López y Javier piensa que es merecedor de un reconocimiento grande, pero hay mucha gente que no lo conoce… Uh, después lo tengo que aguantar (sonríe). El otro día íbamos por la calle y uno me grita ¡Willy, maestro! Le digo: Te presento a Javier Martínez. Ahí el tipo abre los ojos grandes y dice, ¡Javier, mucho gusto! Después le dije en joda: “Uno a cero”. Una gran persona, nos llevamos bien con Javier. Yo, como te habrás dado cuenta, soy campechano. El es un filósofo.
Hablemos de “La Biblia”. Si para la Iglesia el rock es satánico, ¿por qué ustedes le dedicaron un disco a las Sagradas Escrituras?
Para demostrarle a la Iglesia que estaba equivocada. Lo nuestro fue un mensaje de paz. La Iglesia tenía miedo y en un momento nos pidieron ver las letras. Monseñor Graselli, que era un equivalente a nuestro querido Bergoglio. Todo bien, hasta se le piantó un lagrimón.
Vos y Ricardo Soulé -el otro líder de Vox Dei- parecen encantadores. ¿Por qué se pelearon?
Ninguna pelea. El se abrió para irse a Inglaterra. Quiso venderle hielo a los esquimales. ¿Venderle rock a los ingleses? Yo entré en Vox Dei y dije: de acá no me voy. Yo le puse la nombre a la banda. Yo soy Vox Dei.
Soulé dijo que él era el mejor cantante de rock nacional.
Yo también canto muy bien. Los dos hacíamos dúos que eran perfectos. En ese sentido, lo extraño.
Este viernes a las 21, en el Gran Rex, Manal y Vox Dei, con sus actuales formaciones, darán hoy un recital único. En formato de trío, Willy Quiroga estará acompañado por Carlos Gardelini y su hijo, Simón Quiroga. Javier Martínez se presentará con Clavito Actis y Marcelo Roascio.
CLARIN