05 Dec Tema por tema, cómo es el nuevo álbum de los Rolling Stones
Por César Pradines
Los Rolling Stones nacieron a comienzos de los años sesenta como una banda de rhythm & blues. Por aquellos años, en una entrevista en la célebre Melody Maker, Mick Jagger se sinceraba al decir “Le copiamos todo a la música negra”. Su vigesimoquinto disco en estudio Blue & Lonesome, con doce composiciones clásicas del blues, no puede tomarse como un acto de nostalgia, sino más bien como una forma de hacernos escuchar todo lo que nos estábamos perdiendo.
Cuando entraron al Hall de la Fama en 1989, Jagger recordó a dos Stones caídos, Brian Jones (1942-1969) y Ian “Stu” Stewart, el llamado “Sexto Stone (1938-1985). Del primero dijo “Nos alejó todo lo que pudo del blues” y del segundo “No nos dejó alejarnos de nuestra esencia, el blues”. La música de los Stones siempre tuvo una natural inclinación hacia el blues expresada en las versiones de Jimmy Reed, Howlin’ Wolf, Bo Diddley y Willie Dixon, entre otros. Esa cercanía con el género no fue algo puramente retórico u oportunista; el segundo disco que lanzaron en el sello Rolling Stones Records (el primero fue Sticky Fingers) fue London Howlin’ Wolf Session, con el maravilloso Wolf (quien viajó especialmente para grabar este disco a Inglaterra) junto con la creme de Londres: Eric Clapton, Steve Winwood, Bill Wyman, Charlie Watts y hasta el mismísimo Ringo Starr.
La historia de Blue & Lonesome tiene mucho de azarosa, pero revela un aspecto que ni los años ni la fama ni las modas han logrado desdibujar, la genuina cercanía de los Stones hacia el género, del que hablan con amor y respeto. Quienes estuvieron cerca de esta grabación cuentan que hacía tiempo que no veían a los Stones tan de acuerdo y relajados como en estas sesiones. Ron Wood contó que en dos días tenían once temas registrados y Richards agregó: “Ya los conocíamos, son parte de nuestras discotecas”.
Grabado en vivo en British Grove Studios, entre diciembre de 2015 y abril de 2016, el disco mostró por un lado el profundo conocimiento estilístico de la banda y por otro, recrea a través de cada una de las versiones las diferentes formas de abordar el blues. Casi un catálogo de algunas de las formas en que se lo puede interpretar y, además. el disco trasunta algo muy propio del blues, el valor de la forma por sobre la ornamentación.
La banda formó con Mick Jagger en voz y armónica (protagonista de varios solos en el disco), Keith Richards en guitarra y coros; Ron Wood en guitarra, y Charlie Watts en los tambores; asistidos por Darryl Jones en bajo y Chuck Leavell y Matt Clifford en teclados. Eric Clapton toca la guitarra en Everybody Knows My Good Thing y I Can´t Quit You Baby, y Jim Keltner percusión en Hoo Doo Blues.
Así es Blue & Lonesome, tema por tema: Just Your Fool (Buddy Johnson). El disco comienza con un blues march potente en el que la armónica dirige el camino. Blues cuadrado que no define la vuelta y un groove sin desvíos y sin solos. Jagger suena natural y hasta utiliza su tono de predicador. Suenan bien unidos. Un comienzo auspicioso.
Commit A Crime (Howlin Wolf). La introducción de Watts, el riff y la voz convierten a este blues en puro sonido Stone, aunque respeta el clima original. Jagger se vuelca sobre el machacarte ritmo con una voz áspera, testimonial. El solo de armónica de cuatro compases suena susurrante y quiebra la cadencia del riff de las guitarras.
Blue &Lonesome (Little Walter). La intro tiene cierta grandiosidad stoneana (recuerda a Harlem Shuffle) para desembocar en un blues que Jagger canta arriba de la música, mientras que la guitarra de Richard le contesta en el tradicional call-response. Una versión de cadencia agonizante en que la voz se convierte en protagonista absoluta, Su “Baby, Please” atraviesa por diferentes inflexiones que suman dramatismo. En cuatro compases, el solo de Jagger nos recuerda todo lo que es capaz de transmitir en este mínimo instrumento.
All Of Your Love (Magic Sam). Típico blues de Chicago; las guitarras crean una atmósfera de sensualidad y cadencia resbalosa. Jagger vuelve a sonar áspero. Las guitarras mantienen el clima enriquecido por el elegante solo de piano de Leavell. La armónica muestra la forma en que siente Jagger el blues, intenso, sin falsas poses.
I Gotta Go (Little Walter). La armónica abre este blues rápido que tiene mucho del estilo del rhythm & blues, es decir, más fluido y sin tanta pesadez. Watts es el centro de gravedad, mientras que la voz de Jagger viene algo atrás, como si lo hiciese desde el baño; no así su armónica que suena arriba, tensa y entrecortada. Las guitarras aportan una suave densidad rítmica que le permiten al tema sonar liviano.
Everybody Knows My Good Thing (Miles Grayson y Lermon Horton). Unico tema con slide del disco; lo toca Wood y le aporta a la melodía una segunda voz. La batería de Watts, algo adelante en el beat, transmite una sensación de apuro al ritmo. Jagger fluctúa entre la intimidad y el ruego y por momentos hace silencio para escuchar lo que le tiene que decir el solo de Clapton, que como siempre es impecable (recuerda la forma de aquel histórico solo en Five Long Years). El tema recomienza y la voz se acuesta sobre la canción. Todo vuelve a empezar y es Clapton quien lleva el tema hacia su desenlace rematado por los toms de Watts.
Ride ‘Em On Down (Eddie Taylor). Blues de sonido sucio y una batería que martilla sobre el renqueante tempo del shuffle. Jagger canta cómodo, sin efectismo; la guitarra de Richards suena saturada y ensaya un solo que va cayendo nota a nota detrás del beat. La banda camina sobre el ritmo, las guitarras trazan una cortina sonora y hay un cuidado descuido en la interpretación. La armónica recuerda la fundamental afinidad que tiene con la guitarra de blues. Una pequeña joya.
Hate To See You Go (Little Walter). Típica composición de Little Walter. El riff de Richards le contesta a la voz; no cambian de acorde y el groove se hace denso. Todo es un clima; por momentos, cortado por la armónica que parece treparse al ritmo y a la guitarra en su ostinato. El tema se va disolviendo con la nota mantenida de la armónica.
Hoo Doo Blues (Lightnin’ Slim, pseudónimo de Otis Hicks). El blues más lento del disco y con un fuerte tono percusivo por un bombo que marca el tiempo por sobre la voz y las guitarras. Jagger canta más nasal y las guitarras suenan peladas. La canción tiene un aire tradicional más cercano al Delta del Mississippi que a Chicago.
Little Rain (Jimmy Reed). Una versión idéntica a la original y de las menos conocidas de Reed. Cadencia suave con una melodía más trabajada por parte de la armónica y un andar reposado. Ni las guitarras, ni los teclados y menos la batería invaden la línea vocal que utiliza un medio tono para expresarse.
Just Like I Treat You (Willie Dixon). Casi un boogie woogie; las guitarras viajan agarradas a la base de Watts y Jones y Richards apenas se separa en algunos compases para llevar adelante un solo que tiene una estructura que combina single notes con acordes y le devuelve a Jagger la misma energía y que cierra con la armónica.
I Can’t Quit You Baby (Willie Dixon). Blues marcado para despedirse. Jagger levanta la voz para decirle a esa mujer que fue protagonista en todas las líricas “No puedo dejarte”; se suma a su tragedia la guitarra de Clapton. El disco se va cerrando con un aire de improvisación en el que Jagger acentúa el dramatismo y Clapton se vuelve suavemente introvertido.
Un disco que se acerca a la perfección no sólo por ese dominio estilístico que exhiben los Stones, sino también por un excelente repertorio que se alejó de las composiciones más conocidas del género y que describe a estos artistas como un grupo que abraza genuinamente la riqueza del blues.
CLARIN