26 Dec Snapchat, el nuevo gigante desconocido
Por Cintia Perazo
Se venía negociando desde marzo y en la semana se supo: Snapchat, la app que los adultos no entienden, pero que es furor entre los adolescentes, hará su oferta pública inicial (o sea, comenzará a cotizar en Bolsa) con una valuación de 25.000 millones de dólares. Es, pues, hora de conocerla mejor.
Snapchat fue creada en 2011 por Evan Spiegel y Bobby Murphy, dos estudiantes de la Universidad de Stanford, que la desarrollaron como un proyecto de su carrera. No imaginaron el éxito que tendría. Este año, la app alcanzó la cifra de 10.000 millones de videos enviados cada día, tiene más de 150 millones de usuarios activos por día; es decir, superó a Twitter.
Una de las particularidades de esta red social es que los videos y las fotos se pueden ver durante 24 horas y, luego, desaparecen. La mejor definición de la esencia de esta red social la brindó su creador, Spiegel, en el primer post que publicó en su blog el 9 de mayo de 2012, con el título Let’s chat (Chateemos): “Snapchat no consiste en capturar el típico momento Kodak, sino en comunicar toda la gama de emociones, no sólo lo que resulta bonito o perfecto”.
Antoni Gutiérrez-Rubí, autor del libro Snapchat en política considera que el atractivo de Snapchat está en que sus contenidos aparecen de la forma más testimonial y personal posible. “Se trata de la transmisión de pequeñas crónicas de la vida real, desde el humor, el juego, la experimentación. También la intimidad. Lo que vemos es real y directo. Y, a la vez, efímero y provisional. Esta es la esencia de este medio”, sostiene.
Para el analista, “Snapchat es una rendija para mirar y ser observado. Es una suerte de voyeurismo digital. La mezcla de lo incógnito, del código efímero, de lo sorprendente, provoca un poderoso magnetismo de complicidad e intimidad. Es, también, un juego de máscaras, con la capacidad de camuflarnos y transformar nuestros rostros en faunos modernos”, dice Gutiérrez-Rubí.
Las claves
Según Raquel Herrera, doctora en Comunicación Social y profesora universitaria de la UPF Barcelona School of Management, las características principales de Snapchat son tres. “Primero, los formatos son superpuestos, es decir que ya no se trata de distinguir textos, fotos, videos y filtros para enviar mensajes. Todo puede combinarse en esta red social, incluso chat y videollamadas. Además, la mensajería instantánea privada o snaps sólo dura unos pocos segundos en el dispositivo del destinatario, y luego desaparece. La opción personal Mi historia y los canales comerciales también duran relativamente poco, hasta 24 horas. Así, las imágenes se renuevan constantemente y los usuarios demandan más y más -observa-. Y, por último, lo privado se combina con lo público. Yo tengo Snapchat y mis amigos pueden tener esta app, pero también cantantes, políticos, periodistas”, afirma.
Imán de millennials
“Uso Snapchat desde que estaba en séptimo grado. Me gusta porque es una manera diferente y original de hablar con mis amigos y siempre tiene algo nuevo -cuenta con orgullo Lucía Ciarliero estudiante de 15 años, del barrio porteño de Villa Pueyrredón-. Me encanta porque permite sacar fotos que se eliminan en poco tiempo. Además me gustan sus emojis y filtros. Siempre tiene algo nuevo que se pone de moda. En este momento la novedad son los fueguitos”. Se refiere a un emoji que se ubica junto al nombre de un contacto, resaltando que se envían muchos mensajes y fotos. Si no se envían un snap por varias horas esos estos fueguitos irán desapareciendo.
Milagros Caggiano, de Colegiales, concuerda con Lucía y aunque sólo la usa desde hace un año asegura que para ella es el nuevo nuevo WhatsApp. “Es imposible no usarla. La uso todos los días para no perder los fuegos que tengo con mis amigos. ¿Qué me gusta? Que es divertida y me permite mandar mensajes pero con fotos. Además las caritas y filtros que posee son realmente muy graciosos. Por otro lado, los contenidos que subís duran 24 horas por lo cual las historias no son muy largas y pueden verse en poco tiempo”. Milagros revela que sus papás no usan ni entienden esta app. “Pero les gusta probar las caras y filtros desde mi celular”, agrega.
“Snapchat atrae principalmente a los más jóvenes porque tiene una particularidad que la hace muy interesante para cualquier adolescente: sus padres no la entienden, ni siquiera pueden pronunciar su nombre. Por otro lado, porque son extremadamente sociales. Las redes sociales no son, para ellos, un medio de comunicación, sino una parte constitutiva de su vida social”, considera el experto español.
En cuanto a la seguridad de los chicos, Herrera recomienda que los padres se descarguen la aplicación para verla, conocerla y utilizarla. “Además es necesario tener una conversación sensata con los hijos para insistir en que no deben agregar como contacto a desconocidos, no revelar datos íntimos o personales a gente que no conozcan. Darles confianza en el uso de la tecnología también es una forma de dejarlos aprender por sí mismos”, asegura Herrera.
LA NACION