Lo que pasó en 2016: un año en 10 hitos que cambiaron las reglas

Lo que pasó en 2016: un año en 10 hitos que cambiaron las reglas

Los aniversarios de Borges, Cervantes y Shakespeare prometían una temporada de conmemoraciones, pero entonces llegaron Dylan y Manguel; nuevos nombres en la literatura argentina y fenómenos inesperados.

1 – Borges por todas partes
El 30° aniversario de la muerte del autor de El Aleph disparó una cantidad de homenajes. Hubo una muestra en el CCK (Ficciones de un tiempo infinito). El año se cerró anteayer con la presentación de Universo Borgeano, la exposición con 25 obras de autores argentinos en el Instituto Cervantes de Nueva York. Allí estuvo María Kodama, que por otro lado publicó en 2016 Homenaje a Borges (Sudamericana) y siguió su causa contra Pablo Khatchadjian, que quedó procesado. La joya fueron los manuscritos que se vieron en la Biblioteca Nacional: “Pierre Menard, autor del Quijote” y “La biblioteca de Babel”.
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2 – Los 400 de Shakespeare y Cervantes
Durante 2016 se repitieron los homenajes de todo tipo por los cuatro siglos de la muerte de dos de las más grandes figuras de la literatura universal que, según la tradición, habría sucedido el mismo día: el 23 de abril de 1616: William Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra . Actos, seminarios, jornadas (varias en la Biblioteca Nacional) y las reediciones de sus libros que invitaron a reflexionar sobre la persistente influencia de los dos escritores: el inglés, inventor de lo humano; el español, creador de la literatura en estado puro.

3 – Malevich, la muestra del año
Fue esperada desde que se anunció. Hubo después postergaciones por problemas legales en Rusia. Sólo alguien con la persistencia de Adriana Rosenberg pudo destrabar los problemas y las obras de Kazimir Malevich llegaro a Fundación Proa. Allí estaban el archifamoso Cuadrado negro, pero también la cruz y el círculo, emblemas definitivos del suprematismo que rara vez salen juntos fuera de San Petersburgo. Además, el vestuario de la la ópera Victoria sobre el sol, y la proyección misma de una reconstrucción de esa ópera crucial para las vanguardias.

4 – Nobel a Bob Dylan
Nada se discutió más que este premio. Y no solamente por el premio mismo (¿el Nobel de Literatura a alguien que no “escribe libros”?) sino por el aparente desaire del poeta y cantante, que nunca confirmó si iría o no a recibir su premio. Los medios del mundo discutieron la pertinencia o no de la premiación y, por otra parte, Patti Smith cantó “A Hard Rain’s A-Gonna Fall” en la ceremonia (y olvidó la letra). El crítico Horace Engdahl ensayó en nombre de la Academia una justificación: “No debería causar tanta furia que un cantautor merezca el Nobel de Literatura. En un pasado lejano, toda la poesía fue cantada o recitada como canto”.

5 – Alberto Manguel, repatriado e hiperactivo
Aunque su designación fue muy anterior, asumió finalmente a mediados de año, y desde entonces no paró un segundo. Solía decir que los directores de las grandes bibliotecas del mundo no eran personajes notorios. Pero la suya fue una gestión de perfil alto, y con justicia. No solamente logró resolver varios de los problemas internos de la institución, sino que además logró en muy poco tiempo darle una identidad definida. La muestra de Borges fue imperdible. Además, publicó dos libros: Una historia natural de la curiosidad y Con Borges.

6 – Más noches de… pero no más gente
Este año, el ministerio de Cultura porteño sumó tres nuevas “Noches de…” a las ya clásicas y convocantes noches de los Museos: de los Teatros, de la Música y de los Templos. Así, hubo una maratón cultural nocturna por mes, de abril a diciembre; como si esto no fuera suficiente, hubo además una edición especial en julio en los museos nacionales por el Bicentenario. Claro que no todas tuvieron la misma respuesta por parte del público: en la de la Música, por ejemplo, emplazada en Pompeya, la hora de inicio del show se fue “estirando” por falta de gente.

7 – Literatura infantil: la niña bonita de la industria
En una época de estancamiento de la industria editorial nacional, los títulos de literatura infantil y juvenil fueron los únicos que se salvaron de la caída en la venta de libros. El sector tuvo un crecimiento sostenido en los últimos cinco años: desde 2011, acumula un incremento del 15 por ciento. Las novelas juveniles siguieron consolidándose como fenómeno, al punto de que los autores (la mayoría extranjeros) se convirtieron en las estrellas de la Feria del Libro, junto con los booktubers y youtubers como Germán Garmendia.

8 – Caparrós y Enríquez, prolíficos y premiados
Para algunos lectores, los cuentos reunidos en el libro Las cosas que perdimos en el fuego (Anagrama), de Mariana Enríquez, fue uno de los libros del año. Lo haya sido o no, lo cierto es que conquistó muchos lectores. Como una especie de confirmación, uno de sus cuentos apareció este mes en la prestigiosa revista The New Yorker. No se quedó atrás Martín Caparrós , que además de publicar Echeverría (también en Anagrama), ganó el Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald, dotado con 20.000 euros (22.400 dólares) por su crónica El hambre (Planeta).

9 – Fenómenos editoriales, indie y comercial
Stoner, la novela de los años sesenta de John Williams recuperada por el sello Fiordo, se convirtió inesperadamente en el acontecimiento del año de las editoriales independientes: sacaron cuatro ediciones en menos doce meses. Elena Ferrante, por su lado, vendió 5,5 millones de ejemplares en el mundo y se mantuvo todo el año en los ránkings. A esto, se suma la incógnita sobre su identidad, que desencadenó una seguidilla de especulaciones, con apropiaciones y desmentidas públicas. Para 2017 se anuncia la salida de novelas anteriores a la saga Dos amigas.

10 – Cambio de ministro en la ciudad
El ministro de Cultura de la Ciudad elegido por Horacio Rodríguez Larreta al asumir su gestión como jefe de Gobierno, en diciembre de 2015, fue Darío Lopérfido , que era ya director del Teatro Colón y que renunció al cargo ministerial seis meses después en medio de un clima de interna de Pro. Dificultades del gobierno de la ciudad retrasaron la designación del reemplazante durante diez días. El 17 de julio se difundió, finalmente y para sorpresa de muchos, que el designado fue Ángel Mahler, músico especializado en comedias musicales, sin experiencia previa en la función pública.
LA NACION