Libros: una guía práctica para el arbolito

Libros: una guía práctica para el arbolito

Por Daniel Gigena
Varias novedades, y algunos títulos que pasaron inadvertidos durante 2016, son una buena opción para resolver el “problema” que se presenta a la hora de elegir regalos para los seres queridos. Pese a los aumentos, no son tan caros si se los compara con los precios de otros productos. Además, los libros conservan la ventaja de ser un bien perdurable y único. Se los puede disfrutar en vacaciones o en el tiempo libre; se pueden releer y prestar (con la condición de que sean devueltos). Así se amortizan y enriquecen la vida espiritual, algo descuidada en la actualidad. Elegimos diez títulos de distintos géneros para jóvenes y adultos. Cuentos de un premio Nobel, la crónica de un estoico barrio porteño, el novelón que cierra una trilogía, historias fantásticas o relatos escritos por una de las escritoras más enigmáticas del siglo XX integran una lista heterogénea y tentadora.
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Cuentos selectos, de Thomas Mann (Edhasa).
Siete relatos del autor de novelas decisivas, como La montaña mágica, fueron seleccionados por Hugo Beccacece, que además prologa la edición. Premio Nobel de Literatura en 1929, Mann narró siempre con ironía y dramatismo los avatares de la alta burguesía alemana. Si bien las circunstancias personales del autor se filtran, la escritura de Mann alcanza un equilibrio magistral entre las claves biográficas y el canto de cisne por el final de una época. Edhasa publicó además un volumen de cuentos de Graham Greene, prologados y seleccionados por Guillermo Piro.

El laberinto de los espíritus, de Carlos Ruiz Zafón (Planeta).
Llega a su fin la serie de El cementerio de los libros olvidados, ambientada por el narrador español en una Barcelona más mágica aún que la real. Aquellos que leyeron la exitosa La sombra del viento esperaban el desenlace de la historia protagonizada por Daniel Sempere. El libro garantiza horas y horas y horas de entretenimiento: tiene más de 900 páginas.

Belcebú en llamas, de Carlos Gardini (Letra Sudaca).
Es extraño que la novela de un autor que no publica un libro cada año haya pasado desapercibida. Gardini, además de ser uno de los mejores traductores del país, crea mundos únicos en la literatura. En este caso, ese mundo se llama Belcebú e integra una constelación en peligro. Mediante los recursos de la ciencia ficción y la fantasía, Gardini deja entrever las posibilidades de una ficción trascendente. El formato de novela corta le queda perfecto.

La 21/24. Una crónica de la religiosidad popular frente al desamparo, de Inés Arteta. (Continente).
Los sentimientos religiosos ayudan a que la esperanza se mantenga viva. Gracias al trabajo de sus habitantes y de los curas villeros, una comunidad puede resistir ante los prejuicios. Inés Arteta, narradora e historiadora, escribió una crónica emotiva. “Lo que hice fue soltar lo que creía que sabía sobre un barrio comúnmente llamado villa, como es la 21/24, y sobre el villero o villera; caminar los pasillos durante dos años y medio, y entrar en sus casas a escuchar las historias de los propios protagonistas, como ellos la cuentan”, dice la autora.

Pase al vacío, de Gastón Garriga (Letra Viva).
“El fútbol y la política son las dos fuerzas que atraviesan la adolescencia del Laucha -cuenta el autor-. El contexto es la década de 1980 en un pueblo de la llanura bonaerense. El pibe, huyendo de la marginalidad, se topa con las presiones, las lealtades y jerarquías del mundo adulto, representado por su padre militar y un engominado intendente que tiene la franquicia local del peronismo.” En su segunda novela, Garriga aborda uno de los fervores argentinos como metáfora de las angustias de los personajes.

Tríptico darwiniano, de Armonía Somers (El Cuenco de Plata).
Todavía no ocurrió con la obra de la escritora uruguaya lo que pasó con las de Silvina Ocampo y Clarice Lispector, cuando fueron “redescubiertas” hace algunos años. Cuando eso suceda, los lectores disfrutarán de una de las voces más originales de la literatura de América del Sur. Este libro de cuentos editado con delicadeza puede ser la puerta de entrada a un universo genial, poblado de erotismo, violencia y magias profanas.

García Lorca, el duende en Rosario, de Daniel Feliú (Baltasara).
Poco antes de ser asesinado por los franquistas, Federico García Lorca estuvo en Rosario el 22 y el 23 de diciembre de 1933. Había llegado al país para presenciar el estreno de Bodas de sangre. En Rosario, Lorca paseó por la ciudad, brindó una conferencia, visitó a familiares y tomó el té en La Favorita. Daniel Feliú, a partir de testimonios escritos y orales, fotografías y material de archivo, reconstruye ese episodio en la vida del poeta español y de la ciudad argentina en un libro para atesorar.

Rodolfo Franco. El fundador de la escenografía argentina. Cora Roca (Eudeba).
Se promocionan biografías de futbolistas, de narcotraficantes y de asesinos seriales. Pero hay excepciones. Una de ellas es la obra de la docente e investigadora teatral que firma este libro. Franco nació a fines del siglo XIX en Buenos Aires. Fue pintor, dibujante, vestuarista y diseñador. Vivió y estudió en Europa por más de 15 años. A su regreso, fundó los talleres de escenografía en el Teatro Argentino de La Plata y el Teatro Colón. Esta biografía rescata del olvido a un maestro ejemplar de la alianza entre ópera, arte y teatro.

M Train, de Patti Smith (Lumen).
Las memorias de un ícono de la música, del espíritu de rebeldía y del arte contemporáneo permiten terminar el año bien arriba. Ya en 2015, Patti Smith había sorprendido con Éramos unos niños. Ahora, en esta nueva instancia autobiográfica, la creadora de “Horses” repasa su admiración por Jean Genet, Sylvia Plath y Yukio Mishima (cuyos libros también son una buena opción para regalar) y los diferentes recorridos por el mundo. The Guardian describió el libro como el “viaje a la mente de una artista”.

Tres hermanos, de Esther Cross (Tusquets).
La nueva novela de Cross está narrada por la hermana menor de dos varones. Como una testigo furtiva, la chica espía entre pliegues varios hechos en el campo, algunos terribles, otros cómicos, muchos con un trasfondo moral al que ella se asoma con estupor. La galería de la novela está integrada por un linyera sexy, un abuelo que rivaliza con su hijo, una chica encerrada en un rancho como si fuera un castillo. La narradora posee su propio perfil de Scherezade sonámbula, en los umbrales del misterio y la inocencia.
LA NACION