30 Dec La argentina que comprobó una teoría de Einstein, entre los 10 científicos del año
Por Marcelo Bellucci
Una investigadora formada en la Argentina que se desempeña en una universidad estadounidense fue distinguida como una de los 10 científicos más influyentes por la revista Nature. Es la cordobesa Gabriela González, que tuvo un papel protagónico en los grandes acontecimientos de 2016 al liderar el equipo que por primera vez detectó la existencia de las ondas gravitacionales, aquellas ondas minúsculas que había predicho Albert Einstein y que ayudan a entender las leyes del Universo.
A 10 meses del anuncio sobre este esperado hallazgo, González, vocera del Observatorio por Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO), se mostró feliz por la distinción, pero también se habló sobre los nuevos desafíos de la astronomía y las ventajas de usar ondas gravitacionales en lugar de luz para estudiar los agujeros negros. “Todos los miembros de la Colaboración de LIGO estamos muy contentos por el reconocimiento de la comunidad científica y del público en general”, le contó González a Clarín desde Estados Unidos. Sin embargo, dijo que esta distinción no tiene peso a la hora de imaginar la posibilidad de que en un futuro reciba el Premio Nobel, ya que no cree que este tipo de artículos tenga influencia sobre la Academia sueca.
Las ondas gravitacionales transportan información sobre el movimiento de los objetos en el Universo y se espera que permitan observar la historia del Cosmos hasta instantes remotos. Además, permitirán comprender cómo se formaron los agujeros negros, cómo se comporta la materia en condiciones extremas y avanzar en nuevos interrogantes.
Sobre el hallazgo que revolucionó la astronomía al confirmar uno de los principales postulados de la Teoría de la Relatividad, González detalló:“Las ondas electromagnéticas nos traen información sobre los átomos y partículas que emitieron esas ondas. Las ondas gravitacionales transportan evidencia sobre la masa de las estrellas y su interacción con el espacio-tiempo. Para entender cómo funciona el Universo lo ideal es enlazar estos dos tipos de información”.
La investigadora, egresada con el título de Licenciada en Física de la Facultad de Matemáticas, Astronomía, Física y Computación (FAMAF) de la Universidad Nacional de Córdoba, trabaja como investigadora de la Universidad Estatal de Luisiana. Por estos días, desarrolla detectores que permitirán detectar la actividad de las ondas gravitacionales.
“Los dos sistemas de agujeros negros que detectamos el 14 de setiembre y el 26 de diciembre de 2015 eran sistemas binarios. Giraban -me gusta decir que bailaban el tango- y se acercaban cada vez más entre sí hasta fusionarse en un solo agujero. Sabemos que ese abrazo final pasó entre 1.300 y 1.000 millones de años. Tomando como referencia el Big Bang, que ocurrió hace casi 14 mil millones de años, podemos determinar que el Universo no era tan joven cuando se dio esta unión. Tampoco sabemos cuándo se formaron los agujeros negros originales. Esto es ahora un tema de investigación muy candente”, anticipó González.
Sobre los desafíos que implica el proyecto LIGO, advirtió: “Esperamos en los próximos años, cuando los detectores sean un poco más sensibles, detectar señales emitidas por estrellas de neutrones y poder ver nacer un agujero negro. También buscamos detectar ondas gravitacionales periódicas de estrellas rotantes en nuestra galaxia. Por supuesto, lo más lindo sería ver una señal de origen desconocido”.
CLARIN