09 Nov Francis Fukuyama: “Es la elección más importante en años por sus efectos potenciales”
Por Federico Rampici
Durante largo tiempo fue considerado como un padre noble de los neoconservadores. Francis Fukuyama, que acuñó la tesis sobre “el fin de la historia” después de la caída del Muro de Berlín, es uno de los máximos estudiosos de la democracia liberal. En 1989 la consideraba triunfante, casi un “modelo único”. Desde entonces, en una serie de ensayos (y autocríticas) ha revisado sus tesis porque mucha agua ha pasado bajo el puente: hasta Donald Trump. Pero ahora se muestra preocupado por el futuro de Estados Unidos.
-¿Se puede conocer su voto en la elección de ayer?
-Voté a Hillary Clinton, sin dudas. Me obsesionaba la idea de que pudiera vencer el otro. He consultado los sondeos con una frecuencia exagerada. Esta ha sido, quizás, la elección más importante en mi vida por sus consecuencias potenciales.
-Usted no es un elector cualquiera, es un académico de la política. Su análisis y su instinto ¿Qué cosa la sugieren ahora?
-Creo que los problemas no han hecho más que comenzar. La polarización del sistema político y del electorado, ya agravada en esta campaña, nos perseguirá también mucho después.
-Pero en el último número de la revista Foreign Affairs, usted sugiere en una de sus contribuciones una lectura más bien positiva de los hechos. ¿En esta campaña en EE.UU. los ciudadanos se han vuelto muy protagonistas?
-Bueno, veníamos de un período en el cual la política parecía dominada por el establishment, por los lobbies, por los grandes mandadores de campaña. El fenómeno Trump, y también el éxito del rival de Hillary en la interna demócrata, Bernie Sanders, con sus posiciones más de izquierda, han marcado un giro. En este sentido, la democracia estadounidense ha funcionado mejor de lo que se esperaba porque los electores han retomado el control sobre la narración dominante, quitándoselo a las oligarquías. Por mucho tiempo la clase obrera blanca no ha estado representada y esto era una falla de la democracia. Ahora quien la representa -Trump- no representa necesariamente los intereses de sus miembros, pero los “cuellos azules”, los obreros, se apasionan por él porque sienten haber reen-contrado una voz.
-¿El efecto Trump transforma a la derecha? ¿Los republicanos son el verdadero partido de la clase obrera blanca?
-No sucedió todo de golpe ni todo es resultado de Trump. Ciertamente es una transformación profunda: en los tiempos de Franklin Roosevelt, el 90 de los trabajadores blancos votaba demócrata. El desplazamiento empezó ya en los años 60 durante las batallas por los derechos civiles, se aceleró en los años 80 con Ronald Reagan: entonces, sectores de la clase obrera blanca comenzaron a votar a derecha pensando en temas de valores, patriotismo, derecho a portación de armas, oposición al aborto. Bill Clinton los recuperó en parte en los 90, pero después esos obreros se corrieron cada vez más a la derecha. El problema es que el establishment republicano tradicional no encarnaba los intereses de esa clase: su ideología histórica del libre intercambio, la baja de impuestos y los servicios públicos cumplía los intereses de los ricos y de las grandes empresas. Al menos Trump ha hecho trizas esa contradicción.
LA REPÚBLICA/CLARIN