Cannabis de uso medicinal, una opción terapéutica en discusión

Cannabis de uso medicinal, una opción terapéutica en discusión

Por Fabiola Czubaj
Los seis mililitros de aceite de cannabis que Augusto toma por día espaciaron las crisis epilépticas que sufría seguido. Hasta hace cuatro meses, ninguna terapia en el país lo había logrado. Tiene 31 años y vive con epilepsia desde los 10. Poco después de los 20, esa alteración de la actividad eléctrica de las neuronas se volvió resistente a los anticonvulsivantes.
Las crisis empezaron una detrás de otra. Cuando eso ocurre, se pueden sufrir más de 100 convulsiones por día. Desde que su médico le indicó el denominado aceite de Charlotte, sin suspender el tratamiento convencional, las crisis se retrasaron entre uno y dos meses.
En lo que va del año, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (Anmat) autorizó 280 solicitudes de pacientes para ingresar en el país el aceite de cannabis. Utilizan una vía de excepción, el uso compasivo, para acceder a terapias que por algún motivo no están disponibles localmente. Ayer, Diputados le dio media sanción al proyecto de ley que autoriza su uso medicinal (ver aparte).
Augusto es uno de los pacientes que recurren al uso compasivo para comprar en el exterior el aceite que se produce con cannabidiol (CBD), el componente activo de la planta de marihuana que sería efectivo para controlar las crisis epilépticas. Uno de los reclamos de los padres de pacientes que siguieron de cerca el trabajo legislativo en comisiones era el costo. Cada botella de 100 ml cuesta unos 250 dólares.
marihuana_medicinal
Con una dosis diaria como la que usa Augusto, por ejemplo, se necesitan dos frascos por mes. “Es muy bueno, pero no es mágico”, dijo su madre, Leonor. Ella insistió en la necesidad de que el Estado “controle que se use la planta adecuada, que está modificada para tener un alto contenido de CBD y bajo contenido de tetrahidrocannabidiol (THC), que es la que provoca distorsión temporoespacial. No puede ser artesanal”.
La Anmat elaboró a mitad de año un “informe ultrarrápido” de los usos terapéuticos de la marihuana. Revisó los estudios científicos publicados sobre el dolor, la epilepsia, la epilepsia resistente al tratamiento, la espasticidad en la esclerosis múltiple, las náuseas y los vómitos por la quimioterapia, la estimulación del apetito en pacientes con VIH y cáncer y el síndrome de Tourette. Se expidió sobre la eficacia y la seguridad de los cannabinoides. “Muchos de los estudios incluidos son de baja calidad, período de observación corto y escaso número de pacientes”, aclaró.
Para el control del dolor, los beneficios son “leves a moderados” respecto del placebo, mientras que en la espasticidad resistente a los tratamientos disponibles “podría tener un rol importante”. Para el control de los tics en las personas con Tourette, aún no hay conclusiones. Pero los cannabinoides son cuatro veces más efectivos que el placebo contra las náuseas y los vómitos por la quimioterapia. En la estimulación del apetito, “el acetato de megestrol” es “superior”. Su uso en la epilepsia refractaria reduce un 50% o más la frecuencia de las convulsiones.
“No están indicados como una terapia de primera línea ni imprescindible en estos casos, sino cuando otros tratamientos no dan resultado y en casos particulares -señaló Gustavo De Simone, director de la Asociación Civil Pallium Latinoamérica y coordinador del Programa de Cuidados Paliativos porteño-. Siempre es bueno contar con un arsenal de posibilidades. Se apunta a mejorar la sensación de bienestar y la calidad de vida.”
El epileptólogo Gabriel Martino, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Neurología Infantil, aclaró que el 10% del total de las epilepsias son resistentes a la medicación anticonvulsiva. “La ley propuesta es un paso adelante, al registrar a los pacientes, permitir un seguimiento médico y una prescripción controlada por el Ministerio de Salud y el acceso gratuito a la población afectada”, dijo. Aclaró que el CBD demostró efectividad, al reducir las crisis, en pacientes con síndrome de Dravet, una forma de epilepsia con una evolución “habitualmente muy agresiva”. En otras formas, según indicó, la efectividad está aún en estudio.
El director del Instituto de Neurología Buenos Aires, Alejandro Andersson, les indica el aceite a pacientes con epilepsia refractaria. “No es mágico ni la panacea -dijo-. Los pacientes en tratamiento mejoraron, pero no controlaron un 100% sus crisis. Tampoco les pude sacar los otros anticonvulsivantes. Es una opción más para el tratamiento. Lo importante es que los productos que puedan usar cuenten con estudios que los respalden.”
LA NACION