18 Nov Agustín Casamayor: “Nuestra inteligencia aprende de todo, pero la artificial es por ahora más específica”
Por Ariel Torres
En 2011, dos campeones del arduo concurso de preguntas y respuestas estadounidense Jeopardy! observaron cómo una computadora llamada Watson les arrebataba el premio de 1 millón de dólares con la sosegada parsimonia de las máquinas. Hoy, esa plataforma de inteligencia artificial creada por IBM se utiliza en campos tan diferentes como la atención al público, la detección de activos ilícitos en la banca privada y la cura del cáncer. Agustín Casamayor es uno de los argentinos que mejor conoce la mente de Watson.
-Contame qué es Watson.
-Es la plataforma de computación cognitiva en la que viene trabajando IBM hace varios años.
-Watson entiende el lenguaje humano, es capaz de responder preguntas muy difíciles, incluso le ganó a dos humanos en el juego Jeopardy!.
-Así se presentó al mundo, ganando esa competencia, pero puede usárselo en otras cosas. Watson entiende lenguaje natural y la idea es que sirva para ayudar a los seres humanos, principalmente en los procesos de toma de decisiones, que en general son de muy alta complejidad.
-Dame un ejemplo.
-Watson está teniendo un fuerte impacto en el ambiente de la salud, que es complejo y delicado. Por ejemplo, se publican investigaciones y avances permanentemente, a un ritmo difícil de seguir para un ser humano. Este tipo de sistemas permiten procesar toda esa información en escala, pudiendo ayudar al médico a armar un diagnóstico basado en lo último que se sabe sobre una determinada enfermedad, y tomando en consideración miles o millones de casos.
-¿Es verdad que Watson puede leer un millón de libros por segundo?
-No estoy seguro de ese número, quizá sea incluso mayor. Pero lo importante ahí, más que la velocidad a la que los lee, es el procesamiento que hay atrás, que permite que esa información esté a disposición del que la necesite en el momento justo.
-Claro, pero el número no deja de ser abrumador. Ahora, ¿qué es, físicamente, Watson? ¿Un montón de servers?
-Alguna vez fue una máquina enorme, con refrigeración especial y todo lo que te puedas imaginar de una supercomputadora. Hoy podemos decir que Watson existe como servicios y soluciones que viven en la Nube y pueden ser accedidos a través de Internet.
-O sea que Watson toma poder de cómputo sobre demanda. Si necesita más para alguna tarea, tiene acceso a más cerebros electrónicos.
-¡Exacto!
-¿Cuál es tu trabajo con Watson?
-Durante dos años hice investigación y desarrollo para algunos de los servicios cognitivos de Watson, como miembro de un grupo del Almaden Research Center de IBM, en San José, California. Ahora mi rol está enfocado en el uso de las tecnologías de Watson en el ecosistema de desarrolladores de la región, que crece todos los días.
-¿Y cómo se traduciría eso?
-Una de las maneras en las que se ofrece Watson es como un servicio, servicios Web, sus API [Application Programming Interface], y así. La idea que tiene IBM desde el principio es que cualquier desarrollador, individuo, emprendimiento o empresa pueda integrar los servicios de Watson para darle valor a sus propios productos y servicios.
-¿Cómo fue el viaje desde tu Mar del Plata natal a una de las mecas de la tecnología, el laboratorio Almaden?
-Empecé a trabajar en IBM en el 2014, dentro de un grupo que se llama SilverGate.
-Pero primero estudiaste en Tandil.
-Sí, estudié Ingeniería de Sistemas en la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen) y después hice un doctorado en Ciencias de la Computación, donde me especialicé en Machine Learning, específicamente en cuestiones de procesamiento de lenguaje natural, también en la Unicen. Después volví a Mar del Plata y empecé a trabajar en SilverGate, un grupo distribuido de IBM Argentina enfocado en investigación y desarrollo; hay gente en Tandil, La Plata, Buenos Aires, San Martín de los Andes, Córdoba y otras ciudades del país.
-Y luego pasaste a Almaden y te presentaron a Mr. Watson.
-Sí, pero nunca viví en Almaden.
-Trabajás desde Mar del Plata.
-Exacto. SilverGate, nuestro grupo, trabaja con varios de los laboratorios de investigación de IBM en el mundo.
-¿Watson es consciente de que es Watson?
-¡Que buena pregunta, Mario! [risas]
-Me preocupa que dudes. Yo esperaba un no rotundo.
-Es un no rotundo, por ahora…
-Y tampoco tienen la intención de que acceda a cierto grado de consciencia.
-Eso mismo te iba a aclarar. No es lo que se pretende tampoco. Hay otro tipo de inteligencia artificial que sí busca eso, pero no es el caso de Watson.
-¿Como cuál?
-La que se conoce como Strong AI, que pretende ser una inteligencia parecida a la humana; la auto consciencia es una de sus características. El problema ahí es que tampoco tenemos una definición precisa de lo que es la inteligencia humana. Y así podemos entrar en una charla filosófica compleja.
-¿Qué pensás que ocurriría si una máquina adquiriera consciencia? ¿Vendría una de Terminator o una de El Hombre Bicentenario?
-Hoy son muchas las compañías que se están involucrando en temas de inteligencia artificial, cada una con su enfoque, pero el objetivo común debería ser el de ayudar a los seres humanos, no destruirlos.
-Comprensible.
-Justamente hace unos días se presentó de manera oficial una organización formada por Amazon, Google, IBM, Facebook y Microsoft para acordar buenas prácticas de inteligencia artificial. Se llama Partnership on AI.
-¿Watson podría morir?
-Podría morir igual que cualquier otra tecnología, aunque no sería una muerte como la entendemos los humanos.
-Pero no tiene miedo de morir.
-Muy interesante punto de vista. No, ni hablar.
-¿Qué te gusta, fuera de tu trabajo?
-Soy un apasionado de la tecnología y de la música. Me gusta tocar la guitarra y el ukelele. Escucho música para inspirarme y para relajarme, para trabajar y para salir a correr.
-¿Qué música te gusta?
-Escucho muy variado, tuve épocas de mucha trova cubana; hoy me encantan el jazz y el blues.
-¿Alguna vez mantuviste una conversación con Watson? Fuera de protocolo, por experimentar, digamos.
-No, no con el Watson que responde preguntas (tipo el de Jeopardy). Ese Watson arrancó así, pero después se fue convirtiendo en una serie de servicios cognitivos que se pueden entrenarse en diferentes dominios. Lo que sí he hecho es probar conversaciones con instancias de Watson preparadas para un tema específico; por ejemplo, un asistente de recursos humanos para empleados o para soporte técnico.
-Por lo tanto, tampoco nunca Watson sacó conversación de motu proprio.
-Entiendo que no.
-¿Cuál es la mayor diferencia entre la forma en que aprenden las máquinas y la forma en que lo hacemos los humanos?
-Creo que ahí la mayor diferencia tiene que ver con esto de que la inteligencia humana es general, o sea, aprende sobre cualquier cosa (y con procesos que ni siquiera termina de entender la neurología). En cambio, la inteligencia de las máquinas por ahora viene siendo más específica. Por ejemplo, Watson aprende, por medio de la ingesta de datos y el entrenamiento, cómo responder preguntas en un determinado dominio o tema. Otros sistemas aprenden a jugar al ajedrez o a hacer recomendaciones inteligentes en un sitio de comercio electrónico.
-Pero si los sacás de ahí…
-Exacto. La máquina que juega al ajedrez no va a saber responder preguntas, y ni siquiera puede aprender a responder preguntas, porque fue programada sólo para jugar al ajedrez.
LA NACION