La vida en moto empieza a los 40

La vida en moto empieza a los 40

Por Esteban Lafuente
Suele decirse que los años no llegan solos. Nuevos intereses, virajes en el ambiente profesional o la búsqueda de hobbies originales son algunos de los cambios que suelen experimentar las personas a medida que avanza la edad que dicta el documento.
Para algunos hombres, esa evolución es paulatina, pero para muchos otros un gran punto de inflexión es el día del cumpleaños 40, una fecha que dispara una crisis que los lleva al replanteo de muchos aspectos de la rutina y los impulsa a cambiar de aire.
Los consumos, los amigos, las relaciones o la vestimenta son algunos de los aspectos en los que muchos deciden innovar al ingresar en la quinta década. Así como nuevas prendas entran en el placard y otras personas aparecen en los encuentros sociales de cada semana, la moto se gana su lugar en el garaje y revoluciona la forma de moverse cada día.
“Me divierte la aceleración y la movilidad; en la ciudad y en la ruta”, cuenta Gabriel Berberián, contador y asesor de empresas que deja trascender su devoción por las motos en cada frase. Hoy, monta una Ducati Multistrada a diario para ir de su casa al trabajo.
“La libertad que te da la moto para trasladarte cómodo y adonde quieras, solo o acompañado, es perfecta”, agrega el ejecutivo, quien también tiene un auto en su cochera, aunque solo recurre a él cuando tiene que viajar con varios acompañantes o los días de mucha lluvia. Lejos de ser un caso aislado, hoy se replican las historias de hombres como la de Gabriel. Personas que se cruzan con una moto por curiosidad o casualidad y al poco tiempo se vuelve una aliada indispensable.
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Larga distancia
Un mundo nuevo empieza cuando terminan los compromisos laborales. Es allí cuando acelerar sobre la motocicleta cobra otro sentido. Muchos hombres que pasan los 40 salen a la ruta con su máquina para descubrir lugares ignorados, viajar con destino fijo o simplemente dejarse llevar por el camino, con apenas un par de mudas de ropa, una buena campera y el casco siempre a mano. Cada salida es una experiencia de principio a fin para romper con la rutina y permitirse buscar siempre algo más.
“Es toda una aventura. Te cansa mucho más que viajar en auto, pero la sensación de adrenalina que tenés con la moto en la ruta es fantástica”, cuenta Berberián, que acumula en sus espaldas salidas a Mar del Plata, Tandil y Uruguay.
Además de viajar solos o en pareja, una tendencia que crece es la salida con grupos de amigos, que buscan aprovechar un fin de semana o unos días de vacaciones para viajar a la montaña o la playa. “Se da por grupos de afinidad y disfrute personal. Si dos o tres de tu grupo empezaron a viajar, vos no te querés quedar afuera, y así se van contagiando entre todos”, detalla Mauro D’Annunzio, gerente de Marketing y Ventas de Ducati Argentina.
Un buen equipo de indumentaria, con guantes, botas y campera que permitan resistir los embates del viento, es el complemento ideal para estos viajes, que imponen el desafío de viajar con lo mínimo indispensable. “Quizá la contra que tenés es que te falta la posibilidad de cargar mucho equipaje. Hay que ser cuidadoso y no llevar ropa sin necesidad”, recomienda Berberián.

Aliada veloz
“En la moto me siento libre”, sintetiza Emiliano Larrarte, profesor de educación física que trabaja en el gimnasio de un club en el centro porteño y también da clases particulares de gimnasia en Palermo. “Me gusta andar y sentir el viento en la cara. Puedo moverme por el centro sin muchas complicaciones y estacionás en cualquier lugar. No tenés que perder tiempo buscando un hueco como con el auto”, agrega. Como él, muchos descubren las motos buscando una alternativa para evitar la gran cantidad de autos en las principales arterias de acceso a Capital y escapar así de las habituales congestiones de tránsito.
Practicidad, eficiencia, comodidad y versatilidad son algunas características que, en general, suelen definir el estilo de vida de muchos hombres a sus 40 años, y son esas mismas cualidades las que encuentran en la moto. “Te olvidás del congestionamiento. Llegar de zona Norte al centro en auto te puede llevar una hora y media, mientras que en moto podés acortarlo a la mitad”, grafica D’Annunzio. Así lo vive Berberián, quien se sube a la moto para llegar a tiempo a sus reuniones en el Microcentro porteño: “Moverte así es más fácil. Llegás más rápido a todos lados, mucho más cómodo. Y es más divertido andar en moto porque vas más atento y en contacto con la realidad todo el tiempo”.
Además de convenir en cuanto al manejo de los tiempos y evitar las complicaciones del auto, muchos motociclistas descubren que moverse en dos ruedas también tiene un efecto positivo en el bolsillo. “Es más barato el seguro, el consumo de combustible es menor y te evitás muchos gastos de cochera o pagar por el estacionamiento durante el día”, ilustra Larrarte, que estaciona su moto frente al gimnasio, atada a un poste de luz.
Sin embargo, la moto en la ciudad esconde también sus riesgos. Más allá de las prestaciones y ventajas que las dos ruedas ofrecen en la vida urbana, el usuario asume nuevos riesgos sobre un vehículo que ofrece menos protección pero que, finalmente, puede compensarse con mayor atención sobre el asfalto y la utilización del casco y otros elementos de protección.
“Tenés que tener mucho cuidado, sobre todo por lo distraídos que están todos con los teléfonos”, advierte Berberián. “En la moto no te ve nadie. En general nadie mira los espejos. Siempre hay que tratar de anticipar el movimiento del que va adelante”, completa Larrarte.

Qué buscan
“Este grupo va de la mano con las tendencias actuales. Disfrutan y valoran mucho el tiempo como principal característica”, comenta Martín Pirla, gerente Comercial de la división Motocicletas de Honda, en referencia a las características de este creciente segmento de clientes. A la hora de elegir, las opciones son variadas. El gusto personal, la marca, las prestaciones y el uso para el cual el cliente decide comprar una moto son algunos de los factores que determinan la elección, en un rango de precios con múltiples opciones que se ajustan a cada bolsillo. En general, responden desde las terminales, los hombres de este grupo parten de una inversión de $ 80.000 mientras que los más holgados llegan a desembolsar más de $ 400.000 por modelos de alta gama o mayor cilindrada. La Yamaha FZ FI o la Honda CBX 250 Twister, en el primer grupo, y la Ducati Scrambler, la Harley Davidson Sporters 883 Iron y la BMW F800, para quienes tienen un presupuesto más amplio, aparecen entre las máquinas preferidas.
“Buscan movilidad práctica y confiable, diseño y potencia, con motos por arriba de los 250 cc y hasta los 1200 cc.”, describe Iván Rodríguez, jefe de Marketing y Planeamiento Estratégico de Yamaha Argentina.
“Son clientes exigentes, están muy atentos a las novedades y siempre se informan mucho”, completa. Y no es para menos. Si los 40 abren una nueva etapa, hay que empezar con pie firme con las dos ruedas.
LA NACION