31 Oct Ford Mustang GT: el placer de domar un potro salvaje
Por Victor Russo
Quizá los más veteranos recuerden el Mustang de Steve Mc Queen, en aquella emblemática persecución a un Dodge Charger, en la película Bullitt, de 1968. Algunos lo habrán visto en publicidades y otros, simplemente, sabrán de oídas de la fama del Ford Mustang. Pero lo cierto es que es difícil entender por qué despierta tanta pasión este auto entre los argentinos, incluso los más jóvenes, cuando nunca se comercializó oficialmente en nuestro mercado.
Nunca, en todos los años que lleva el Suplemento Autos, habíamos vivido algo así en una prueba de manejo. Ni con modelos mecánicamente mucho más perfectos y sofisticados. A un Porsche, por ejemplo, podrán mirarlo algunos, pero al Mustang le sacaban diez fotos por cuadra. Algunos llegaron a emocionarse cuando los dejábamos sentar en la butaca del conductor. Un muchacho, casi temblando, nos dijo “me cumplieron el sueño de mi vida”. Todo esto es el Mustang, más allá de ser un gran deportivo.
Esta es su sexta generación. La primera edición se presentó en el Salón del Automóvil de Nueva York, el 17 de abril de 1964. Por fin, después de 52 años, llegó al mercado argentino. Y no solamente es la primera vez que se vende en la Argentina, también es la primera vez que el Mustang llega a Europa. Este clásico “muscle car” americano, sale de su hábitat natural, el que le queda más cómodo, donde predomina el gusto por estas “bestias” V8 de diseño “musculoso”, y se convierte en un modelo global.
Para eso, para poder competir con los deportivos europeos, el Mustang tuvo que evolucionar, especialmente en lo que respecta al comportamiento dinámico. Hasta la generación anterior, la suspensión trasera de los Mustang era de eje rígido. Para ponerse a tono, ahora tiene una suspensión trasera independiente que le da una tenida en curvas muy superior. Y lo curioso es que eso no siempre es lo que el público norteamericano valora. Se sabe de foros de usuarios que reclamaron por esa modificación del tren trasero: ellos prefieren que el auto se les vaya de cola… Pero, como dijimos, el Mustang debió salir de su zona de confort para adaptarse al mundo.
Por otra parte, viene con un sistema de frenos realmente muy eficiente y con controles electrónicos de tracción y de estabilidad de última generación. Con toda la electrónica conectada es un auto muy seguro, pero puede ser más “divertido” si, desde la consola central, desconectamos esos controles electrónicos. No podía alejarse tanto del gusto yanqui, se iban a enojar demasiado… Sin los controles, sigue siendo un auto que para llevarlo bien se precisa de cierta pericia. Hasta viene con un “chiche” muy curioso para los que quieren jugar a ser malabaristas del asfalto: desde los comandos del volante, a través de un sub menú de la computadora de a bordo, puede conectarse un dispositivo para “quemar” neumáticos. Para que el auto se quede arando en el lugar y el humo del caucho invada el espacio. No es muy ecológico, es demasiado yanqui, pero a la vez no es peligroso, porque el control de estabilidad ayuda para que el auto no pierda la línea y salga bien derecho después de la maniobra.
El motor es bien clásico: un V8 aspirado (o sea, no sobrealimentado con un turbo) de 5 litros de cilindrada, con una potencia de 421 caballos y un torque de 530 Nm a las 4.250 rpm. La fuerza de empuje es tremenda. Si pisamos el acelerador a fondo en una recta larga, no sabemos cuándo para de acelerar. Claro, a los 250 km/h deja de acelerar porque está limitado electrónicamente. Como tantos autos deportivos de este nivel de performance, nosotros creemos que deberían ser vendidos junto con un curso de manejo y de concientización.
Del consumo de combustible no hay mucho para decir. En ciudad, si guntan de ir acelerando para sentir el V8, fácilmente pueden llegar a gastar 40 litros cada 100 kilómetros. Incluso si quisieran viajar en ruta contraviniendo las normas de tránsito, deberían parar a repostar cada 200 kilómetros, porque el tanque sólo tiene 61 litros de capacidad.
El Mustang llega al país en esta única versión GT V8, y está disponible en color rojo, azul, negro, blanco, gris o plata. Por ahora, hasta que a comienzos de 2017 llegue el nuevo Chevrolet Camaro, no tiene rivales en nuestro país. Y habrá que ver si el Camaro despierta tanta pasión.
CLARIN