El Papa le da poder a la “periferia” de la Iglesia

El Papa le da poder a la “periferia” de la Iglesia

Por Elisabetta Piqué
En una nueva medida que cambia radicalmente la geografía del cónclave que elegirá a su sucesor, Francisco profundizó ayer su apuesta por la Iglesia de la “periferia” al crear nuevos cardenales: a partir de ahora, los europeos ya no serán mayoría y tendrá más presencia el sur del mundo.
Francisco anunció ayer que el 19 de noviembre, en vísperas del cierre del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, celebrará el tercer consistorio de su pontificado y creará 17 cardenales, 13 de ellos menores de 80 años y, por lo tanto, potenciales electores del próximo papa. No hay argentinos entre ellos.
En línea con los dos anteriores consistorios, Francisco rompió el statu quo. Abandonó la tradición que indicaba que algunas sedes automáticamente recibían el birrete cardenalicio, restringió el número de cardenales de la curia romana y privilegió a pastores “con olor a oveja”.
En otras palabras, Francisco apostó a cardenales con una visión de Iglesia cercana a los más pobres y a las periferias del mundo, para corregir un colegio cardenalicio en los últimos cónclaves predominantemente eurocéntrico e italiano.
“El origen de 11 naciones [de los cardenales electores] expresa la universalidad de la Iglesia que anuncia y testimonia la buena nueva de la misericordia de Dios en cada rincón de la tierra”, dijo el Papa al anunciar su tercer consistorio desde el sagrato de la Plaza San Pedro, al término del Angelus y de una misa solemne por el Jubileo Mariano.
“La inserción de los nuevos cardenales en la diócesis de Roma, además, manifiesta el inescindible enlace entre la sede de Pedro y las Iglesias particulares difundidas en el mundo”, explicó. Al día siguiente del consistorio, el domingo 20 de noviembre, solemnidad de Cristo Rey, cuando se cerrará el Año Santo de la Misericordia, el Papa concelebrará misa con los nuevos cardenales.
Los cardenales son la máxima jerarquía católica, y cada vez que un papa nombra nuevos miembros del colegio cardenalicio moldea de alguna forma el futuro de la Iglesia.
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Dándoles un espaldarazo a sacerdotes en primera línea que enfrentan situaciones de conflicto, designó cardenal a monseñor Mario Zenari, nuncio apostólico en Siria. Zenari es el único italiano de los nuevos cardenales electores y uno de los tres europeos de esta tercera tanda de príncipes de la Iglesia elegidos por Francisco. Junto con él, fueron designados el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro Sierra, y Jozef De Kesele, arzobispo de Malines-Bruselas, Bélgica.

El Papa también le dará el birrete y el anillo cardenalicio a monseñor Dieudonné Nzapalainga, arzobispo de Bangui, capital de la República Centroafricana, ex colonia francesa castigada por años de guerra civil, donde el Papa quiso abrir la puerta santa del Jubileo de la Misericordia, en noviembre pasado. Nzapalainga será el primer cardenal en la historia de la República Centroafricana.
Entre los nuevos purpurados electores también hay tres norteamericanos del ala progresista de la Iglesia de ese país: el arzobispo de Chicago, Blase Cupich; Joseph William Tobin, arzobispo de Indianápolis, y Kevin Joseph Farrell, arzobispo emérito de Dallas, recientemente nombrado al frente del nuevo dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Estas designaciones caerán mal en el ala conservadora de la Iglesia norteamericana, señaló una fuente de ese país a LA NACION.
El ex arzobispo de Buenos Aires nombró además a tres latinoamericanos: Sergio Rocha, arzobispo de Brasilia y presidente de la conferencia nacional de obispos del país; Baltasar Enrique Porras Cardozo, arzobispo de Mérida, Venezuela, y Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalneplanta, México.
En el continente asiático, les concedió el birrete púrpura a dos países que nunca habían tenido un cardenal: monseñor Patrick D’Rozario, arzobispo de Dhaka, Bangladesh, y Maurice Piat, arzobispo de Port-Louis, Mauricio. En Oceanía, finalmente, decidió incluir entre sus principales colaboradores a John Ribat, arzobispo de Port Moresby, Papúa Nueva Guinea, que también por primera vez tendrá un cardenal.
Porque se “distinguieron en su servicio pastoral”, Francisco también decidió premiar a cuatro sacerdotes mayores de 80 años, sin derecho a voto en un eventual cónclave. Se trata del italiano Renato Corti, arzobispo emérito de Novara, que durante una década fue vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana y a quien Francisco le había pedido escribir las meditaciones del tradicional Via Crucis en el Coliseo de 2015. Anthony Soter Fernández, arzobispo emérito de Kuala Lumpur, Malasia, que se convertirá en el primer cardenal del país; Sebastian Koto Khoarai, obispo emérito de Mohale’s Hoek, Lesotho, que asimismo será el primer cardenal de ese país africano, y el reverendo albanés Ernest Simoni, humilde sacerdote que vivió durante décadas en prisión, fue condenado a muerte y torturado por el régimen de Enver Hoxha, cuyo testimonio había conmovido profundamente a Francisco en su visita a Tirana, en septiembre de 2014.
Con esta tercera tanda de cardenales, Francisco, que cumplirá 80 años el 17 de diciembre, logró cambiar drásticamente la geografía del cónclave que deberá elegir a su sucesor, al volverlo menos eurocéntrico y más acorde con una Iglesia en salida hacia las periferias. Habrá creado 44 de los 120 cardenales electores y se habrá asegurado que, a diferencia de anteriores cónclaves, los europeos ya no sean mayoría, sino más bien los países del sur del mundo.
LA NACION