El hombre que mueve los hilos

El hombre que mueve los hilos

Por Mariano Vidal
The Blacklist es la serie de Sony que recupera lo mejor de la tradición de espías e intriga internacional. Miradas viajó a Nueva York para la avant premiere y tuvo una charla con James Spader, el legendario actor que le pone el cuerpo al encantador fugitivo Raymond Reddington.

Ya hace dos años que estás en la piel de Raymond Reddington. ¿Qué diferencias hay entre preparar un personaje para una película o para la televisión de hoy?
La experiencia es totalmente diferente. Es decir, el proceso es el mismo, pero hacer películas tiene algo maravilloso, que es la posibilidad de completar un círculo y cerrar una historia, aun cuando esta continúe. Y lo hermoso de la televisión es exactamente lo opuesto, que el final del camino no está ni siquiera cerca y no tenés idea de adonde va a llegar todo. O si te hacés una idea del destino, lo que no conocés es por dónde se va a agarrar para llegar allí. Cuando arranca una nueva temporada, siempre me hago una idea de por dónde puede ir todo, hablo con los escritores. Pero después, avanza, tenés un cierre de mitad de temporada, sigue, y para el final, ya no sabés dónde van a estar las cosas.

¿En qué momento de tu carrera te encuentra el personaje de Reddington?
La verdad, no tengo una perspectiva de mi carrera. No pienso en esas cosas y no soy un gran planificador, así que lo mejor que te puedo decir de Red es que llegó en un gran momento, porque estaba buscando un personaje así. Soy muy afortunado, porque The Blacklist es una serie difícil de encasillar y yo quería algo así, a diferencia de Boston Legal, que era más lineal. Este programa es divertido, es dramático, es las dos cosas al mismo tiempo a veces. Puede ir por un montón de caminos y adoptar una amplia variedad de tonos. Eso me gusta. No estaría feliz haciendo simplemente un drama. Me gusta mezclar las cosas.
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Hay algunas diferencias en los aspectos procedimentales de The Blacklist y Boston Legal. Mientras en Boston los casos estaban, pero no eran el foco principal, en Blacklist parece ser al revés. Por cómo se plantea esta temporada con Red y Liz, ¿cambia esa lógica?
Sí, totalmente. Hubo una cuestión práctica en ese sentido. En la primera temporada, la cadena quería que se hiciera un balance entre un programa serializado y uno de procedimientos, así la gente se podía enganchar más fácil. Pero ahora, se fue volviendo cada vez más serializado. Creo que otro contraste con Boston Legal es que la historia serializada de Boston era muy pequeña, era la relación entre estos dos personajes. En Blacklist, los aspectos serializados son muy fuertes, e incluso pueden ser muy abrumadores para la tele, por lo que tenemos que ser cuidadosos con eso.

¿Cuánta influencia tenés sobre los guiones? ¿Te sentás a hablar sobre si Red haría o no tal cosa?
Discutimos esas cosas, y me parece importante hacer preguntas, porque no siempre significa que no estoy de acuerdo o que está mal, sino que simplemente ayudan a clarificar las cosas. Hablamos del humor del personaje, trato de ponerle algo de eso cuando puedo, cosas que son apropiadas para la historia o la circunstancia. No sé cuánto tiene Reddington de mí o de mi humor, no pienso en mí mismo cuando actúo, siempre estoy pensando en el tipo. No podría importarme menos cuánto tiene el personaje de mí. Tengo una buena vida fuera del trabajo, por lo que no necesito que llene algún vacío. Mi trabajo, simplemente, está separado.

El programa vuelve sobre las teorías conspirativas, al igual que en los 70. ¿Creés que The Blacklist refleja el sentir de la audiencia, ahora con todo el tema de Snowden dando vuelta?
Creo que toma elementos de lo que pasa en el mundo y los tira al show. Nosotros no tenemos una referencia directa, hay otros programas que sí lo hacen y les va muy bien. Pero nosotros trabajamos en un universo paralelo que toma apenas suficientes cosas del mundo real como para hacerlo creíble.

Si fuera un programa de los 70, Red sería un villano.
Red es un tipo malo. No se hagan ilusiones al respecto.

Pero a la audiencia le gustan estos personajes. ¿Por qué a la gente le fascinan tanto estos antihéroes?
Puedo hablar por mí, no por la gente. Cuando veo un programa, me gusta ver cosas que no me son familiares, o son difíciles. Y cuando veo un personaje que responde a las circunstancias de una manera en la que yo no sería capaz de hacerlo, me da curiosidad. Y creo que Red satisface eso. Dice o hace cosas que a la gente le gustaría, pero le da miedo. Y eso es lo que es emocionante. Las cosas que evitamos, él las abraza. Y las hace su vida. Y aun así, hay algo que se hace muy familiar en él.

Hay muchas dudas sobre la relación de Red y Liz. Y cada vez que se resuelve algo, se abren nuevas preguntas. ¿Se va a dilucidar algo esta temporada?¿Y cuánto sabés vos de todo lo que va a pasar sobre ellos?
Ahh, yo sé un montón de cosas (Se ríe). Y esta temporada se vienen aún muchas más preguntas.
REVISTA MIRADAS