14 Sep Nacidos con wi-fi
Por Silvina Vitale
¿Hay una nueva niñez? En parte, sí. los chicos de hoy viven una conexión con la tecnología que es inédita para las generaciones anteriores. los postmillennials, la generación Z, los screenagers o los centennials, como también se les dice, tienen una forma natural de usar las pantallas táctiles como si fueran una extensión de su cuerpo. ¿ adiós a la infancia tal como la conocíamos?
Los postmillennials son chicos nacidos entre 2000 y 2010. actualmente tienen entre 5 y 15 años y desde que llegaron al mundo están conectados a Wi- Fi: no conciben la vida sin acceso a internet. parece nada y es mucho. al igual que sus antecesores, los millennials, están hiperconectados, pero en su caso el dispositivo por excelencia, el que eligen por sobre los otros, es el smartphone. olvidémonos de la pc o las tablets, el protagonista es el celular.
“La generación Z está a punto de convertirse en el centro de todo”, dice axel Malamud, planner de la agencia de publicidad BBDo argentina. “Y es que son los primeros chicos 100% nativos digitales y, a diferencia de los millennials, que eran una generación digital, los cen-tennials son una generación mobile, entienden como nadie ese mundo”, agrega.
Se los considera adelantados si se los compara con los chicos que los precedieron; hablan, comen y caminan antes, y al año ya juegan con gadgets. Se manejan cómodamente con la tecnología incluso antes de aprender a escribir o leer. Se consideran independientes y con actitudes de preadolescentes precozmente: a los 8, un chico de la generación Z tiene voz y voto, mientras que sus padres – que hoy están entre los 30 y los 40 años– a esa edad todavía jugaban con muñecos, autitos y salían a la vereda a andar en bici o armar picaditos con amigos.
¿Qué hay de nuevo? Bastante
Los screenagers están más allá de todo y necesitan un nuevo nivel de comprensión. Se alejan naturalmente de las redes favoritas de la generación anterior: “Google es para ellos lo que Yahoo era para los millennials, y a Facebook la consideran como el espacio de sus madres”, dice Malamud. En cuatro años Snapchat se convirtió en la red y en “su” red, seguida de instagram y YouTube. Esas son las que prefieren y donde generan contenidos de consumo rápido y efímero, fotos y videos que son su manera de expresarse, de compartir sensaciones y sentimientos. Su sociabilización pasa en gran parte por la conexión online.
A diferencia de sus antecesores, su ecosistema digital está más “supervisado”; los millennials conocieron internet explorándolo todo, incluso el lado oscuro como el bullying virtual, pero los postmillennials tienen más barreras de entrada, desde el control de sus padres hasta el de las marcas o ciertos sistemas regulatorios.
La infancia actual también es distinta en otros sentidos que tienen que ver con la forma de percibir el mundo, aspectos a los que hay que prestar atención. para Malamud, hay tres pilares a tener en cuenta; primero, a estos chicos se los considera openness o menos estructurados por normas sociales, más comprensivos y tolerantes: la heterogeneidad es algo positivo para ellos. Entienden y practican la resiliencia, es decir que los obstáculos de la vida son un motivo más para celebrarla; creen más en el esfuerzo y la dedicación que en la inspiración y la genialidad ( en los que típicamente creían los millennials). además, son tremendamente realistas, entienden que vivir es duro, por lo cual no se plantean metas ideales, sino que tienen expectativas más razonables, lo que los hace más pragmáticos.
Para alejandro Schujman, psicólogo especialista en infancia y adolescencia y autor del libro La generación Ni Ni, lo que varía es el nivel de conectividad. Hace 20 años la tecnología ocupaba una porción relativamente importante en la vida de los chicos, pero hoy es el eje central y los aparatos son extensiones y parte de su corporalidad. “En una consulta vi a un niño con un sobrehueso en la muñeca, producto del uso de la pc… ¡ más de 12 horas diarias! la comunicación cara a cara comienza a ser una especie en extinción. los chicos se comunican, estando al lado de sus pares, por Whatsapp. Esto lo veo en reiteradas ocasiones. los padres tenemos mucho trabajo por hacer”.
Tiempo de conectar
Por mucho vínculo que exista entre niños y tecnología, lo que no cambió es la esencia de la infancia. Y para Schujman, “los chicos necesitan que nosotros estimulemos el diálogo, el disfrute compartido, la confianza en el vínculo y, sobre todo, que los ayudemos a frustrarse, a tomar decisiones, a ser responsables y hacerse camino en un mundo cada vez más complejo”.
Carolina Duek, doctora en ciencias sociales e investigadora adjunta del conicet, asegura que las tecnologías no son buenas ni malas: “Hay chicos que me dicen que la play fue lo mejor que les podía pasar, porque cuando viene el papá de trabajar juegan un rato juntos al FiFa”. para la especialista, la tarea del adulto es involucrarse: “Tiene que agacharse a jugar en el piso, descargar esa aplicación que le gusta a su hijo o el juego que puede jugar online con él. involucrarse puede cambiar mucho la vida cotidiana de los niños y los grandes, y para que se conecten afectivamente el adulto tiene que involucrarse física y emocionalmente”, aclara.
Schujman propone una guía con algunas recomendaciones para que los chicos desarrollen un uso saludable de la tecnología en su libro Herramientas para padres. Entre otros consejos para poner en práctica está el de cómo utilizar el celular: dárselo solo tiene sentido si el chico ya es algo autónomo respecto de los adultos (“¿ qué lógica tiene que tenga un teléfono si permanentemente está con un mayor que lo cuida?”). Y también tiene que haber un uso razonable. ¿ cómo determinarlo? Schujman aporta que educadores y especialistas sugieren la siguiente relación entre edades y el uso de estímulos tecnológicos: televisión, a partir de los 3 años; computadora, a los 6, y teléfonos móviles, a los 12. como padres deberíamos aproximarnos a esos parámetros.
Además, hay que limitar el tiempo de exposición a las pantallas de la computadora o la televisión ( se sugiere no más de dos horas continuadas, sobre todo en niños pequeños). Esto se puede regular incentivando otras actividades o incluso el descanso. Y algo esencial en la relación de los chicos con la tecnología es que los padres enseñan con el ejemplo. “no se puede poner un límite con un teléfono celular en la mano, ni estar hiperconectados a la hora de reunirse en familia”, enfatiza Schujman. En cuanto a las redes sociales, conviene cuidar su mundo y que los chicos puedan comprender la diferencia entre lo público y lo privado. Si tienen entre 10 y 13 años, la condición es que los contactos que agreguen sean solo de amigos.
Es fundamental compartir con los hijos actividades lúdicas, expresivas, deportivas, pero también hay que comprender que la tecnología es parte de la vida de los chicos. no conviene negarla, enojarse o convertirla en un problema. la tarea es involucrarnos, ya sea saliendo a dar una vuelta en bici o haciendo compras juntos, jugando a algún juego de la play o al Minecraft con ellos, o también mirando alguna película o serie familiar por streaming. Todo suma para cumplir un rol activo dentro del complejo mundo de las infancias contemporáneas.
Como dice Duek: “Hay decenas de chicos caminando por la calle, mirando para abajo, buscando pokemones, pero esos mismos chicos tal vez después leen, ven un programa de televisión con sus padres, hacen deporte o van al cine con los abuelos”.
LA NACION