26 Sep La fotografía perdió a Marc Riboud, el hombre que dio testimonio poético del siglo XX
El fotógrafo francés Marc Riboud, conocido mundialmente por imágenes como la de la chica con una flor delante de unos fusiles en Washington, en protesta contra la guerra de Vietnam, o la del pintor de la torre Eiffel, murió a los 93 años.
Riboud se definía como un paseante, fotógrafo más que fotoperiodista, y le gustaba tomarse su tiempo para capturar, en blanco y negro, momentos cruciales de un mundo en constante cambio.
Su mirada, inusual, era capaz de captar mágicos instantes de gracia, como en su “Peintre de la Tour Eiffel” (Pintor de la Torre Eiffel), que parece danzar en medio de las vigas metálicas por encima de París, pincel en mano. Una foto que se convirtió en ícono de la capital francesa.
“Se diría que se mantiene en equilibrio gracias a su pincel. Yo no tengo ningún mérito, salvo el de haber subido a pie las escaleras en caracol de la Torre”, comentaba en 2009.
Fue tras vender el negativo de esta foto a la revista estadounidense “Life” en 1953, que este joven ingeniero, entonces treintañero, procedente de una familia de la burguesía de Lyon (este), que fue “consagrado” fotógrafo y se encontró con Henri Cartier-Bresson y Robert Capa, quienes lo invitaron a integrarse a la prestigiosa agencia Magnum.
En 60 años de carrera, sus fotografías han sido publicadas en numerosas revistas como Life, Geo, National Geographic, Paris Match o Stern. “La mayor parte del tiempo, miro, me paseo, he paseado mucho”, resumía.
Luciendo melena blanca y de talante bromista, defendía su singularidad. “Yo no soy un fotoperiodista, tampoco un artista, soy fotógrafo, eso es todo”, repetía. Añadiendo, “no soy siempre bueno, pero lo intento”.
Nacido el 24 de junio de 1923 cerca de Lyon en una familia de siete hijos, hermano de Antoine, luego fundador y presidente del gigante del sector agroalimentario Danone, y de Jean, que presidió Schlumberger (empresa de servicios petroleros), Marc Riboud comenzó a hacer fotos a los 14 años, con una cámara Vest Pocket negra utilizada por su padre en las trincheras.
Durante la guerra, se unió a la resistencia francesa cerca de Vercors (sudeste), y tras la contienda, decidió dedicarse plenamente a la fotografía.
“Nacido topógrafo, un compás en el ojo”, dijo de él su mentor Cartier-Bresson, haciendo alusión a su capacidad extraordinaria para encuadrar y capturar las imágenes.
Después de más de medio siglo de dedicación, Riboud, que siempre llevaba una cámara consigo, continuó insaciablemente fotografiando el mundo. Eso sí, siempre con una cámara tradicional. “Probé la cámara digital, una tarde, una vez”, recordaba.
Con 85 años, viajó a Estados Unidos para inmortalizar la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca.
“Vendí reportajes de foto porque la prensa era el único medio para vivir” pero “pocas veces he ido en búsqueda de la actualidad, de la noticia”, confesó sin embargo.
“La foto es una cuestión de suerte”, solía decir. También hay “trabajo, energía y… ser un poco paciente”.
CLARIN