06 Aug Verstappen, el chico con el gen de los fierros que maravilló al mundo
Por Pablo Vignone
“¿Qué hacías en 2003 cuando Kimi Raikkonen se subía por primera vez a un podio?”, le preguntaron a Max Verstappen, a poco de terminado el Gran Premio de España de la Fórmula 1.
“Seguramente lo estaban yendo a buscar al jardín de infantes”, se anticipó a contestar Sebastian Vettel, tercero en el GP.
“Yo corrí contra su padre, ¡eso me asusta!”. bromeó Raikkonen, el más veterano (36 años) de la Fórmula 1, el doble de grande que su vencedor, segundo en la carrera.
“En las últimas diez vueltas miraba la pantalla, veía mi nombre en la punta, y en un momento me dije no te distraigas, concentrate en las gomas y terminá la carrera. Nunca pensé que podía ganar”, sentenció el triunfador.
La dimensión histórica de este acontecimiento se revelará con el tiempo. Con 18 años, 7 meses y 15 días, Max Verstappen se transformó en el piloto más joven (y el primer holandés) en ganar una carrera del Mundial de Fórmula 1. “La edad no tiene importancia -opinó Vettel, hasta ayer dueño de esa marca, que había logrado a los 21 años-. Si sos suficientemente veloz, pertenecés a la F. 1”.
Max posee el gen de los fierros: su madre Sophie Kumpen es parte de una familia de tradición automovilística en Bélgica y fue kartista; su padre Jos Verstappen había corrido más de 100 GP de F. 1 entre 1994 (cuando fue coequiper de Michael Schumacher en Benetton) y 2003, con un par de terceros puestos como mejores resultados: fue quien más presionó para que Max integrara la escuadra RedBull. El sábado anunció que dejaba de manejar la carrera de su hijo: “Está dónde tiene que estar. A partir de ahora seré sólo su padre”.
Desde los 4 años y hasta los 16, Max compitió en karting; en 2014 corrió 47 pruebas en Fórmula 3, de las que ganó 15; debutó en Fórmula 1 el año pasado, con 17 años, sin tener licencia de conductor para el tránsito: era su padre el que debía llevarlo a las carreras.
Esta victoria de Verstappen es también un logro del abogado austríaco Helmut Marko, el cazador de talentos de RedBull, que después del último GP de Rusia, dos semanas atrás, decidió poner al holandés en la segunda butaca del equipo, en lugar del ruso Daniil Kvyat, a quien devolvió a la escuadra Toro Rosso.
“Fue increíble la tranquilidad con la que Max trajo la victoria a casa. Qué grado de confianza para mantener a raya a Raikkonen” afirmó Marko, que corrió F. 1 en 1972 en la Argentina antes de perder la visión de un ojo en el GP francés de aquel año.
Según su nuevo director deportivo, Christian Horner, “la performance de Max fue ejemplar, no puso una rueda en el lugar equivocado en todo el fin de semana. Siempre estuvo completamente en control de lo que hacía”.
Cuando se confirmó el enroque de pilotos, el jueves 5 de mayo, el chico pasó tres noches seguidas sin dormir; empleó la última semana “gastando” el simulador situado en la base del equipo en Milton Keynes (Inglaterra), pero tras su primer contacto real con el modelo RB12, dijo que necesitaría “un par de semanas para sentirse realmente confortable con el auto”. Le alcanzó con dos días.
Es cierto que tuvo una importante cuota de fortuna para ganar en su primera carrera con RedBull. El equipo Mercedes se eliminó íntegro en la 4a curva de la carrera a causa de un error de cálculo de Lewis Hamilton; después Ferrari equivocó la estrategia de Vettel, llevándolo de dos a tres paradas, y RedBull lo imitó con Daniel Ricciardo, para cubrirse, y dejándole la pista libre al joven holandés en su 24° GP de F. 1, perjudicando finalmente al australiano (“me siento devastado”, dijo tras la carrera).
Aunque el RedBull de Verstappen era 20 km/h más lento que la Ferrari de Kimi Raikkonen (318 a 338 km/h en la recta principal), con las gomas de dureza media el chasis inglés era superior al italiano en la última parte de la vuelta, lo que impedía que el finlandés saliera de la última curva con margen suficiente para superar al holandés en la recta. “Así es como se ganan las carreras en Barcelona”, señaló Verstappen. Tenía muy bien aprendido el libreto.
Es apenas el 5° piloto en ganar un GP de Fórmula 1 desde que se instauró la era híbrida de los motores turbo a comienzos de 2014: sólo Hamilton (21 triunfos), Rosberg (15), Ricciardo (3) y Vettel (3) lo habían conseguido. “Es una cosa nunca vista, alguien que salta de un coche a otro y gana, nunca se repetirá. Es el talento del siglo”. Lo dijo Niki Lauda. Basta y sobra.
LA NACION