Un abogado sin escrúpulos, el joven Trump y el origen de un imperio

Un abogado sin escrúpulos, el joven Trump y el origen de un imperio

Por J. Maller y M. Flegenheimer
Había sido convocada a una reunión durante un almuerzo con su futuro esposo y el abogado de éste para revisar el acuerdo prenupcial. El convenio establecía que, si el matrimonio se separaba, ella debía devolver todo -autos, pieles, anillos- lo que Donald Trump le hubiese regalado. Percibiendo su tristeza, Trump se disculpó, expresó más tarde Ivana Trump en una declaración de divorcio, y dijo que había sido idea de su abogado. Corría el año 1977 y el abogado Roy Cohn tenía gran renombre. Había sido el consigliere anticomunista del senador Joseph McCarthy. Había ayudado a mandar a los Rosenberg a la silla eléctrica por espionaje y a elegir a Richard Nixon presidente.
Cohn, en aquel momento el abogado más temido de Nueva York, tenía una lista de clientes que abarcaba un amplio espectro, de lo más desprestigiado a lo casi honrado: Anthony (FatTony) Salemo, Claus von Bulow, George Steinbrenner. Pero había un cliente que ocupaba un lugar especial en el frío corazón, de Roy Cohn: Donald J. Trump. Porque para Cohn, que murió de sida en 1986, semanas después de ser inhabilitado para el ejercicio de la abogacía por transgresiones éticas flagrantes, Trump era una especie de proyecto final. Si Fred Trump había puesto en marcha la carrera de su hijo, incorporándolo al negocio familiar de alquileres de clase media en Brooklyn y Queens, Cohn lo llevó al otro lado del río y lo introdujo en Manhattan, presentándole la elite social y política al tiempo que lo defendía ferozmente de una creciente lista de enemigos.
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Décadas después, la influencia de Cohn en Trump es inconfundible. La bola de demolición que es la candidatura presidencial de Trump -la jubilosa difamación de sus adversarios, las bravuconadas como marca registrada- es un número típico de Roy Cohn a gran escala. La reacción de Trump ante la masacre de Orlando, con sus sombrías advertencias de que un atentado terrorista podría hacer desaparecer el país y sus sugerencias de que había una quinta columna musulmana en los Estados Unidos, parecían sacadas del manual de instrucciones de Cohn. “Oigo claramente la voz de Roy en las cosas que dice”, señaló Peter Fraser, que, como amante de Cohn en los últimos dos años de su vida, pasó mucho tiempo con Trump. “Esas bravatas, si uno las dice con suficiente agresividad y estridencia, son ciertas… así operaba Roy en cierta medida, y Donald sin duda era su aprendiz”.
Durante trece años, el abogado que había susurrado al oído de McCarthy susurró al de Trump. Entretanto, Cohn ayudó a concretar algunas de las operaciones más emblemáticas de Trump, demandó a la Liga Nacional de Fútbol Americano por conspirar contra su cliente y presentó una contrademanda contra el gobierno federal -por $100 millones de dólares- por manchar el buen nombre de Trump. Uno de los ejecutivos de Trump recordó que tenía una fotografía de 20 x 25 centímetros de Cohn en su escritorio y la sacaba para intimidar a los contratistas recalcitrantes.
Ambos hablaban cinco veces por día, brindaban uno por el otro o Cohn en 1983. Pasaban veladas juntos en Studio 54. Y Cohn recurría repetidamente a Trump -uno de los pocos que sabía que era gay- en los momentos difíciles. Cuando una ex pareja se estaba muriendo de sida, le pidió a Trump que le hallara un lugar donde vivir. Cuando estaba a punto de ser inhabilitado, convocó a Trump para que diera testimonio de su carácter. Trump cuenta que eran tan apegados que Cohn, que no tenía familiares directos, a veces se negaba a cobrarle e insistía en que no podía pasarle factura a un amigo.
Cohn, hijo de un destacado juez de Nueva York, tenía un interés especial en Trump. Se habían conocido no mucho antes en una discoteca privada llamada Le Club y congeniaron instantáneamente mientras hablaban de un irritante obstáculo para Trump. La División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia demandaba a él y su padre por negarse a alquilar propiedades a los inquilinos negros. Trump le dijo a Cohn que sus abogados los instaban a llegar a un acuerdo. “Dígales que se vayan al diablo y pelee la cosa en los tribunales”, recordó más tarde Trump que le había aconsejado Cohn. Trump hizo exactamente eso, con Cohn como su abogado. Los Trump finalmente llegaron a una conciliación sin admitir haber cometido irregularidad alguna.
Pero Cohn también veía algo en Trump. “Roy podía oler a un futuro poderoso”, dijo Susan Bell, secretaria de Cohn. “Sólo le decimos a la oposición que Roy Cohn me representa y se asustan”, dijo Trump, según un primo de Cohn, David Marcus, que asistió a esas reuniones. “En realidad, nunca hace nada”. Cuando le preguntaron por Cohn en 1980, Trump fue más directo: “Ha sido perverso con otros para protegerme”.
Cohn recibió el diagnóstico de sida no mucho después de que a su ex pareja, Russell Eldridge, le comunicaran el suyo. Mientras su salud se deterioraba, Cohn, a quien los fiscales habían perseguido durante décadas sin éxito por cargos que incluían conspiración, sobornos y fraude, fue inhabilitado. Hasta hoy, Trump lamenta el resultado. “Lo agarraron porque estaba muy enfermo”, dijo Trump en la entrevista.
Alrededor de una semana después de que Cohn supiera que tenía sida, en agosto de 1986, Trump recibió otra llamada. Colgó el teléfono y le informó a un socio de su oficina: Roy Cohn había muerto. “Dije: ‘Guau, es el fin de una generación’”, rememoró Trump. “Fue el fin de una era”.

Palabras de Trump. Hillary “una mentirosa a nivel mundial”
El virtual candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, arremetió ayer contra su rival demócrata Hillary Clinton. “Es una mentirosa a nivel mundial”, lanzó.
“Ella se hace rica haciéndolos a ustedes pobres”, dijo Trump en un discurso en Nueva York. El magnate se refirió a contribuciones a la Fundación Clinton, manejada por el esposo de Hillary, el ex presidente Bill Clinton, por parte de organismos extranjeros, y la acusó de haber usado el Departamento de Estado como “su fondo de inversión personal”. “Hillary Clinton debe ser la persona más corrupta en haber buscado jamás la presidencia”, pues consiguió “150 millones de dólares a cambio de dar conferencias a cabilderos y empresas de Wall Street”, disparó Trump.

THE NEW YORK TIMES. CLARÍN