12 Aug Phelps no para: cosechó otro oro y suma 22
Por Mariano Ryan
Llegó al toque y el cronómetro se clavó en 1m54s66. Michael Fred Phelps lo había hecho de nuevo. Por eso miró a su familia y levantó cuatro dedos de su mano derecha escondiendo -o reservándose quizá- el pulgar. En otra noche infernal de la natación olímpica de Río de Janeiro 2016 el máximo ganador en la historia de los Juegos acababa de obtener su cuarta medalla de oro para sumar 22 a lo largo de una carrera impresionante. Ya se había consagrado aquí en los 200 metros mariposa y en las dos postas libre (100 y 200); ahora alcanzó nuevamente la gloria en los 200 medley superando al japonés Kosuke Hagino que hizo 1m56s61 y al chino Shun Wang que terminó con 1m57s05.
A las 23.03 comenzó la presentación de los ocho finalistas de los 200 metros medley. Era la carrera de la noche. Pero sobre todo interesaban los ocupantes de los andariveles 4 y 5. Y allí se ubicaron los estadounidenses Phelps y Ryan Lochte respectivamente, a una piscina que se caía de la emoción porque además el brasileño Thiago Pereira quería pelear por una medalla entre los dos cracks.
Phelps estuvo en zona de medallas durante toda la prueba. Estaba segundo tras los 50 metros de mariposa y los 50 de espalda pero cuando arrancó con los 50 pecho ya nunca más dejó la punta de la prueba que definió con suficiencia y autoridad en los últimos 50 metros, los de libre.
Los minutos anteriores a la consagración, Phelps los había pasado sentado en una silla del rincón del “call room” donde los nadadores esperan la orden para ir a la piscina. Camperón azul con vivos rojos, medias tres cuartos negras, zapatillas blancas; grandes auriculares para escuchar raps de Eminem o Young Jezzy o la música country de Erich Church y el celular sostenido por sus manos tranquilas. Una pequeña charla entre sonrisas con su compañero y rival, el platinado Lochte. Y enseguida el llamado rumbo a más historia….
La actuación olímpica de Phelps comenzó en Sydney 2000 cuando apenas tenía 15 años y ya estaba llamado a ser la gran sensación estadounidense (de hecho, apenas cinco meses después rompió el record mundial de los 200 metros mariposa). Entonces fue recién en Atenas 2004 que consiguió sus primeros podios de una manera impresionante: con seis oros y un bronce. Cuatro años más tarde, en el Cubo de Agua de Beijing, dejó atrás a Mark Spitz y sus siete títulos logrados en Munich 1972 al obtener uno más. Y en Londres 2012 acumuló otros cuatro oros y dos platas.
El hombre que dijo alguna vez que “no podés poner un límite a nada y cuanto más soñás más lejos llegás” y que a esa frase le agregó un “si querés ser el mejor tenés que hacer cosas que otras personas no están dispuestas a hacer”, lo hizo de nuevo. ¿Lo hará otra vez hoy en la final de los 100 metros mariposa? ¿Lo repetirá -ya en su última presentación olímpica- mañana en la posta combinada? Con Michael Fred Phelps siempre habrá espacio para algo más.
CLARIN