Envió una carta en plena guerra de Malvinas y el soldado le contestó ahora

Envió una carta en plena guerra de Malvinas y el soldado le contestó ahora

Por Gustavo Laurnagaray

Aunque parecía una notificación más de Facebook, Graciela Vassarotto se conmovió apenas leyó las primeras líneas. Hace 34 años, cuando estaba en segundo año del secundario, envió cartas a los soldados que luchaban en Malvinas. Esa notificación era la respuesta a esas líneas que sacudieron a Héctor Ismael Urbina, un soldado que estuvo en el frente de batalla.
Héctor Ismael Urbina vive en Punta Alta. Revisó, en los primeros días de agosto, las cartas que recibió en las islas cuando peleaba contra los ingleses. La misma carta que lo emocionó por esos días, le provocó el impulso de contestarla. Y halló a su remitente.
Ella contó en Facebook: “No puedo dejar de llorar… es emoción… es dolor… es felicidad”. La mujer recordó que en 1982 estaba cursando el secundario en Huinca Renanco y que en la escuela “cada mañana leíamos las tristes noticias de aquella época, ese tiempo donde nosotros mirábamos la guerra desde lejos, como en una película”. Vassarotto dice que siempre le gustó escribir: “Escribía a las embajadas de todos los países que podía y a las sesiones de radios latinoamericanas del mundo contando lo que estábamos viviendo. Recibí cientos de cartas en respuesta a las mías. Pero también les escribía a los soldados, con el único propósito de darles palabras de aliento es un momento tan particular. Tenía la fantasía de creer que una palabra puede ayudar, acompañar, no borrar el dolor, pero sí hacerlo más liviano”, confió Graciela.

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La respuesta a una de esas cartas, tantos años después, llegó de la manera menos esperada. “Hace un rato estaba en la peluquería y me llega una notificación de un correo en el Face de una persona que no es un contacto. Comienzo a leer el correo y un nudo en la garganta parecía impedirme respirar… y me encontró llorando de una emoción que hacía mucho tiempo no sentía”, relató.
Luego, Graciela transcribe la respuesta que recibió de Ernesto Ismael Urbina, uno de esos conscriptos a los que les escribió. En unas líneas, Ernesto asoma con el alma de aquel soldado casi adolescente. “En el año 1982 recibí muchas cartas de niñas, niños y personas de diferentes edades, pero mayormente de corta edad. Entre esas cartas llegó una escrita por una nena de Huinca Renanco. En esos días conteste muchas cartas de las que me llegaban, en años posteriores me he mudado de casa. Hace un año me mude nuevamente y hace 4 o 5 días acomodando un poco los papeles, encontré la carta que me llegó en esos días tan difíciles”, contó.
“Para mí, está escrita con una caligrafía muy prolija y la niña que la escribió se llama Graciela Vassarotto. Ella me pide que le conteste y como no me acuerdo si lo hice, lo hago hoy, no sé si eres tú esa persona, ojala lo fueras. Porque tu carta me llenó de fuerza como las demás para seguir adelante con mi vida”, le escribió a Graciela en ese mensaje de Facebook.
“Después de mucho tiempo, quiero decirte gracias por tus palabras. Te mando un saludo y espero seas la persona que me escribió en aquellos días”, cerró. Graciela respondió con un largo “siiii, soy yo”. Y, tantos años después, le aseguró que sigue “creyendo en el poder de las palabras”. Esta historia le da la razón.
CLARIN