El precio de la historia

El precio de la historia

Por Gabriel Silveira
No es raro ver cada día más variantes de vehículos 4×4 en el mercado, o modelos que, sin contar con sistema de do¬ble tracción, sí ofrecen una figura que tranquilamente podría ser la de un todoterreno. Cualquiera de los dos casos funcionan y es un concepto de vehículo que la mayoría quiere tener y que ninguna marca se quiere perder la oportunidad de ofrecer, desde empresas sin ninguna tradición en off road hasta los fabricantes de lujo. Pero qué mejor si te consideran “el padre del 4×4”. Esa es la propone Jeep con su Renegade, aunque dos de las versiones que ofrece en nuestro mercado sean 4×2.
Fue una de las grandes atracciones del Salón de Buenos Aires del año pasado y uno de los vehículos más esperados en nuestro mercado. La postergación de su llegada, prevista en un principio para octubre de 2015 y concretada en forma oficial recién esta semana, probablemente haya contribuido a crear mayor expectativa. Buen ejemplo de ello es la exitosa prevenía que se realizó del modelo (más de 500 unidades) y con el objetivo de comercializar unos 5.700 Renegade en todo 2016. Clarín probó la versión Sport Plus, con motor naftero 1.8 litro, tracción delantera y nivel de equipamiento medio, que resulta alto para la categoría, casi tanto como su precio: 450.500 pesos.
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La gama arranca en 418.950, con la versión Sport (con mecánica idéntica a la descripta), y llega hasta los 640.000 con la variante Longitude, que lleva un propulsor más potente (2.4 litros de 187 CV, tracción integral y caja automática de 9 marchas).
A pesar de no ser un “verdadero 4×4”, esta versión interpreta a la perfección lo que se busca en un modelo como este. Lo primero que hay que resaltar es su imagen. Y Jeep no se ha guardado nada en este sentido. Todos los guiños estéticos propios de la marca están presentes y hay una permanente reseña a la historia de la empresa y a situaciones ligadas con la aventura, tanto en el exterior como en el interior.
El segundo aspecto con el que también acierta respecto de la mayoría de sus rivales es con la calidad percibida. El interior está bien hecho, los materiales son agradables a la vista y al tacto y las terminaciones y los detalles lucen prolijos. Su espacio es muy cómodo para cuatro pasajeros adultos, con buen lugar libre para piernas y cabeza de pasajeros traseros. La limitación para una tercera persona la encuentra en el ancho.
La imagen de robustez que transmite su figura se manifiesta en una marcha sólida, filtrando las imperfecciones del camino de modo muy efectivo. En ciudad se mueve con agilidad y es muy eficiente la asistencia electrónica de la dirección. No nos gustó la selectora de la caja de cambios manual de 5 marchas por sus recorridos poco limpios. En ruta viaja bien plantado y hay una sensación permanente de control sobre el vehículo (juega un papel clave su esquema de suspensión trasera independiente -Multilink o multibrazos-), a pesar del rolido lógico en curva debido a su altura. Su motor de 130 caballos le permite moverse bien en ciudad. Aunque si lo que se busca es una respuesta inmediata, hay que llevarlo por encima de las 3.000 rpm, condición nada recomendable, por confort y por consumo. Para un sobrepaso efectivo en ruta sí o sí hay que rebajar una marcha para encarar la maniobra. Vale la pena repetirlo, esta versión del Renegade no es un 4×4. Sin embargo, su distancia libre al suelo, los neumáticos de uso mixto y su robustez estructural permiten encarar con mayor confianza algún tramo fuera del asfalto pero sin exagerar.
Sus precios son altos: su gama arranca con un valor superior a lo que puede costar alguna de las versiones topes de gama de sus rivales (Ford EcoSport Titanium Aut., $ 403.300; Chevrolet Trac- ker LTZ AWD Aut., $ 411.800; Renault Duster Privilege 4×4, $ 404.800; o Peugeot 2008 Sport THP, $ 417.200), es claramente el más caro del segmento, solo com¬parable con el Honda HR-V (de $ 397.800 a $ 482.900).
CLARIN