“El caos tiene que tener algún propósito”

“El caos tiene que tener algún propósito”

“¡Hola! Esperá que bajo el volumen de la tele”. En inglés y con ESA voz, el sonido chirriante que aleccionó a todo joven & rebelde en las últimas cuatro décadas, John Lydon atiende y desatiende la llamada, en la habitación 704 de un hotel de Londres.
–¿Estás viendo la Eurocopa? ¿O te preocupa más el Arsenal?
–Nunca me pude enganchar con las selecciones de mi país. Y sí, me preocupa más el Arsenal. Hay algo en común, en ambos casos: ¡cambio de managers, urgente! Arsene Wenger perdió el rumbo hace rato. De todas formas, siempre seré un orgulloso gunner. Nuestra hinchada fue la primera en estar racialmente integrada. Nada que ver con las otras, tan preocupadas en exhibir su costado fascista.
–¿Entonces qué mirabas? ¿Noticias sobre el Brexit? ¿Estás a favor o en contra?
–Nada. Quizás sea un proyecto para que tenga que quedarme de residente en Buenos Aires, un lugar que me gusta mucho y donde siempre he sido bienvenido. Asumiré que puedo sobrevivir comiendo bife todos los días.
El Anticristo asumido de 1976, el jovencito iracundo que con el alias de Johnny Rotten mató y resucitó al rock en el mismo golpe (al frente de los Sex Pistols), es hoy un hombre de 60 años que continúa siendo mordaz y vigente. Acaso un poco más amable y reflexivo. Un lustro atrás reformó PIL, su proyecto posterior y más personal, si se quiere, y editó dos discos más que zafables: This is PIL (2012) y What the World Needs Now (2015). En este último, le dedica un tema a la performe erótica/vintage Bettie Page. “Siempre me llamó la atención que la mayor debilidad de los americanos sea el sexo, al que han transformado en uno de sus valores fundamentales. ¡El mayor estado pornográfico del mundo! En ese marco, siempre admirésu coraje: siendo mujer se valió por sus propios medios frente a la hipocresía, el fundamentalismo religioso, la derecha y la mafia. ¡Ella sí es una sobreviviente!”.

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–¿Cuál fue el sentimiento que te llevó a escribir “I´m not satisfied” en tu último disco?
–Tiene que ver con haber estado seriamente enfermo, cuando tenía 7 años de edad, por meningitis. Recuperarme me tomó como un año de internación. Pero lo grave fue que perdí una gran parte de mi memoria. Llegué a no reconocer a mis padres y me tomó mucho tiempo adaptarme a esa cuestión. Pero, al mismo tiempo, me hice un chico muy astuto y curioso. Y desarrollé mis propios anticuerpos contra la mentira. Porque te puedo asegurar que cuando te sucede algo así, que la memoria se te desvanezca, empezás a priorizar la verdad ante todo.
–Hablando de memoria, me intriga saber qué te parece que, en su 40 aniversario, el punk haya llegado a los museos de Londres.
–Mirá, la gente puede hacer lo que quiera. Pero dudo mucho que esta gente que organiza sepa realmente lo que el punk es. ¿Sabés cuán metido estuve en el asunto? CERO. Los fans de Johnny Rotten deben estar muy intrigados por qué no me involucraron a mí. Y es porque desde mi punto de vista, casi todas las bandas punks son una mierda. Por ende, son exhibiciones de mierda pura.
–¿Dónde creés que vive hoy el punk rock? ¿Te interesa lo que hicieron las Pussy Riot en Rusia?
–Hicieron esa parodia de burlarse de la Iglesia y putear a Putin. Si tuvieran alguna buena canción o una propuesta superadora, sería todo oídos. Pero finalmente venderán algunas remeras. Es interesante generar el caos, pero el caos debe tener un propósito.
–”Estamos más en el caos que en la música”. Esa frase de los Sex Pistols era tuya o de tu manager, Malcom McLaren?
–Eran sus patrañas. Yo estaba en la música caótica, riéndome de todo: las instituciones, la iglesia, los gobiernos, la pacatería. Mientras tanto, él iba comiéndole los sesos a todo el mundo haciéndole creer que éramos una creación suya.
–Decime aunque sea una cosa buena de él…
–Que tuvo una larga vida.
–¿Qué desmentirías del punk?
–Que no era una máquina de odio. Al menos en mi banda, éramos tipos divertidos, positivos. Cuatro pibes cagándose de risa de todo. No intelectualizábamos nada. De algún modo, cuando tomé la palabra “anarquía” y compuse aquella canción, Anarchy in the UK, me estaba burlando del proceder de la clase media y de nuestro propio manager. ¿Cuatro chicos de clase baja hablando de anarquía? ¡Es un disparate, claro! No pensás en eso cuando tu preocupación mayor es comer o pagar el gas.
–Al final, sos tan reconocido por la frase “Anger is an energy” (“El enojo es energía”, del tema de PIL “Rise”) como por “Anarchy in the UK”.
–Empecé a consustanciarme con la palabra “anger”(enojo/cólera) como algo que prefiero antes que “rage” (rabia/furia): es mucho menos cegadora. Parecen sentimientos similares, pero la primera me dio un resultado positivo muchísimas veces, desde niño. Correcto uso del lenguaje, supongo.
–Todavía se habla de “Metal Box”, el segundo disco de PIL, como una cumbre del post-punk, un disco tan o más influyente que “Never Mind The Bollocks de los Sex Pistols”. ¿Sentías que estabas haciendo algo tan relevante entonces?
–La verdad es que nunca hice las cosas para tomar relevancia alguna. Las hice y punto. Lo que sí seguro no hice fue componerlo por las razones equivocadas, que serían convertirme en alguien popular. Cuando más leas y más observes, más te enriquecerás. Luego está el instinto, pero es algo reflejo y siento que está un poco sobrevalorado.
–En los shows que estás dando no incluís temas de Sex Pistols, pero sí clásicos de PIl como “Religion”. Cuando vengas acá…¿se lo vas a dedicar al Papa Francisco?
–La verdad es que nunca conecté con ningún líder religioso, sea cual fuera su origen. Nunca pude relacionarme con ninguna persona que haga girar su vida en torno a la religión o a la política.
CLARIN