Adjudican más problemas en los chicos a la falta de tiempo de los padres

Adjudican más problemas en los chicos a la falta de tiempo de los padres

Por Julieta Roffo
Son una madre, un padre y tres hijos en la mesa del patio de comidas del shopping Abasto. Los dos más grandes se entretienen con una tablet: por turnos, eligen un video de YouTube cada uno. La madre habla por teléfono, el padre dice (varias veces) “Me gusta” en un álbum de fotos virtuales. El más chico de la mesa, que tiene 2 o 3 años, está inquieto: sus hermanos no van a resignar el avistaje de videos, la madre la hace “pará” con la mano con la que no sostiene el celular, el padre le charla de a ratos pero enseguida vuelve a Facebook. Grita, se enoja, la madre hace “pará” más seguido, corta la llamada, le da su teléfono: “Acá tenés, jugá con esto, dejá de gritar”. Fin del berrinche.
Un chico buscando la atención de sus padres no es nada nuevo. Pero los especialistas coinciden en señalar que son cada vez más los niños a los que se les detecta algún trastorno emocional o de la conducta al momento de empezar el jardín de infantes, y que muchas veces son síntomas de que no está recibiendo atención y tiempo de calidad de parte de sus padres. “Los padres y madres trabajan más que hace un tiempo, están más demandados por varias cosas a la vez y, en esa vorágine, se entretiene a los chicos con aparatos electrónicos. Así, se acostumbran a estar ensimismados, a no interactuar con chicos o con adultos. Entonces al momento de integrarse al jardín y tener que cumplir consignas, presentan dificultades o hasta enfermedades psicosomáticas”, dice Felisa L. de Widder, médica pediatra y psicoanalista especializada en niños de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
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“Existe una realidad que difiere de la de hace diez o veinte años: hay niños muy pequeñitos que hasta hace unos años permanecían en sus casas con su madre, los abuelos, alguna tía o servicio doméstico que los cuidaba, a quienes las complicaciones de la vida moderna les inciden directamente ya que ambos padres trabajan, también los abuelos, incluso ya jubilados, y las tías están ocupadas en tratar de sobrevivir. ¿A dónde van los niños? A las guarderías o jardines de infantes”, reflexionan desde la comisión directiva de la Cámara Argentina de Servicios de Apoyo a la Integración Escolar.
Según cifras del Ministerio de Educación, en 2014 en Argentina había 1.687.543 chicos en el jardín, mientras que en 2004 eran 1.292.072 y en 1996, 1.100.808: en menos de dos décadas, la cifra creció un 53 por ciento (el crecimiento poblacional fue del 22%). Para la Organización Internacional del Trabajo, las horas dedicadas por los argentinos al empleo crecieron de 2000 a 2005, y volvieron a aumentar entre 2005 y 2009: en ese entonces el promedio era de 46 horas semanales, y uno de cada tres hombres trabajaba hasta 48 horas por semana. La participación de las mujeres en el mercado laboral también creció: en 1992, el 54 por ciento de las mujeres de entre 25 y 54 y años eran parte de la fuerza laboral argentina. La cifra llegó a 67 por ciento en 2002 y se estancó:para 2012 creció al 68 por ciento y en 2015 esa participación volvió a bajar al 67 por ciento.
“Hay más problemas de conducta que hace quince años, sobre todo en los últimos cinco”, asegura la psicopedagoga Milagros Aguirre, directora de Grupo Trama, que brinda integración escolar. “A muchos chicos les cuesta concentrarse, prestar atención, no pueden respetar las consignas y hasta pueden ser agresivos con sus compañeros: cosas que tienen que ver con las emociones, muchas veces vinculadas a la falta de atención de los padres. En las escuelas se ve cada vez más que los papás no tienen tiempo, incluso aunque quieran estar muy presentes. Es importante que esos padres piensen en la calidad del tiempo que pasan con sus hijos, que se conecten con ellos sin distracciones”, agrega. Pía Castillo, directora ejecutiva de la Fundación Padres, sostiene: “Se ven más problemas actitudinales que antes. Los chicos empiezan a escolarizarse antes porque ambos padres trabajan y eso genera un cansancio mayor, pero es importante aprovechar el tiempo juntos”.
Según Widder, “trastornos del sueño, el lenguaje y la conducta pueden denotar falta de conexión con lo familiar”. Para la especialista, “es importante que, en épocas del multitasking, los chicos sientan que sus padres se ponen a jugar con ellos y logran conectarse”.
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