Volar barato: la picardía criolla para ahorrar en vacaciones

Volar barato: la picardía criolla para ahorrar en vacaciones

Por Laura Reina
El vuelo con destino a París estaba completo. Juan José Aguirre se acomodó en su asiento -ventana, como siempre que viaja con su familia- y le regaló una sonrisa a sus compañeras de ruta: su mujer, Mariela, y su hija, Renata. Ya sentado, le llamó la atención el acento argentino que le llegaba desde las filas vecinas a pesar de que la terminal de salida no era Ezeiza, sino Guarulhos, el aeropuerto internacional de San Pablo, Brasil. Miró a su alrededor y comprobó, para su asombro, que un altísimo porcentaje de los asientos de ese vuelo estaba ocupado por argentinos. Eran viajeros que, como él, habían elegido partir desde esa ciudad brasileña con destino a la capital de Francia por el simple hecho de que el pasaje era mucho más barato que saliendo desde Buenos Aires.
Cada vez más argentinos están viajando a alguna ciudad de Brasil, a Montevideo y a Santiago de Chile no como turistas, sino como “pasajeros en tránsito” hacia el verdadero destino final: alguna ciudad europea o norteamericana. “En el último mes, el 10% de la gente que entró en Turismocity estando en la Argentina hizo búsquedas para salir desde aeropuertos alternativos como Iguazú (y cruzar en auto a Foz, del lado brasileño), San Pablo, Santiago de Chile, Montevideo, Río de Janeiro o Porto Alegre -comenta Julián Gurfinkiel, socio fundador de Turismocity, un metabuscador que comparte ofertas de vuelos baratos a través de redes sociales, casillas de mails y apps-. “Este año, debido a la crisis brasileña, los vuelos a Estados Unidos y Europa partiendo desde ese país se vendieron a partir de $ 5000, así que mucha gente los compró para salir desde alguna terminal de Brasil.”
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Aunque no recuerda con exactitud, un valor cercano a ése fue el que pagó Juan José el año pasado para ir a Europa con su familia. “Vi la promoción del vuelo San Pablo-París por la app de Turismocity y lo saqué porque era realmente mucho más económico -cuenta el abogado-. Y la semana que viene nos vamos a Miami, también desde San Pablo”, cuenta entusiasmado, y asegura que la ecuación es beneficiosa aun pagando, como hizo él, los tres pasajes del tramo Buenos Aires-San Pablo. Para llegar hasta esos aeropuertos, desde la Argentina, los vuelos se consiguen desde $ 2000, por lo que el costo final rondaría los $ 7000 por persona para volar a Europa. Pero la realidad es que muchos argentinos canjean millas hacia esos aeropuertos regionales -millas prontas a vencer o que no alcanzan para un pasaje a Europa o Estados Unidos- y se ahorran, también, de pagar ese tramo. Una de las que lo acaba de hacer es Laura Iglesias, que cambió sus millas acumuladas del programa Aerolíneas Plus, de Aerolíneas Argentinas, por cuatro pasajes ida y vuelta a Montevideo para ella, su marido y sus dos hijos.
Desde ahí, y después de pasar una noche en la capital uruguaya, partirá hacia su verdadero objetivo: Nueva York. “Viajando desde acá, en las fechas que yo quería, me salía $ 19.000 cada pasaje. Si eso lo multiplicás por cuatro, te da casi 80.000 pesos. Desde Montevideo me salen $ 37.000 los cuatro tickets”, dice Laura.
Sumando el transporte hasta la ciudad de salida “alternativa”, se puede terminar pagando 20% o 30% menos. “Aun pagando el tramo Buenos Aires-Montevideo -unos $ 10.000 para todo el grupo familiar, ya sea por avión o en Buquebus- me seguía saliendo muchísimo menos”, asegura Laura, que viajará el sábado 23 de julio, en plenas vacaciones de invierno en la Argentina, lo que explica, en parte, el elevado precio de los pasajes a Nueva York partiendo desde Buenos Aires. “Un truco para cuando acá es temporada alta, como vacaciones de invierno, es buscar un aeropuerto alternativo de un país que no esté en un período de alta demanda de pasajes”, aconseja Gurfinkel. En Uruguay y Brasil este año el receso invernal empieza y termina una semana antes que en la Argentina. Sólo coinciden los días hábiles del 18 al 22 de julio.
Pero aun en épocas de baja y mediana temporada, los tickets aéreos hacia Europa o los Estados Unidos saliendo desde algún país vecino son bastante más económicos en comparación con los que parten desde la Argentina. ¿Por qué? Más allá de las razones coyunturales de cada país, como pueden ser las vacaciones o las crisis económicas que fuerzan la demanda y los precios de los pasajes hacia abajo, las aerolíneas que operan aquí tienen que respetar un piso tarifario regulado desde el Estado, es decir, no pueden vender pasajes por debajo de ese precio fijado.
Argentina es de los pocos países que lo tienen. En el resto, las empresas fijan los precios en función de la oferta y demanda, que varía según los factores estacionales y momentos económicos internos. Sin embargo, dicen las mismas fuentes aeronáuticas consultadas, este piso afecta más a los vuelos domésticos que a los internacionales. ¿Entonces? Otras cuestiones que aquí tiran los precios hacia arriba son los impuestos y las tasas de embarque, que siempre fueron más caras en la Argentina en comparación con los demás países de la región.

Conocer y comparar
La realidad es que, salvo algunas turbulencias económicas internas, los precios de los pasajes siempre fueron más caros en el país en comparación con sus vecinos más inmediatos. La diferencia, ahora, es que eso se conoce y se comparte mediante apps como las de Turismocity y On the Fly, que permite simular vuelos partiendo y llegando a cualquier parte del mundo, o páginas como Promociones Aéreas, que publican ofertas en tiempo real. “Los usuarios comenzaron a manejar más y mejor información. No hace mucho tiempo atrás, quienes aprovechaban estas tarifas eran los que vivían cerca de los aeropuertos de los países limítrofes, como por ejemplo gente de Mendoza y Misiones. Sin embargo, hoy se ha vuelto también una forma común de viajar para los que viven en Buenos Aires”, dice Guillermo Oliver, la persona detrás de la página Web Promociones Aéreas, algo así como “la Biblia” para los viajeros frecuentes, ahorrativos y avispados.
Oliver sostiene que aunque siempre se consiguieron mejores tarifas desde otros países por cuestiones de diferencia en los impuestos y otros motivos, “en el último año han aparecido buenas oportunidades con mayor frecuencia, principalmente saliendo desde Brasil. Desde ese país la oferta de vuelos hacia Europa y Estados Unidos es enorme, y con la devaluación del real los brasileños han disminuido los viajes al exterior. Esto llevó a que las aerolíneas mantengan tarifas muy atractivas y lancen promociones con bastante frecuencia”, comenta el creador de Promociones Aéreas.
Por eso, aunque Montevideo es muy atractivo por la cercanía, la facilidad de traslado -vía terrestre, aérea o fluvial- y lo económico, lo realmente conveniente es salir desde Brasil. Y desde ese país, la terminal más recomendable, según los que saben, es Foz de Iguazú por ser la opción más económica. “Es el aeropuerto más conveniente, principalmente para los que viven en Buenos Aires, ya que se puede llegar de forma fácil y económica a través de un vuelo de cabotaje hasta Puerto Iguazú por $ 1900 y desde allí un taxi hasta el aeropuerto de Foz que cuesta entre 400 y 600 pesos. Haciendo eso te podés ir a Miami, desde Foz, por 5000 pesos -dice Oliver-. Desde San Pablo se consiguen mejores precios, pero llegar hasta allá puede resultar más caro”, advierte.
“Estas promociones que lanzan las aerolíneas brasileñas son aprovechadas más por los argentinos que por los propios brasileños”, asegura Santiago Torre Walsh, bloguero de viajes cuyo blog, Sir Chandler, brinda información actualizada sobre todo lo que un viajero necesita saber, desde cómo canjear las millas hasta destinos destacados y curiosidades. “Después de la bonanza, donde las aerolíneas brasileñas aumentaron las frecuencias a Europa y Estados Unidos, vino la crisis y los vuelos empezaron a salir vacíos. Esos lugares se llenan con argentinos. Pero si se va a hacer eso, recomiendo que la gente saque desde Buenos Aires un vuelo temprano y deje margen para tomarse el otro, porque al sacarlos por separado se corre el riesgo de que el primero salga muy retrasado y no se llegue a tomar el otro. Y en ese caso se pierde el avión. De hecho, para evitar riesgos, muchos hacen noche en Iguazú y aprovechan para conocer la ciudad”, comenta Santiago, que en febrero se irá con toda su familia a Europa por $ 7000 por pasaje saliendo desde Foz de Iguazú y aterrizando en Zurich.
Por eso algunos, como Juan José, el abogado que viajará con su familia en pocos días rumbo a Miami desde San Pablo, eligen sacar el tramo desde Buenos Aires con la misma aerolínea con la que viajarán a Europa o Estados Unidos. “Al ser la misma empresa, si hay un problema con el primer vuelo te evitás las complicaciones de perder el otro. Y además te olvidás del equipaje, es mucho más práctico”, admite.
Aunque la conveniencia económica es innegable, para muchos implica renunciar a la comodidad que implica viajar punto a punto. “Hasta hace un tiempo era impensado para mí salir de otro lugar que no fuera Buenos Aires, porque no se me hubiera ocurrido y me gusta viajar tranquilo, sin pensar en conexiones y demás. Pero empezaron a surgir promociones saliendo de otros lados que eran realmente muy tentadoras y era imposible no aprovecharlas”, reconoce Javier Cohen Kichik, que el año pasado voló a Miami por 5500 pesos saliendo desde Montevideo, y a Madrid por un precio similar partiendo desde San Pablo.
“Sinceramente al principio no le daba mucha bola, leés los precios y te surgen dudas. ¿Será sólo para residentes? ¿Habrá alguna trampa? Pero un día entré, vi que había un vuelo a Miami desde Montevideo por 5500 pesos y lo saqué. Después compré el pasaje por Buquebus, que me salió muy barato porque justo había una promoción. Terminé yéndome a Miami por 6000 pesos”, cuenta Javier, que asegura que a pesar de que le gusta viajar “tranquilo”, de punto a punto, no sufrió en absoluto el trayecto ampliado y hasta lo disfrutó. “El vuelo a Miami salía a la noche y pasamos la tarde paseando por Montevideo. Y cuando viajé de San Pablo a Madrid sólo tuve dos horas de espera en el aeropuerto. Realmente no lo sentís y vale la pena hacerlo”, dice el dueño de la marca de ropa Walkin Berlin, que ya está planeando su próximo viaje a Europa. “La clave es ser flexible y estar abierto. Yo manejo los tiempos y eso facilita mucho. Creo que es una modalidad que apunta a un público más bien joven. Sé que mis padres, por ejemplo, no lo harían.”

El Mundial y los JJ.OO.
Para Gurfinkel, creador de Turismocity, “una de las claves para acceder a estas tarifas es la flexibilidad. Los pasajeros se adecuan a fechas específicas en las cuales se encuentran estos precios, o a rutas a veces más largas saliendo desde aeropuertos alternativos -dice-. El otro punto importante es la rapidez. Las mejores tarifas, lógicamente, duran poco, porque las enviamos por mail y a través de nuestras redes sociales, y se viralizan realmente muy, muy rápido”, dice y recuerda que la primera vez que publicó una oferta de este tipo fue hace casi dos años, para la final del Mundial de Brasil.
“Ir a Río de Janeiro para la final costaba unos 30.000 pesos. Recuerdo que me puse a pensar alternativas más económicas para llegar ahí y empecé a probar combinaciones. La más económica era ir a Puerto Iguazú, cruzar a Foz y de ahí tomar el vuelo a Río de Janeiro. Ese trayecto salía unos 3000 pesos contra los 30.000 que salía el vuelo directo. Compartí esa información y en segundos el sistema colapsó. Hubo gente que se fue en avión a ver la final del Mundial por el 10% de lo que salía volando desde Buenos Aires”, cuenta Gurfinkel.
La anécdota, seguramente, no pasará inadvertida para quien planee ir a ver los próximos Juegos Olímpicos de Río 2016. Saliendo el 5 de agosto, es decir, para ver la apertura, el tramo de ida por Aerolíneas Argentinas cuesta $ 7400 (unos días antes y otros después baja a 4500 pesos). Si en cambio se opta asistir a la apertura haciendo la ruta Buenos Aires-Puerto Iguazú ($ 940) y después cruzar a Foz de Iguazú y tomarse un vuelo de Gol ($ 1222) da un total de $ 2162, al que hay que sumarle el traslado en taxi desde la terminal argentina hasta la brasileña. El ahorro es de casi el 70 por ciento.
“No lo cuentes, no quiero avivar giles”, dice alguien que planea hacer este mismo trayecto en plenos Juegos. Sin duda se trata de una picardía criolla. Una de las tantas a las que el argentino recurre en pos de sacar alguna ventaja. Pero en épocas de conectividad, donde todo se comparte y se viraliza, ya no hay secretos. A lo sumo, buenas intenciones.
LA NACION