06 Jul Carlos Delfino. “Primero quiero volver a ser un jugador de básquetbol”
Una toalla sobre los hombros y el número 10 sobre el corazón. Todo un símbolo. Pero la proyección de esa imagen representa mucho más. Carlos Delfino hablando nuevamente como jugador del seleccionado argentino. Pavada de situación. Esos videos caseros que lo mostraban entrenándose solo en la cancha de Unión, de Santa Fe, son hoy apenas un detalle, porque ahora circulan imágenes raspándose con Ginóbili, saliendo de una cortina de Scola… Casi como que Delfino se restriega los ojos para poder dimensionarlo.
Fueron más de tres años de espera. De angustias, de cuatro operaciones en el pie derecho. El panorama era demasiado extraño y desolador, pero desde hace poco menos de un año, tras la asistencia del doctor Raúl Theaux, comenzó a sentirse vivo. A los 33 años volvió a proyectar como profesional. En silencio trabajó en su ciudad, con su gente, pensando que todo podía volver a ser como antes. Trazó su estrategia para retornar a la elite, con unas pruebas en los Estados Unidos, pero apareció en el camino la selección de la Argentina, con Sergio Hernández a la cabeza para darle una oportunidad imposible de rechazar. Porque desde Londres 2012 que no sentía sobre su piel esa camiseta con la que convirtió 872 puntos en 67 juegos y con la que ganó, por ejemplo, la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas (2004), y la de bronce en Beijing (2008).
¿Cómo fue esa primera práctica con viejos conocidos?
No éramos muchos, fuimos 8. No hubo tanta actividad. En lo personal fueron muchas emociones porque extrañaba esto, hace mucho que no formaba parte de un equipo y no me entrenaba con un grupo. Pero sin dudas que estoy contento. Son muchas cosas las que viví. Muchas operaciones, muchas frustraciones, pero trato de no pensar más en eso. Ahora quiero dar lo mejor de mí. Me concentro en tratar de hacer las cosas bien dentro de un grupo que se está preparando para un Juego Olímpico.
Venimos hablando desde hace mucho. Estaba haciendo un trabajo enfocado para ir a un par de pruebas a los Estados Unidos, el 10 y el 12 de julio. En principio nos íbamos a encontrar allá, porque el seleccionado va a estar en La Vegas, pero después entendimos que era mejor estar con la Argentina y poder ayudar. Es un desafío distinto, porque me preparé para las pruebas, que son dos horas de entrenamiento y en soledad. Ahora es una cosa diferente, porque incluso en este primer día jugamos 4 contra 4. Hace tres años que yo no estaba en esa situación de contacto.
-¿Tenés ansiedad o es algo que a esta altura ya no cuenta?
-Tengo una mezcla de emociones terrible. Ansiedad tenía cuando estaba tratando de volver. Ahora estoy contento, buscando concentración. Es volver a hacer cosas que no hacía desde hace muchísimo tiempo. Pero es como andar en bicicleta. Podés no hacerlo durante un tiempo prolongado, pero cuando regresás a la actividad, el cuerpo se mueve solo. Ahora hay que pedirle al cuerpo que se active, porque estuvo tres años sentadito mirando televisión.
Hoy, ¿cuál es tu prioridad?
El primer objetivo es estar dentro de una cancha, compitiendo nuevamente. Es lo que me falta. Recuperar la adrenalina de estar adentro del campo. Pero quiero hacer lo máximo posible para formar parte de este proceso. Tengo que ser inteligente de ir paso por paso, sin apurarme, y después si se da todo bien, evaluaremos la chance de llegar a Río.
– ¿Cómo fue el primer contacto con Manu, Scola, Nocioni?
La verdad que son varias situaciones especiales. Por ejemplo, nos dijeron que mañana había sesión de fotos y que los viejos iban primero. Bueno, a mí me pusieron en ese grupo. Uno se inserta y vive cosas increíbles. Porque por más que no estuve durante mucho tiempo, hay cosas que no se pierden.
-Proyectabas las pruebas en los Estados Unidos , pero ¿ésto de volver a la selección también era parte de tu planificación?
– Siempre está la ilusión de jugar acá. Porque cuando tengo que hablar de un equipo con el que me identifico sin duda que ese es el de la selección. No voy a nombrar ningún otro equipo en los que jugué, porque yo soy hincha de la selección. Entonces, siempre trato de enfocarme en este momento. Por eso respeto mucho todo esto, el proceso, a los jugadores, al entrenador? Más allá de cómo me estaba preparando por mi cuenta, fue muy lindo lo que pasó con esta idea. Proyectaba que podía tener una chance de integrar un equipo en octubre, no de jugar dentro de un mes. Pero voy a seguir adelante, trabajando.
-¿Cuánto te ayudó tu familia en este proceso? Hasta se te vio entrenándote con tu papá.
– Muchísimo. Es la gente que está apoyando en los momentos duros como los que viví en estos tres años. Me soportaron un montón y en otros momentos me han mandado a cualquier lado? Es cierto que no pude jugar durante tres años y el básquetbol es algo que amo, pero también entiendo que tuve la fortuna de estar en mi casa, viendo crecer a mis hijos. Eso también es positivo, porque cuando estás jugando muchas de esas cosas te las perdés.
– Dentro de las cosas que planificás, ¿pensás estar desde el arranque en los Juegos?
Si fuese por mí, quiero que vuelva Kobe (Bryant) y que me la pase él para tomar el tiro final. Pero, paso a paso. Estar acá ya es un gran premio. Estoy volviendo después de mucho tiempo y primero pienso en ayudar al equipo y después se verá. Llevo mil días parado.
Son objetivos cortos, pero el hecho de ponerse otra vez la camiseta de la selección y compartir un rato diferente con tus viejos compañeros?
Es increíble. Hoy (por ayer) cuando jugamos 4 contra 4, Oveja me miró y me dijo que marque a Manu? A ver, hace tres años que no marco ni a mi hijo. ¿Te imaginás lo que es ir a marcar a Manu otra vez? Es una sensación extraña. No es hacerlo contra tus amigos o con los veteranos. Así que digamos que va a ser todo muy interesante para mí. Pero primero quiero volver a ser un jugador de básquetbol.
LA NACIÓN