17 Jul Así en la vida como en las pelis
Por Laura Marajofsky
Una tendencia que se consolidó en el cine en los últimos años, dando muy buenos frutos en la taquilla, es la de la ficción realista, es decir, los films basados en hechos o personajes reales pero que no por eso dejan de ser ficcionales. Se distinguen de los documentales y las biopics al incluir detalles o giros arguméntales que no se ajustan con rigurosidad a la realidad. Así como en la literatura (que sirve de base para muchos de estos guiones) el concepto de realidad y ficción se entrelazan, lo mismo sucede en la pantalla, en tanto por un lado la vida misma nutre las historias, y en tanto toda construcción narrativa lleva una carga de subjetividad implícita. Una gran reivindicadora de este género fue la directora Nora Ephron, que sostenía que toda escritura que recoge material de nuestras propias vidas también deber ser considerada ficción.
LA JUGADA MAESTRA
Dirigida por Edward Zwick (Diamante en sangre, El último samurái), con guión de Steven Knight (Promesas del Este) y protagonizada por Tobey Maguire, cuenta la historia del prodigio del ajedrez Bobby Fischer y su encuentro con el eximio jugador ruso Boris Spassky, en lo que fue considerado mucho más que un partido: una lucha entre dos súper potencias en plena Guerra Fría. Si bien muchos críticos señalaron las irregularidades del film, entre otras cosas por el gran desafío de generar identificación con una figura poco querible y bastante traumatizada como Fischer, la cosa se encamina en la segunda mitad del relato con altas dosis de intriga y tensión. Esto se debe precisamente a las fantasías paranoicas que Fischer desarrolló en este período de su vida, por problemas de personalidad y un trasfondo familiar complejo. El fuerte yace en la representación de época, actuaciones de reparto sólidas de Liev Schreiber y Peter Sarsgaard, y una pintura acertada de cómo se debe haber vivido uno de los puntos clave de la historia del ajedrez.
LA VERDAD OCULTA
El deporte también sirve como temática transversal de la siguiente recomendación: pasamos del híper- competitivo universo del ajedrez al del fútbol americano, donde el Dr. Bennet Omalu, un brillante neuropatólogo forense, descubre el CTE, un trauma cerebral relacionado específicamente con esta disciplina, que hasta entonces se desconocía. Lo interesante del caso es cómo Omalu, encarnado por Will Smith (quien fue nominado por su labor), tuvo que enfrentarse al establishment deportivo y político para que se conociera la verdad respecto de esta enfermedad que causaba miles de muertes entre los atletas profesionales altamente exigidos. Recordemos que el fútbol americano es una de las instituciones más veneradas y poderosas en la cultura estadounidense. La película está dirigida por el debutante Peter Landesman, quien suplantó en la silla de director nada más y nada menos que a Ridley Scott, y completan el elenco Alee Baldwin, Albert Brooks y Adewale Akin- nuoye-Agbaje. Un testimonio histórico atrapante con la dosis justa de ficción pochoclera.
TRUTH
En el momento álgido de las historias detrás de la labor periodística llega este film, basado en el escándalo que sucedió a la revelación hecha por la productora de CBS News, Mary Mapes, en 2004. Mapes y su equipo fueron responsables de emitir un segmento en el popular programa “60 Minutos” donde se revelaba que George W. Bush posiblemente había evitado sus responsabilidades durante el servicio militar. A los pocos días, fueron los periodistas quienes se encontraron en el centro del debate, acusados de haber emitido información falsa. Bajo las órdenes del también debutante James Vanderbilt, Cate Blanchett y Robert Redford se ponen en la piel de los acusados Mapes y el presentador Dan Rather. La película examina de forma entretenida y ágil los mecanismos del poder que regulan a los medios.
TRUMBO
Cerramos con un exhaustivo retrato del hombre detrás de algunas de las más recordadas e icónicas películas de Hollywood: Dalton Trumbo, escritor y guionista estadounidense que fue perseguido y encarcelado por sus ideas de izquierda a fines de los años 40. Trumbo, que ganaría el Oscar con un seudónimo por La princesa que quería vivir (1953) y El niño y el oso (1956), fue uno de los tantos afectados en la “caza de brujas” realizada por la Comisión de Actividades Antiamericanas. Sospechado de ser comunista, entra en la lista negra de la CAA y al negarse a responder a los interrogatorios sobre su filiación política o delatar a otros colegas que comparten sus creencias, es condenado a pasar casi un año en prisión. Política, intrigas y cine en este film que refleja uno de los períodos más oscuros para el arte en los Estados Unidos, y en el que se destaca la actuación de Bryan Cranston, elogiado por su minuciosa construcción de Trumbo. Eso sí, a armarse de paciencia porque es larga.
LA NACIÓN