Rosatti asumió en la Corte y pidió el fin de la impunidad

Rosatti asumió en la Corte y pidió el fin de la impunidad

Lucio Fernández Moore
En una breve ceremonia, el abogado santafesino Horacio Rosatti juró ayer como juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación e inició así el proceso de normalización de la integración del máximo tribunal del país. Doce años pasaron desde la última vez que había jurado un nuevo miembro de la Corte y cuatro jueces partieron de la misma desde entonces, dos de ellos fallecidos.
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El nuevo proceso se completará en agosto próximo, después de la feria judicial de invierno, cuando asuma el otro magistrado propuesto por el presidente Mauricio Macri a los pocos días de iniciado su mandato y aprobado por el Senado, al igual que Rosatti, tras casi seis meses de espera. Con Carlos Ronsenkrantz, de él se trata, el tribunal volverá a tener los cinco jueces que marca la ley vigente, reformada durante el kirchnerismo.
Alrededor de tres minutos duró el acto en el que Rosatti juró “por Dios y por la Patria administrar justicia bien y legalmente y en conformidad a lo que prescribe la Constitución Nacional”, tal la fórmula por él elegida y leída por el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti. A ambos lados del estrado se encontraban los otros dos ministros del tribunal, Elena Highton y Juan Carlos Maqueda.
Más tiempo, en cambio, le llevó al flamante juez de la Corte responder preguntas de la prensa en la otra punta del salón y frente a las cámaras de television. Allí Rosatti reiteró su postura favorable a que los jueces paguen el impuesto a las Ganancias y hasta confirmó tácitamente los motivos de su alejamiento del Ministerio de Justicia en 2005, en la presidencia del fallecido Néstor Kirchner.
“La conducta de los funcionarios debe manifestarse en lo que hacen, lo que dejan de hacer y el valor del no. Dije ‘no’ porque no me cerraban los precios y me parecía que había que verlo un poco más. Ese proceso licitatorio no se concretó. Se cayó porque faltaba una firma”, respondió Rosatti cuando le recordaron que se había ido del gobierno kirchnerista por negarse a participar de un acto de corrupción en un proyecto de construcción de cárceles. La firma que faltaba era justamente la suya. Por las dudas evitó referirse al entonces secretario de Obras Públicas y ahora detenido José Francisco López, el hombre de los bolsos con 9 milones de dólares, porque el caso puede llegar a la Corte en el futuro.
“Hay que valorizar el ‘no’. Muchas veces uno tiene que decir que no a ofrecimientos de cargos públicos, a encabezar una lista de (candidatos a) diputados nacionales”, enfatizó el flamante juez, ex intendente de la ciudad de Santa Fe elegido por los votantes del justicialismo. “La no impunidad es fundamental”, había dicho unos segundos antes cuando le preguntaron sobre la corrupción y las prioridades de la Justicia, la que, sostuvo,”está en deuda con la sociedad”.
Al igual que el presidente del tribunal al que ayer se integró, Rosatti se pronunció a favor de “un trabajo conjunto con los otros poderes del Estado” para que la gente recupere la confianza en la Justicia. “La población no tiene confianza con los poderes del Estado en términos generales”, abundó el ex ministro de Justicia y también ex procurador del Tesoro.
Los términos exactos en la fórmula de su propio juramento no fueron lo único que cuidó con detalle el nuevo juez de la Corte. También, obviamente, tratándose de un acto al que él invitaba, la lista de los asistentes, entre los que no se vio a jueces de los tribunales federales de Comodoro Py salvo a dos de la Cámara Federal de Casación Penal: Alejandro Slokar, actual presidente de ese tribunal, y Juan Carlos Gemignani, vocal de la sala IV y subrogante en la sala III .
Rosatti comenzó a trabajar ayer mismo en la Corte ya que el martes próximo debutará en un acuerdo de ministros del máximo tribunal. Lo hace en el despacho que hasta el año pasado utilizó Lorenzetti, quien tras la partida de Carlos Fayt se mudó a las que era las oficinas de su vocalía.
El nuevo integrante de la Corte seleccionó a una decena de colaboradores, la mayoría de ellas del propio Poder Judicial y a los que ubicó detrás suyo ayer cuando enfrentó a las cámaras de televisión. Cuatro de sus seis secretarios letrados son mujeres. Un gesto para las senadoras peronistas que reclaman mayor presencia femenina en el máximo tribunal y que aletargaron la aprobación de su pliego durante varias semanas.
Más tiempo, en cambio, le llevó al flamante juez de la Corte responder preguntas de la prensa en la otra punta del salón y frente a las cámaras de television. Allí Rosatti reiteró su postura favorable a que los jueces paguen el impuesto a las Ganancias y hasta confirmó tácitamente los motivos de su alejamiento del Ministerio de Justicia en 2005, en la presidencia del fallecido Néstor Kirchner.
“La conducta de los funcionarios debe manifestarse en lo que hacen, lo que dejan de hacer y el valor del no. Dije ‘no’ porque no me cerraban los precios y me parecía que había que verlo un poco más. Ese proceso licitatorio no se concretó. Se cayó porque faltaba una firma”, respondió Rosatti cuando le recordaron que se había ido del gobierno kirchnerista por negarse a participar de un acto de corrupción en un proyecto de construcción de cárceles. La firma que faltaba era justamente la suya. Por las dudas evitó referirse al entonces secretario de Obras Públicas y ahora detenido José Francisco López, el hombre de los bolsos con 9 milones de dólares, porque el caso puede llegar a la Corte en el futuro.
“Hay que valorizar el ‘no’. Muchas veces uno tiene que decir que no a ofrecimientos de cargos públicos, a encabezar una lista de (candidatos a) diputados nacionales”, enfatizó el flamante juez, ex intendente de la ciudad de Santa Fe elegido por los votantes del justicialismo. “La no impunidad es fundamental”, había dicho unos segundos antes cuando le preguntaron sobre la corrupción y las prioridades de la Justicia, la que, sostuvo,”está en deuda con la sociedad”.
Al igual que el presidente del tribunal al que ayer se integró, Rosatti se pronunció a favor de “un trabajo conjunto con los otros poderes del Estado” para que la gente recupere la confianza en la Justicia. “La población no tiene confianza con los poderes del Estado en términos generales”, abundó el ex ministro de Justicia y también ex procurador del Tesoro (ver aparte).
Los términos exactos en la fórmula de su propio juramento no fueron lo único que cuidó con detalle el nuevo juez de la Corte. También, obviamente, tratándose de un acto al que él invitaba, la lista de los asistentes, entre los que no se vio a jueces de los tribunales federales de Comodoro Py salvo a dos de la Cámara Federal de Casación Penal: Alejandro Slokar, actual presidente de ese tribunal, y Juan Carlos Gemignani, vocal de la sala IV y subrogante en la sala III .
Rosatti comenzó a trabajar ayer mismo en la Corte ya que el martes próximo debutará en un acuerdo de ministros del máximo tribunal. Lo hace en el despacho que hasta el año pasado utilizó Lorenzetti, quien tras la partida de Carlos Fayt se mudó a las que era las oficinas de su vocalía.
El nuevo integrante de la Corte seleccionó a una decena de colaboradores, la mayoría de ellas del propio Poder Judicial y a los que ubicó detrás suyo ayer cuando enfrentó a las cámaras de televisión. Cuatro de sus seis secretarios letrados son mujeres. Un gesto para las senadoras peronistas que reclaman mayor presencia femenina en el máximo tribunal y que aletargaron la aprobación de su pliego durante varias semanas.
CLARÍN