Paternidad siglo XXI: hijos después de los 50

Paternidad siglo XXI: hijos después de los 50

Cada vez más hombres eligen ser padres ‘tardíos’, algo que sus antecesores jamás hubieran siquiera pensado. Esta tendencia puede estar relacionada con aquellos que rehicieron su vida tras una separación, o quienes priorizaron su carrera profesional o simplemente aquellos que encontraron el amor en la segunda mitad de la vida y se animaron a conformar una familia.
¿Qué pasa con esos padres? ¿Y sus hijos? La licenciada en Psicología Patricia Martínez, especialista en familia de Halitus Instituto Médico, diferenció lo que ocurre según género con la llegada de los hijos en la madurez. “Los hombres que acceden a la paternidad tardía lo hacen desde el deseo y el disfrute. Incluso, mucho más que ciertas mujeres que son madres grandes a quienes se les pone en juego la presión social. El hombre lo hace desde un lugar más relajado, en general es algo que eligen a conciencia y lo disfrutan mucho”, consideró.
“Creo que de todos los paradigmas de la ‘nueva masculinidad’ ser padre en la quinta década de la vida representa la prolongación de la virilidad, la fuerza, el vigor y la actitud joven en cuerpo, mente y acción -analizó el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y psicoterapeuta-.
Los hombres de hoy tienen la oportunidad de integrar la paternidad juvenil, aquella que desarrollaron siendo más jóvenes con un nuevo deseo, más ligado a un valor subjetivo y propio. De él dependerá la integración de sus diferentes roles y dar respuestas afectivas a las demandas de los pequeños (hijos y nietos), además de acompañar a sus hijos mayores.
La paternidad depende de cada individuo, de cada padre. Porque la paternidad como la maternidad tiene que ver con el deseo y está articulado al anhelo y a la posibilidad de cada uno. Dijo Martínez: “Entonces alguien desea acceder a ser padre de manera más tardía probablemente es porque logró desarrollarse en otros aspectos”.
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“La crianza de los hijos a cualquier edad tiene que ver con cómo uno se conectó a la propia infancia -agregó-. Alguien que se conecte desde el juego, la diversión, con algo más relajado lo va a vivir bárbaro. Si al contrario lo tiene muy unido a la responsabilidad lo va a pasar peor, con más carga”.
Una cualidad que se suele relacionar con la paternidad tardía es la falta de paciencia. Para la especialista, “en muchas ocasiones lo que se evidencia en las personas que postergan su paternidad, es que tienen una disposición plena a diferencia de los que fueron más jóvenes”.
¿Y los niños con ‘padres abuelos’? Hoy en día se ven en muchas familias -algo que no pasaba 30 años atrás- “Lo importante de esto es que el padre esté presente. Es decir, si juega, charla, funciona como padre y no como abuelo, al chico no le va a hacer ruido”.
Si. Pero su reloj biológico avanza a un ritmo diferente del de la mujer porque –a diferencia del femenino- el reloj masculino tiene un declinar paulatino, pero también marca su tic-tac sin pausa.
El ritmo de ese descenso de la fertilidad dependerá en todos los casos de cómo fueron sus inicios. Así, un hombre a los 40 años no tiene el mismo nivel de fertilidad que a los 20. Hay hombres jóvenes que tienen inconvenientes en su producción espermática y seguramente, el declinar se les notará más temprano. Ese declive está condicionado genéticamente y cada uno lo vivirá a su manera y a su ritmo pero es una realidad que sucederá.
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